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Pregunta

Querido Padre Angelo,

Me gustaría que me aclarara algunas dudas… En el nuevo testamento está escrito que el conducto hacia el Padre es Cristo y que sólo en su nombre podemos pedir al Padre.

Repasando la historia de las apariciones de Fátima, me pregunté, ¿por qué una aparición de la Virgen pidiendo que se consagre algo a su corazón, que a través de su corazón se pueda llegar a Dios, etc.?

¿No parece una contradicción? Si Jesús dijo que el único intermediario entre los hombres y Dios es Él, por qué habría de haber estas apariciones, a mí me parecen a veces engañosas. Es cierto que decir a través de su corazón puede significar Jesús, pero si se reza a la Virgen, ¿no se corre el riesgo de «olvidar a Jesús”? …

Dios envió a sus ángeles a enviar mensajes a los hombres, luego envió a Jesús a la tierra y se apareció a sus discípulos después de su muerte.

Me parece que la Virgen no se apareció a los discípulos ni a otras personas en un tiempo relativamente corto después de su muerte.

Las apariciones marianas existen desde 1900, creo. Sinceramente, no veo la utilidad de estas apariciones a nivel espiritual.

Y para mí tendría más sentido una aparición al individuo para su propio crecimiento espiritual, y quizás de Cristo.

Las estigmas por ej… Si Dios envió a su Hijo a la tierra para que sufriera, para liberarnos del pecado, ¿por qué la gente de hoy debe sufrir con la aparición de los estigmas?

¿Es sólo para que no olvidemos cuánto sufrió Jesús por nosotros, o hay otra razón?

No entiendo muy bien eso de ofrecer el propio dolor para salvar almas, porque es como decir que entonces todo lo que sufrió Jesús por nosotros no sirvió de nada.

No sé si he sido clara, espero que puedas aclarar mis ideas sobre estas cosas… A menudo tengo tantas dudas, tengo miedo de equivocarme, ¿cómo puedo estar seguro de seguir el camino correcto y no caer en la idolatría?

…y a veces pienso que los evangélicos tienen razón.

Gracias por su atención,

Sinceramente,

Angela


Respuesta del sacerdote

Querida Angela,

1. 1. Sólo Dios es la causa de la gracia y la gloria.

 Él y sólo Él es la fuente de las gracias. Nadie les da más que él.

Esto es y debe ser pacífico.

Santo Tomás afirma: “Santo Tomás afirma: «Al orar, solamente damos culto religioso a aquel de quien nos proponemos conseguir lo que pedimos, puesto que, obrando así, lo reconocemos como autor de nuestros bienes a Él, no a los que invocamos como nuestros intercesores ante Dios” (Suma Teológica, II-II, 83 4, ad 1).

Con esta afirmación Santo Tomás indica ya dos cosas: que sólo Dios es el autor de nuestros bienes, de las gracias que buscamos.

Y que puede haber intercesores.

2. Que haya intercesores lo ha establecido Dios mismo.

Consideremos, por ejemplo, lo que leemos en el libro de Job cuando el Señor ordena a los amigos de Job que vayan a él para que rece por ellos: «Id a mi siervo Job…, mi siervo Job orará por vosotros, porque ciertamente a él atenderé para no hacer con vosotros conforme a vuestra insensatez» (Job 42:8).

Pero en la Sagrada Escritura no sólo está Job como persona que intercede.

Abraham también intercede. Por ejemplo, cuando dice: “¿Vas a exterminar juntamente al justo con el malvado? Si encontraras cincuenta justos en la ciudad, ¿acabarías con todos, y no perdonarías a la gente de ese lugar por amor a los cincuenta justos?” Job figura como intercesor a semejanza de Abraham (Gn 18,23-24).

Moisés también dijo: «Entonces Moisés suplicó al Señor, su Dios, y dijo: «¿Por qué, Señor, se enciende tu ira contra tu pueblo, que tú has sacado de la tierra de Egipto con gran poder y con mano fuerte?» ¿Por qué han de hablar los egipcios: «Con malas intenciones los ha sacado, para matarlos en los montes y para exterminarlos de la faz de la tierra»? Vuélvete del ardor de tu ira, y desiste de hacer daño a tu pueblo.  Acuérdate de Abraham, de Isaac y de Israel, siervos tuyos, a quienes juraste por ti mismo, y les dijiste: «Yo multiplicaré vuestra descendencia como las estrellas del cielo, y toda esta tierra de la cual he hablado, daré a vuestros descendientes, y ellos la heredarán para siempre». Y el Señor desistió de hacer el daño que había dicho que haría a su pueblo. (Ex 32,11-14).

Así también Samuel: “Y Samuel dijo: «Reunid en Mizpa a todo Israel, y yo oraré al Señor por vosotros»” (1 Sam 7:5)

“Entonces todo el pueblo dijo a Samuel: «Ruega por tus siervos al SEÑOR tu Dios para que no muramos, porque hemos añadido este mal a todos nuestros pecados al pedir para nosotros un rey»” (1 Sam 12:19).

In Amos: “Yo dije: «Señor Dios, perdona, te ruego. ¿Cómo podrá resistir Jacob si es tan pequeño?»” (Am 7,2-6).

