Questo articolo è disponibile anche in: Italiano Inglés Español Portugués

Pregunta

Querido Padre Angelo,

Siempre leo con atención, en su página Web, las respuestas que facilita a sus fieles, y precisamente hoy he decidido ponerme en contacto con Usted para formularle dos sencillas preguntas sobre la Gloria Accidental.

1) ¿En qué consiste el gozo de la comunión de los santos y los ángeles en el Cielo? ¿En el placer de estar con ellos? ¿En poder ver su luz de gloria? O, por ejemplo, ¿en poder ver quiénes fueron y qué hicieron en la tierra mientras estaban vivos?

2) El martirio, el sacerdocio y la virginidad consagrados a Dios, ¿implican también un aumento de la gloria accidental, además de la esencial, una vez que están en el Paraíso?

Espero, pues, su respuesta y le doy las gracias de antemano.


Respuesta del sacerdote

Querido,

1. Quiero recordar en primer lugar a algunos de nuestros visitantes lo que es la gloria accidental y lo que es la gloria esencial.

Por gloria esencial se entiende la posesión y el gozo de Dios en el Paraíso.

Por gloria accidental se entiende la posesión y el beneficio de todo lo que no es propiamente idéntico a Dios.

2. Me preguntas si la gloria accidental consiste en el gozo de nuestra comunión con los santos y los ángeles del Paraíso.

Ciertamente lo es.

Veremos todo lo que han realizado en la tierra, así como las gracias que actualmente dispensan desde el Cielo, y nos complaceremos en ellos.

3. También disfrutaremos con ellos. San Pablo lo atestigua cuando escribe: “Pido a Dios que ilumine vuestra mente para que sepáis cuál es la esperanza a la que habéis sido llamados, cuán gloriosa y rica es la herencia que Dios da a los que pertenecen a su pueblo” (Ef. 1,18).
Por fin tendremos con ellos un solo corazón y una sola alma. Su compañía será sumamente encantadora.

4. Además, no sólo podremos ver su luz de gloria, sino también participar en ella. Santo Tomás afirma que “la virtud del Espíritu Santo, a través de la unión de la caridad, hace que se intercomuniquen los bienes de los miembros de Cristo” (Suma Teológica, III, 82, 6, ad 3) y que “como en un cuerpo natural la operación de un miembro se convierte en beneficio de todo el cuerpo, así sucede en el cuerpo espiritual que es la Iglesia. Y como todos los fieles forman un solo cuerpo, el bien de los unos se comunica a los otros «estamos unidos unos a otros como miembros de un mismo cuerpo» (Rm 12,5)…
Es la denominada comunión de los santos (communio sanctorum)” (Expositio in Symbolum, art. 10, n. 987).
En punto de muerte, Santa Teresa de Lisieux, hablando de la comunión de los santos y explicando cómo los bienes de uno se convierten en bienes del otro, dijo: “Como una madre se enorgullece de sus hijos, así nos enorgulleceremos los unos de los otros, sin la menor envidia ” (Novissima verba, 11 de julio de 1897).

5. Me pides luego si el martirio, el sacerdocio y la virginidad consagrados a Dios implican también un aumento de la gloria accidental, así como de la gloria esencial. A este respecto es necesario distinguir, porque la beatitud o la gloria está siempre ligada a la caridad, al grado de amor. Así, los doctores, las vírgenes y los mártires reciben una aureola particular por la mayor caridad que expresaron precisamente a través del estado de su vida (virginidad consagrada y enseñanza) o del acontecimiento particular por el que dieron testimonio de su amor al Señor (martirio). Sin embargo, puede suceder que algunas personas obtengan una mayor gloria esencial en razón del mayor grado de caridad que hayan alcanzado, aunque no sean ni vírgenes, ni doctores, ni mártires.

6. Para el sacerdocio, o en todo caso para los que son conferidos con las órdenes sagradas, hay que recordar lo que San Francisco de Sales escribió en sus Cartas, o sea, que “Dios no recompensa a sus siervos según el cargo que ocupan”, sino según la caridad. Si por lo tanto disfrutan de una cierta aureola será porque también han sido vírgenes, doctores o mártires.

Aunque también podrán disfrutar de la gloria accidental unida a la caridad ejercida con el sacerdocio porque han dado a Dios, su gracia y su perdón a las almas.

Con el deseo de que obtengas una gran gloria esencial y también accidental, te recuerdo al Señor y te bendigo.

Padre Angelo


Traducido por SusannaF