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Pregunta
Estimado Padre Angelo,
le pido una aclaración acerca de la fórmula del rito matrimonial católico:
Yo, N, te tomo como mi esposo/a,
Con la gracia de Cristo
prometo serte siempre fiel,
en la alegría y el dolor,
en la salud como en la enfermedad,
y amarte y honrarte
todos los días de mi vida.
Del texto noto que no está contemplada la fidelidad sexual y que el adulterio por lo tanto no es motivo de ruptura del Sacramento, siendo el matrimonio católico proyectado hacia el amor más puro, similar al de Cristo, aquel que los Griegos llamaban ágape y los Latinos caritas. (…)
¿Qué es lo que empuja al hombre medio a considerar como daño principal hacia el matrimonio un eventual adulterio? ¿Acaso no tendría el cónyuge traicionado que ayudar a la parte moralmente más débil, en vez de condenarla? Es más, ¿por qué entre todos los pecados que los esposos cometen durante su vida, se considera como fundamental la fidelidad sexual y no el hecho de que se violen también los otros mandamientos? ¿Cuántas personas roban o matan (no solamente la vida, sino también la dignidad del prójimo, los derechos, etc, como Usted mismo sostuvo en una conferencia), o bien ¿cuántas almas omiten el bien para con el cónyuge?
Pretender del otro la exclusividad del cuerpo, pero aceptar que el otro no santifique su vida, ¿no es usar dos pesos y dos medidas?
Le agradezco sinceramente, por el tiempo que ha perdido leyendo esta mía, es que me gustaría mucho conocer el profundo y acertado juicio de la Iglesia acerca de este tema.
Aprovecho para desearle todo bien en su ministerio.
Paola
Respuesta del sacerdote
Querida Paola,
1. cuando los esposos dicen Yo N te tomo a ti N, como mi esposo/a expresan una voluntad muy específica: donarse enteramente recíprocamente, de modo que en uno no queda nada que no sea también del otro.
Por eso el Creador al principio dijo: y los dos serán una sola carne.
2. Lo demás se desprende a partir de la riqueza de este consentimiento.
A partir de ese instante uno ha dejado de pertenecerse, y se ha vuelto propiedad del otro.
3. Esta es la gravedad del adulterio: un cónyuge se entrega a un tercero, mientras no puede hacerlo puesto que ya no se pertenece.
4. Es un acto de evidente traición, uno de los pecados que más dañan a una persona.
5, Has escrito la fórmula del matrimonio católico. Y has hecho bien. Deseo destacar que la primera frase de esta fórmula es la más importante y esencial.
Podrían faltar también las demás palabras. Alguien podría no seguir adelante, Pero si dijo Te tomo a ti, N como mi esposo/a, a partir de ese momento está casado.
6. La fidelidad sexual no se menciona explícitamente. Pero cuando recíprocamente se aceptan como esposos no se establece entre ellos una amistad cualquiera, sino una amistad que da al cónyuge el derecho sobre el cuerpo del otro. Los juristas y los teólogos hablan de jus in corpus.
Este derecho está basado en que se han hecho a sí mismos un don tan grande, que se han expropiado para entregarse en la buena y en la mala suerte al esposo, a la persona prometida.
7. Por cierto que el adulterio no es razón de ruptura del Sacramento ni tampoco del pacto matrimonial, Aun cuando se acabara la convivencia (y esto por graves razones puede ser lícito) queda la unión de las voluntades.
A los dos -después del consentimiento matrimonial- no les ha quedado nada a qué asirse para revocar este don. La razón es porque han dado todo.
8. Dejo de lado algunas otras correctas consideraciones que hiciste pues esto me parece ya suficiente para nuestros visitadores.
Ahora bien, estoy de acuerdo contigo en que la fidelidad sexual es importante, pero no existe solamente la fidelidad sexual.
Tú mencionaste otras. Tienes razón. Hiciste bien en evidenciarlas. También otros tipos de infidelidades hacen daño y a veces suelen destruir el matrimonio.
Te agradezco los augurios de bien, te recuerdo al Señor y te bendigo.
Padre Angelo.