También tenemos el caso en el que Dios pide a Jeremías que no rece por el pueblo: «Pero tú no ruegues por este pueblo, ni levantes por ellos clamor ni oración; porque no escucharé cuando clamen a mí a causa de su aflicción. Jeremías (Jer 11:14).

Sin embargo, la oración de Jeremías es tan valiosa que el rey Sedecia acude a él y le dice: «Ruega por nosotros al Señor, nuestro Dios» (Jer 37,3).

También tenemos el testimonio de los que en el más allá rezan por los de este lado: Judas Macabeo, en una visión ve al sumo sacerdote Onías diciéndole en referencia a Jeremías: «Éste es Jeremías, el profeta de Dios, el amigo de sus hermanos, que ora mucho por el pueblo y por la ciudad santa» (2 Mac 15,14).

3. Podemos preguntarnos por qué Dios quiere estos intercesores.

La respuesta es sencilla: para recordarnos el vínculo de caridad por el que somos miembros unos de otros (formamos un solo cuerpo) y por razones de humildad (a menudo somos como los amigos de Job e incluso peores).

Así que nadie sustituye al único Mediador, Jesucristo.

Pero es precisamente este único Mediador como Dios quiere que usemos intercesores.

4. Santo Tomás, preguntándose si se debe rezar sólo a Dios, responde: «Puede haber dos propósitos por los que se dirige la oración a una persona: primero, para que la cumpla directamente; segundo, para que la recomiende.

En el primer sentido dirigimos nuestras oraciones sólo a Dios: pues todas nuestras oraciones deben dirigirse a la consecución de la gracia y la gloria que sólo Dios concede, según la expresión del Salmo 83,12: «Gracia y gloria les concede el Señor».

En el segundo sentido, dirigimos nuestras oraciones a los ángeles y a los santos: no para dar a conocer nuestras peticiones a Dios con su ayuda, sino para que nuestras peticiones sean concedidas por sus oraciones y méritos. Por eso leemos en Apocalipsis 8:4, que «subió humo de los aromas», es decir, «las oraciones de los santos, de la mano del ángel ante el Señor».

– Y esto se desprende también de las fórmulas de oración que utiliza la Iglesia. De hecho, pedimos a la Trinidad que «tenga piedad de nosotros»: mientras que a todos los demás santos les pedimos que «recen por nosotros»». (Suma Teológica, II-II, 84.4).

5. En cuanto al papel singular de la Virgen, le remito a las siguientes respuestas:

Alcune espressioni usate dalla Madonna in apparizioni approvate …

Sull’intercessione dei santi e sul loro patronato

Se il culto a Maria possa decentrare Cristo dalla nostra vita

Mi assale il dubbio che il riferimento a Maria offuschi la centralità di …

6. Me dices que no ves la utilidad de estas apariciones a nivel espiritual y que para ti tendría más sentido una aparición al individuo para su propio crecimiento espiritual, y quizás de Cristo.

Sin embargo, Cristo nos ha dado a la Virgen como Madre a cada uno de nosotros en el orden de la gracia y también nos la ha dado como Madre de la Iglesia.

¿No es conveniente que la Madre haga sentir su cercanía también a través de las apariciones?

En cualquier caso, Dios ha decidido esto.

Las apariciones marianas sirven precisamente para recordar y explicar la Revelación Divina. No aportan nada.

¿Le parece sensato decir como los evangélicos que las apariciones de la Virgen en Lourdes son todas obras del diablo?

7. Finalmente, el Padre Pío no añadió nada a la Pasión de Cristo.

He explicado varias veces el significado de las palabras de San Pablo: “Ahora me alegro de mis sufrimientos por vosotros, y en mi carne, completando lo que falta de las aflicciones de Cristo, hago mi parte por su cuerpo, que es la Iglesia” (Col 1,24).

Lo he explicado citando la enseñanza de Pío XII en la encíclica Mystici Corporis: «Porque, mientras moría en la cruz, concedió a su Iglesia el inmenso tesoro de la redención, sin que ella pusiese nada de su parte; en cambio, cuando se trata de la distribución de este tesoro, no sólo comunica a su Esposa sin mancilla la obra de la santificación, sino que quiere que en alguna manera provenga de ella«. (EE 6:193).

8. En conclusión, te preguntas si los evangélicos se equivocan en algunas cosas.

Los evangélicos, como todos los protestantes, tienen un error fundamental. Y es la de explicar la Escritura según una interpretación privada contraria a lo que dice la Escritura que ellos mismos han recibido de la Iglesia:

«Sepa esto en primer lugar: ningún escrito profético debe ser objeto de una explicación privada, porque ninguna profecía surgió jamás de la voluntad humana, sino que, movidos por el Espíritu Santo, algunos hombres hablaron de parte de Dios» (2 Pe. 1:20-21).

Con ello privan a los creyentes no sólo del recto sentir de las Sagradas Escrituras, sino también de tantos bienes preciosos, como la intercesión de María y de los santos, en contra de la evidente enseñanza de las mismas Escrituras.

Mientras te animo a que pinches en el buscador de nuestra web para encontrar otras respuestas relacionadas con los evangélicos, te recuerdo al Señor y te bendigo.

Padre Angelo


Traducido por Letizia De Carlonis