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Estimado P. Angelo:
1. Espero que esté pasando bien este inicio de año.
Me gustaría hacerle una pregunta bastante concreta sobre el grado de percepción del pecado grave cometido por una conciencia vencible (o invencible pero culpable) errónea o por voluntad propia.
Pues bien, le pregunto si es correcto decir que para que haya pecado mortal en estos casos es necesario que haya plena conciencia de que omitiendo corregir el error (informándose, reexaminando la cuestión, etc.) o realizando un acto superfluo con efectos potencialmente graves (voluntario), ya se está pecando gravemente. Naturalmente, esto sólo puede ocurrir si hay dudas de que un acto (o el efecto del mismo) pueda ser grave.
Si no fuera así, ¿cómo podría conciliarse ésto con el pleno discernimiento moral que exige el pecado mortal?
2. Permítame añadir otras dos preguntas a las anteriores, esta vez sobre el pecado de escándalo y la corrección fraterna.
Me pregunto si es un deber serio omitir aquellas acciones superfluas pero en sí mismas buenas que pueden llevar al prójimo a pecar (por ejemplo, si se debe evitar decir un chiste que es bueno en sí mismo, pero que se sabe que puede llevar a una persona a blasfemar por diversión). Me pregunto esto porque, en el caso de una persona que maldice con frecuencia, muchas veces incluso una simple broma o una simple frase puede constituir ocasión de blasfemia.
Sobre la corrección fraterna le pregunto si existe la obligación de exhortar a un amigo a no blasfemar, aunque se espera que a lo sumo pueda limitarse a no hacerlo sólo en mi presencia. Por tanto, la utilidad sería muy relativa.
Le agradezco nuevamente, deseándole un buen día y asegurándole mi recuerdo en la oración.
Matteo
Respuesta del sacerdote
Estimado Matteo:
1. Trato de interpretar tu pensamiento con un ejemplo: sabemos que no santificar la fiesta participando en la Santa Misa constituye un pecado grave o mortal.
Mucha gente no va nunca y, cuando llega el domingo o un día festivo, ni siquiera piensan en cometer un pecado.
2. Al no pensar en ello y al no decidir no ir a Misa, falta en sí la plena conciencia de la mente y el libre albedrío.
3. ¿Se puede decir en este caso que no cometen ningún pecado?
4. Para dar una respuesta adecuada es necesario hacer una distinción entre ignorancia invencible e inocente e ignorancia invencible y culpable.
Planteaste el caso en referencia a la segunda eventualidad, es decir, a la ignorancia invencible y culpable.
Ahora bien, hay ignorancia invencible pero culpable cuando a su vez se ha sido negligente en aprender el propio deber de buen cristiano o porque se ha dejado llevar por un camino de pecado que lo enceguece interiormente y no se piensa en absoluto en cometer un pecado.
5. Pues bien, en esta eventualidad el pecado se cometió de antemano cuando no se cumplió con el deber de educarse o porque, al caer en pecado y pecar, no se volvió a levantar, sino que se dejó llevar, dejando que el velo causado por la ignorancia y la costumbre se convierta como en una segunda naturaleza.
Algunos, o más bien desgraciadamente muchos, no perciben mínimamente que el domingo están cometiendo un pecado grave.
Pero viven pacíficamente en un estado de pecado grave, envueltos en letargo y negligencia sobrenatural.
6. Su situación es más grave que la de quienes deliberadamente deciden no ir a Misa sin tener un motivo serio que los pueda eximir.
Es cierto que en el segundo caso hay plena conciencia y libre albedrío y por tanto se comete un pecado grave.
Y también es cierto que en el primer caso, al no haber percepción y libre albedrío, no se comete pecado grave en ese momento. Pero como la persona está viviendo pacíficamente en un estado de pecado grave y en letargo espiritual se encuentra en una situación peor y más peligrosa, como es aquella descripta por el Señor cuando dijo: «En los días que precedieron al diluvio, la gente comía, bebía y se casaba, hasta que Noé entró en el arca; y no sospechaban nada, hasta que llegó el diluvio y los arrastró a todos. Lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre. De dos hombres que estén en el campo, uno será llevado y el otro dejado. De dos mujeres que estén moliendo, una será llevada y la otra dejada. Estén prevenidos, porque ustedes no saben qué día vendrá su Señor.” (Mt 24,38-42).
7. Respecto a la primera pregunta adjunta, puedo decir que no cometés pecado grave en absoluto si el otro interviene con una blasfemia. Es él quien comete el pecado grave.
Pero si sabes que ese chiste lo hará blasfemar, omítelo.
8. Sobre la corrección fraterna, si juzgás que la circunstancia es adecuada, podés hacerlo.
Podés decirle, por ejemplo, que te puede dar ese apelativo a vos o, si quiere, también se lo puede dar a él mismo, pero ciertamente no a Dios, que no lo merece en absoluto.
Más aún, leemos en las Escrituras que quien pronuncia el nombre de Dios en vano no queda sin castigo (Éxodo 20:7). Y evidentemente es aún peor para quienes blasfeman.
Te agradezco desde el fondo de mi corazón por tus oraciones que con mucho gusto correspondo. Te deseo todo lo mejor y te bendigo.
Padre Angelo