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Hola Padre Angelo,
por lo pronto desde ya le agradezco su disponibilidad para contestar a las preguntas que se le hacen, leo muchas de las respuestas del portal “amigos dominicos”.
Soy Riccardo, un joven de 26 años. Desde niño mis padres me transmitieron el valor de la fe, y siempre he ido al convento de mi pueblo.
Comenzando la adolescencia hasta los 20 años me alejé de Dios. En ocasiones cometía actos impuros, pero gracias a Dios no perdí la castidad.
Era arrogante, presumido, vengativo, rencoroso, rebelde, vanidoso. Desconocía el valor de la oración, de hecho nunca rezaba. (…).
En enero de 2016 leyendo “por casualidad” un artículo sobre Medjugorje sentí en mi corazón una voz que me decía “Eres feliz? Si sigues viviendo de esta manera nunca serás feliz y te condenarás. Sé coherente con tus valores. No temas”. Desde ese entonces comenzó mi conversión, con un llanto de gozo.
A partir de allí comencé a confesarme todas las semanas, a comulgar, a ir a misa todos los domingos, a practicar la castidad prematrimonial, a orar, a mejorar diferentes facetas de mi carácter.
La novia que tenía por entonces notaba estos cambios y, aunque nunca me dijo nada, yo entendía que no le agradaba, de hecho me dejó.
Con motivo de esta conversión, perdí amigos y al mismo tiempo encontré otros, algunos me juzgaron, otros se burlaron del hecho de que quisiera conservar la castidad, pero a mí no me importa porque estoy feliz de seguir a Jesús y a María.
He conocido a varias chicas, pero no encontré en ellas valores con los que construir una relación, hablé de la fe, de la castidad prematrimonial, pero no encontré eco. Hace poco me gradué en ingeniería civil, quisiera encontrar un trabajo y una chica con quien comenzar a construir un proyecto de familia.
En el Rosario pongo estas intenciones, pido que la Virgen me ayude, sin embargo Padre Angelo, estoy un tanto desanimado porque a mi alrededor veo un gran vacío de valores y temo no poder encontrar una chica con quien compartir un amor casto y formar una familia.

Lo recuerdo en el rezo del Santo Rosario, que Dios lo bendiga.
Con afecto,
Riccardo 


Respuesta del sacerdote

Querido Riccardo,
1. desafortunadamente no puedo negar lo que compruebas a tu alrededor acerca del vacío de valores. Tal vacío depende del hecho de que Dios no está presente en la vida de muchas personas.
Juan Pablo II dijo que actualmente asistimos a una apostasía de masa y que la gente vive sin pensar en su propio destino eterno. 

2. Y precisamente es en miras a la vida eterna, lo que da sentido a la vida presente.
Si este objetivo se desvanece, decae también la moral, excepto aquella que se limita a no hacer a los demás aquello que no se desea que los otros me hagan.
San Pablo, recuerda que si dejamos de lado el objetivo último de nuestra existencia, necesariamente la vida transcurre en la búsqueda de uno que otro placer.
Dice: “Si los muertos no resucitan, «comamos y bebamos, porque mañana moriremos»”(1 Cor 15, 32).

3. Ahora bien, entre los placeres sensibles, los más fuertes son aquellos relacionados con la sexualidad.
De por sí, esto no es malo, porque Dios lo ha dispuesto de este modo.
Los teólogos de la antigüedad, decían que Dios premia también a través del placer aquello que se cumple para mantenerse a sí mismos en vida y lo que se hace para que el género humano subsista.

4. El problema estriba en que actualmente la sexualidad está desligada de los objetivos intrínsecos fijados por Dios y que son inherentes a nuestra misma naturaleza humana.
El ejercicio de la sexualidad está finalizado al don sincero y total de sí.
La donación total de uno mismo, está esencialmente ligada a la finalidad procreativa.
Pero hoy en día no se desea abrazar la posibilidad de un compromiso total en la donación de uno mismo, que de por sí es exclusivo en relación del esposo o de la esposa.

5. Esta es la razón por la cual actualmente el ejercicio de la sexualidad está desligado ya sea del amor, a menos que no se trate del amor del momento, ya sea de la procreación.
Pero esto no queda sin consecuencias.
Santo Tomás afirma que “el pecado de lujuria es el motivo por el que vemos que el hombre mayormente se aleja de Dios” (Comentario a Job, lez. 31, inicio) y que “de la lujuria se origine la ceguera de la mente, que excluye casi de manera total el conocimiento de los bienes espirituales; de la gula, en cambio, procede el embotamiento de los sentidos, que hace al hombre torpe para captar las cosas. A la inversa, las virtudes opuestas, es decir, la abstinencia y la castidad, disponen extraordinariamente al hombre para que la labor intelectual sea perfecta. Por eso se dice en la Escritura: A estos jóvenes -es decir, a los abstinentes y continentes- les dio Dios sabiduría y entendimiento en todas las letras y ciencias” (Dan 1,17).(Suma teológica, II-II, 15, 3).

6. Sin embargo no te desanimes porque tenemos medios que pueden abrir pistas inesperadas y tocar el corazón de muchas personas.
Quiero citar aquí a Santa Teresa del Niño Jesús: “Sí, toda mi fuerza se encuentra en la oración y en el sacrificio; son las armas invencibles que Jesús me ha dado, y logran mover los corazones mucho más que las palabras. Muchas veces lo he comprobado por experiencia” (Historia de un alma, 183).
“¡Qué grande es, pues el poder de la oración! Se diría que es como una reina que en todo momento tiene acceso libre al rey y que puede alcanzar todo lo que pide” (Ib., 184).7. Por eso yo te recomiendo que sigas como ahora rezando el Santo Rosario. Comprométete en rezarlo diariamente.
El Beato Bartolo Longo en su novena a la Virgen del Rosario para obtener cualquier gracia escribe: “Tú prometiste a Santo Domingo que quien quiere obtener gracias, con tu Rosario las obtiene; y yo, con tu Rosario en mano. oso recordarte, oh Madre, tus antiguas promesas”.
Verás que la Virgen, que Jesús te ha dado por madre, no te decepcionará.
Uno con gusto mi oración a la tuya.
Juntamente con el augurio de que pases una serena Navidad, te deseo todo bien y te bendigo.
Padre Angelo