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Pregunta
Querido Padre Angelo,
Desde que sigo su página, he querido hacerle algunas preguntas.
Empiezo con querer saber si es posible comulgar en pecado mortal, porque nuestro párroco dice que no debemos descuidar la comunión aunque no nos hayamos confesado.
Dice que nadie es digno. Hablo de los pecados mortales no veniales.
Espero su aclaración, porque estoy un poco confundida.
Gracias.
Respuesta del sacerdote
Querida,
1. tu sacerdote dice que nunca se es digno.
Por un lado tiene razón.
Pero hay que distinguir entre la indignidad común a todos los hombres y la indignidad específica causada por pecados graves de los que uno no se arrepiente.
2. La indignidad genérica es la del Centurión, cuya fe alaba el Señor, diciendo que ni aun en Israel había hallado una fe tan grande (Mt 8,10).
Sabiendo que el Señor estaba a punto de ir a su casa, dijo: «Señor, no soy digno de que entres en mi casa; basta que digas una palabra y mi sirviente se sanará» (Mt 8,8).
En el momento de comulgar, la Iglesia pone en nuestros labios las palabras del Centurión para recordarnos la grandeza del Misterio de Dios que se convierte en alimento y nutrimento del hombre.
Por eso antes de darnos el Cuerpo de Cristo nos pide que nos purifiquemos aun más porque Dios no entra en un alma contaminada por el pecado (Sab 1,4).
3. Pero cuando San Pablo dice: “Por eso, el que coma el pan o beba la copa del Señor indignamente tendrá que dar cuenta del Cuerpo y de la Sangre del Señor. Que cada uno se examine a sí mismo antes de comer este pan y beber esta copa; porque si come y bebe sin discernir el Cuerpo del Señor, come y bebe su propia condenación.” (1 Cor 11, 27-29) no habla de una indignidad genérica, aquella por la cual ni aun los ángeles serían dignos de recibir la Santa Comunión, sino de una indignidad específica, es decir, de aquella vinculada al pecado mortal del que no se está arrepentido.
4. Si no se hace esta distinción y se dice que en todo caso todos somos indignos, igualmente se podría concluir que al recibir la Sagrada Comunión cada uno comería siempre su propia condenación.
Lo cual es absurdo.
5. Desgraciadamente, hay quien concluye diciendo que si todos son indignos, todos pueden y deben comulgar.
De modo que -independientemente de examinarse a sí mismos como atestiguan las Sagradas Escrituras y del arrepentimiento personal- todos, aunque hayan fornicado o cometido adulterio, aunque hayan cometido pecados de sodomía o no hayan santificado las fiestas por años, aunque hayan practicado un aborto o sean médicos y enfermeras que practicaron el aborto, aunque hayan profanado la Eucaristía o hayan difundido graves calumnias hacia el prójimo, etc… todos son exhortados fuertemente a comulgar y son mal vistos por el sacerdote si no lo hacen .
6. Es difícil entender cómo se puede llegar hasta este punto.
7. Tal vez se podría recalcar que -como recordó el Señor- cada uno habla desde la abundancia del propio corazón.
¡Puede suceder que también un sacerdote pierda el sentido del pecado!
Entonces si ha perdido el sentido del pecado ya no advierte lo que se siente al estar en pecado o al estar en gracia de Dios, y mucho menos advierte los efectos de la Santa Comunión.
Quisiera equivocarme, pero tengo la impresión de que al hablar algunas personas no saben que están revelando públicamente los secretos de su corazón.
8. Santo Tomás comentando las palabras de San Pablo de 1 Cor 11, 27-29 dice que uno puede ser indigno de recibir la Santa Comunión de varias maneras.
Algunos, dice, son indignos a causa de su falta de fervor y de las distracciones.
Y entonces, si es así, todos somos indignos.
Pero esta indignidad, añade, no impide recibir el sacramento por tratarse de imperfecciones o de pecados veniales.
Otros, en cambio, son indignos por el pecado mortal y éstos no pueden recibir el sacramento sin la confesión previa.
Otros lo reciben además de manera indigna porque persiste en ellos la voluntad de pecar mortalmente. Y esto es una indignidad aún más grave porque no pueden ni siquiera confesarse hasta que se hayan apar la voluntad de seguir pecando mortalmente (Comentario a 1 Corintios 11:27).
Te agradezco la pregunta mientras te recuerdo al Señor y te bendigo.
Padre Angelo