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Cuestión
Buenos días Padre Ángelo,
siento molestarle necesito saber una cosa. Qué dice la Iglesia a quienes niegan que con la sola razón se pueda conocer la existencia de Dios ¿todavía es posible decir sin molestar a la fe que Dios existe?
¿podemos decir que la existencia de Dios, independientemente de la fe, se puede demostrar racionalmente?
Por racionalmente quiero decir que es claro porque es obvio que hay un plan en la creación se puede ver claramente por el movimiento de todas las cosas que hay un plan que las hace moverse y llamamos a Dios la causa de este proyecto.
Gracias Padre Angelo lo siento por la banalidad, pero en la escuela y también un teólogo fuera de la escuela me dicen que no se puede decir que Dios existe si no es con fe a lo sumo se puede intuir pero no entendí qué significa intuir.
Buenos días te saludo afectuosamente
Respuesta del sacerdote
Querido,
1. El conocimiento de la existencia de Dios con los únicos recursos de la razón es fundamental para los creyentes. Para adherirse a la Revelación Divina es necesario tener la certeza de la existencia de Dios porque, de lo contrario, dicha Revelación quedaría siempre en el aire, sin un fundamento seguro. Como alguien ha dicho sería un salto en la oscuridad o en el vacío. También desde el punto de vista social, ¿cómo podría un Estado dar legitimidad a reivindicaciones que no tienen ningún fundamento real, salvo en los sentimientos de algunos?
2. Muchos filósofos no cristianos, y de gran calibre como Platón y Aristóteles, han llegado a la certeza racional de la existencia de Dios. ¿Cómo no asombrarse ante la gran afirmación de Aristóteles que definió a Dios como un motor inmóvil, que mueve, pero sin moverse, sin pasar de la potencia al acto?
¿Y que Dios es puro acto, sin ninguna potencialidad porque es plenitud de ser?
3. Para los cristianos, pues, Dios mismo en su Revelación divina y sobrenatural ha garantizado que el hombre con los únicos recursos de su razón pueda conocer su existencia. Ya en el Antiguo Testamento, en el Libro de la Sabiduría se dice: «Sí, vanos por naturaleza son todos los hombres que han ignorado a Dios, los que, a partir de las cosas visibles, no fueron capaces de conocer a «Aquel que es», al considerar sus obras, no reconocieron al Artífice. En cambio, tomaron por dioses rectores del universo al fuego, al viento, al aire sutil, a la bóveda estrellada, al agua impetuosa o a los astros luminosos del cielo. Ahora bien, si fascinados por la hermosura de estas cosas, ellos las consideraron como dioses, piensen cuánto más excelente es el Señor de todas ellas, ya que el mismo Autor de la belleza es el que las creó. Y si quedaron impresionados por su poder y energía, comprendan, a partir de ellas, cuánto más poderoso es el que las formó. Porque, a partir de la grandeza y hermosura de las cosas, se llega, por analogía, a contemplar a su Autor,» (Sabiduría 13,1-5). Por eso Dios mismo ha dicho que por analogía, desde la grandeza y belleza de las criaturas se puede contemplar a su autor.
4. Otra gran afirmación la encontramos también en el Nuevo Testamento cuando leemos en la carta a los Romanos: «En efecto, la ira de Dios se revela desde el cielo contra la impiedad y la injusticia de los hombres, que por su injusticia retienen prisionera la verdad. Porque todo cuanto se puede conocer acerca de Dios está patente ante ellos: Dios mismo se lo dio a conocer, ya que sus atributos invisibles –su poder eterno y su divinidad– se hacen visibles a los ojos de la inteligencia, desde la creación del mundo, por medio de sus obras. Por lo tanto, aquellos no tienen ninguna excusa.» (Rom 1,18-20).
5. Por ello, el Concilio Vaticano I declaró: «La Santa Madre Iglesia sostiene y enseña que Dios, principio y fin de todas las cosas, puede ser conocido con certeza por la luz natural de la razón humana a partir de las cosas creadas; Porque desde la creación del mundo, sus perfecciones invisibles pueden ser contempladas con el intelecto en las obras que ha realizado.» (Rm 1,20)». (DS 3004). Y luego sentencia: «Si alguien dice que el único y verdadero Dios, nuestro creador y señor, no puede ser conocido con certeza, gracias a la luz natural de la razón humana, a través de las cosas creadas: que sea anatema» (DS 3026), es decir, excomulgado. La energía con la que se pronuncia el Magisterio de la Iglesia se debe a que esta doctrina está contenida explícitamente en la Revelación Divina.
6. Continúa el Concilio Vaticano I: «La Iglesia católica siempre ha creído y cree unánimemente que hay dos órdenes de conocimiento, distintos no sólo en su principio, sino también en su objeto: en su principio, porque en el uno conocemos por la razón natural, en el otro por la fe divina; en su objeto, porque más allá de la verdad que la razón natural puede comprender, se nos propone ver los misterios ocultos en Dios, que no pueden ser conocidos si no son revelados desde arriba. Por eso el Apóstol, que también atestigua que Dios fue conocido por los gentiles «a través de las cosas creadas» (Rm 1,20), cuando habla de la gracia y la verdad que nos han llegado de Cristo (Cf. Jn 1,17), declara: «Hablamos de una misteriosa sabiduría divina, que ha permanecido oculta, y que Dios preordenó antes de los siglos para nuestra gloria. Ninguno de los gobernantes de este mundo ha sido capaz de conocerlo. Pero Dios nos lo ha revelado por medio del Espíritu, porque el Espíritu escudriña todas las cosas, incluso las profundidades de Dios» (I Cor 2,7s. 10). Y el mismo Hijo unigénito bendice al Padre porque ha ocultado estas cosas a los sabios y a los entendidos y las ha revelado a los pequeños (cf. Mt 11,25)». (DS 3015).
7. También hay que decir que el Concilio Vaticano I afirma con certeza que por la sola razón se puede llegar a la conclusión de la existencia de Dios. Sin embargo, se abstiene de decir con qué medios. Aquí deja el campo abierto a los teólogos. Sin embargo, recuerda que San Pablo dice que de las criaturas se vuelve al Creador.
8. Por último, me preguntas qué quiere decir el teólogo cuando dice que podemos tener una intuición de Dios. Tal vez quiera referirse al sentimiento religioso que existe naturalmente en el corazón de los hombres, según el cual Dios no es conocido, sino sentido. Esto es lo que concluyen erróneamente algunos protestantes, partiendo del supuesto de que tras el pecado original el hombre se corrompió totalmente y habría perdido incluso la capacidad de conocer la verdad. Por tanto, la existencia de Dios sólo puede conocerse por la fe. Sin embargo, hay que decir que con el pecado original el hombre perdió los dones sobrenaturales de la gracia, pero no perdió el uso de la razón, como demuestra ampliamente el desarrollo técnico y científico.
Te agradezco tu confianza, te encomiendo al Señor y te bendigo.
Padre Ángelo