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Pregunta

Querido Padre Angelo,

Estoy guardando el Ayuno de la Cuaresma antes del Concilio Vaticano II, pero me surgió una pregunta.

¿Los días de Solemnidad de San José y Anunciación del Señor se consideraban días de Ayuno? Yo sabía que si eran vienes no había abstinencia, pero no he encontrado ninguna información sobre el ayuno.

¿El sábado después de las Vísperas se guarda el ayuno o, dado que ya ha empezado la Solemnidad no se tiene que ayunar?

¿Cuáles eran las prácticas penitenciales del tiempo de septuagésima?

Gracias de antemano por su respuestas. 


Respuesta del sacerdote

Queridísimo,

1. La fiesta de San José no puede caer el viernes santo o el miércoles de ceniza. En caso de que cayera en Semana Santa, se adelantaba, como se hace aún hoy.

Por lo que respecta a la Anunciación, en el caso de que cayera durante Semana Santa, siempre se celebraba después del domingo en albis, como se hace aún hoy.

Si la fiesta de San José caía el viernes que Cuaresma, había la dispensa del ayuno.

2. Tú quieres hacer la penitencia de forma tradicional y me preguntas qué se hacía en tiempo de septuagésima.

Pues bien, antes de la reforma litúrgica llevada a cabo por el Concilio Vaticano II, antes del tiempo de Cuaresma había tres domingos que se llamaban de septuagésima, de sexagésima y de quincuagésima respectivamente.

El domingo de septuagésima caía aproximadamente 70 días antes de Pascua, de ahí su nombre.

Estas tres semanas se llamaban de manera abreviada tiempo de septuagésima.

3. En un principio la preparación de la Pascua incluía exclusivamente los cuarenta días de Cuaresma.

Sin embargo, ya que en Oriente además de no ayunar el domingo no se ayunaba tampoco el sábado, se pensó completar los días de ayuno que faltaban adelantando la observancia cuaresmal. Siguieron esta práctica sobre todo los monjes.

4.  En Occidente, la práctica se introdujo de manera gradual. Al principio se adelantó el ayuno de una semana, que por eso fue llamada semana de

Quincuagésima. Inmediatamente después se añadió la Sexagésima, hasta llegar hacia finales del siglo VI, cuando se incluyó también la Septuagésima.

5. En Oriente, los nombres de Quincuagésima, Sexagésima y Septuagésima corresponden aproximadamente a los 50, 60 y 70 días antes de Pascua.

La denominación, que de por sí tiene que ver con las decenas, fue acuñada por asonancia con la palabra Cuadragésima.

6. En la liturgia, este período se parece a lo de la Cuaresma y a sus parámetros, es decir sin Glora y Aleluya.

El Aleluya, en particular, se eliminaba hasta el Sábado Santo.

En ocasión de la Víspera del sábado anterior al domingo de Septuagésima, los cantores añadían dos Aleluyas a la Benedicamus Domino, a los que se respondía Deo gratias con dos Aleluyas.

Este gesto litúrgico fue llamado la “despedida del Aleluya” o Clausum Aleluia (Aleluya en clausura).

Estas denominaciones nos enseñan cuanto este hecho impresionaba el espíritu e la imaginación de nuestros padres, sobre todo en la Edad Media, cuando se llegó a dramatizar el hecho y representando la despedida del canto de alegría como la despedida de una alguien querido, acompañada por ceremonias de dolor, como por ejemplo la ceremonia de las llaves simbólicas, llamadas las “Llaves del Aleluya”.

Te deseo lo mejor, te encomiendo al Señor y te bendigo.

Padre Angelo


Traducido por Melanie Fornari