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Pregunta
Buenos días Padre,
Espero que esté usted bien. Tengo una pregunta y esta vez es sobre mi vida interior.
En realidad, hasta ahora nunca había confiado a nadie la historia que ahora, Padre Angelo, le voy a confiar a usted humildemente.
Es acerca mi vida interior. Empecé a rezar por los sacerdotes en 2016. Prácticamente era el año en el que la enésima historia de abusos sexuales había afectado a la Iglesia y al mundo, especialmente en los Estados Unidos. Empecé a rezar por los sacerdotes con el propósito de agradecer a Cristo por las gracias y la misericordia que me proporcionaba.
Rezando por los sacerdotes mi vida espiritual ha cambiado progresivamente. He sentido como si Cristo actuase y estuviese cada vez más presente en mi vida. Empecé a percibir más su presencia, y Él comenzó a satisfacer mis necesidades tanto espirituales como materiales, y a guiar mi vida interior por senderos seguros, casi como si en Su comunicarse conmigo y guiarme con Su amor se me dirigiese a mi directamente.
En un primer momento dudé que fuera real, pero cada vez que profundizaba por medio del estudio y la búsqueda, entendía que lo que recibí en la oración era correcto y real. ¿ Por qué pasa eso Padre Angelo? ¿Por qué de repente Cristo ha empezado a actuar en mi vida interior?
A lo largo del tiempo mi oración por los sacerdotes se ha incrementado, a tal punto que he empezado a rezar por mis sacerdotes, obispos, cardenales, hasta el punto que he empezado a rezar por el Santo Padre, Papa Francisco. Como una plantita que se transforma en un gran árbol. Y no me paré allí. Mis oraciones se extendieron a los que a su vez rezan e interceden, como los monjes y las monjas. Y cada vez Cristo responde con Su Providencia.
Le pido su opinión al respecto, querido padre, y un consejo sobre cómo portarme. Le agradezco mucho.
P.S. Desde que he encontrado este sitio internet, cada vez que rezo por los sacerdotes usted también está incluido.
F.M.
Respuesta del sacerdote
Querido amigo,
1.Creo que ha habido un cambio positivo en tu vida espiritual precisamente por a causa de una buena obra especialmente preciosa como lo es la oración por los sacerdotes.
2. Si bién adornados de una santidad particular debido al carácter impreso en sus almas en el día de su ordenación sacerdotal, no están exentos de las tentaciones del maligno.
San Tomás cuando se preguntaba porqué Jesucristo se dejó tentar responde que lo hizo «para nuestra advertencia: para que nadie, por muy santo que sea, se crea seguro e inmune de a la tentación. Y es por eso que quiso ser tentado justo después del bautismo, porque como dice San Hilario: «el demonio lanza sus ataques sobre todo contra los santos, porque una victoria conseguida sobre ellos es más codiciada» (En Mt 3, editado por el traductor).
Y es por eso que en la Sagrada Escritura se lee: «Si te has decidido a servir al Señor, prepárate para la tentación (Sir 2,1; Biblia Latinoamericana edición San Pablo)». (Suma teológica, III, 41, 1).
3.Tu oración comunica una fuerza inmensa al mundo.
Alexis Carrell, premio Nobel de la medicina y convertido en Lourdes después de un maravilloso milagro, dijo que «la oración es la forma de energía más potente que podamos suscitar».
Después del enésimo escándalo por obra de los sacerdotes el Señor suscitaba en ti el deseo de rezar por ellos.
Sí, ha sido el Señor que suscitó en ti este deseo «porque es Dios quien activa en vosotros el querer y el obrar para realizar su designio de amor» (Flp 2,13; version Conferencia Episcopal Española CEE 2011).
Correspondiendo es como si tú hubieras abierto la puerta al Señor, que ha entrado todavía más en tu vida.
Tenía razón Santa Teresita del Niño Jesús que decía que a una gracia bien correspondida siguen muchas más.
4.Son de varios tipos las tentaciones a las que los sacerdotes están expuestos. Me limito a indicar unas de ellas: la habituación a lo que hacen.
Acostumbrados a estar en la Iglesia y a moverse en torno al altar pueden perder el sentido de la grandeza de su misión.
Te contesto hoy, 23 de septiembre de 2022 memoria de San Pío de Pietralcina.
Aquí están los consejos que le daba a una de sus hijas espirituales: «Entra en la iglesia en silencio con gran respeto, teniéndote y considerándote indigna de aparecer delante de la Majestad del Señor «.
El sacerdote entra continuamente por miles de motivos. Y he aquí que corre el riesgo de no pensar mínimamente que está delante de la Majestad del Señor.
Siempre a la misma persona padre Pío escribía: «Al salir de la iglesia ten una compostura recogida y calma: saluda primero a Jesús sacramentado , pídele perdón por las faltas cometidas en su divina presencia y no te alejes de El sin haberle pedido su paternal bendición «.
Entrando y saliendo continuamente, el sacerdote es tentado de no pensar nada en la preciosidad de aquel momento para sí mismo y para los fieles que se le han entregado.
Si el sacerdote fuera así, su vida sería una constante bendición del Señor para él y una bendición del sacerdote para sus fieles.
5. En una carta enviada a su director espiritual escribía: «Pietrelcina, 7 de abril de 1913.
Mi querido padre, el viernes por la mañana aún me encontraba en la cama, cuando apareció Jesús. Estaba magullado y desfigurado. Él mostró una gran multitud de sacerdotes regulares y seculares, entre los que había varios dignatarios eclesiásticos; de entre estos, habia quien celebraba, quien estaba vistiendose y quien estaba desvistiéndose de las sagradas vestimentas.
La vista de Jesús sufriendo me daba mucha pena, por eso quise preguntarle por qué sufría así. No obtuve ninguna respuesta. Sin embargo su mirada se dirigió hacia a aquellos sacerdotes; pero después de poco tiempo casi horrorizado y como si estuviera cansado de mirar, apartó de ellos su mirada y en el momento en que la levantó hacía mí, con gran horror de mi parte, noté dos lágrimas surcarle la cara. Se alejó de estos sacerdotes con una grande expresión de disgusto en el rostro, gritando: ‘¡Carniceros!’.
Y a mí me dijo: ‘Hijo mío, no pienses que mi agonía solo duró tres horas, no; yo estaré por causas de las almas mas beneficiadas por mí, en agonía hasta el final del mundo. Durante el tiempo de mi agonía, hijo mío,no hay que dormir.
Mi alma va en busca de unas gotas de piedad humana, pero me dejan solo bajo el peso de la indiferencia. La ingratitud y el sueño de mis ministros hacen que mi agonía sea aún más pesada.
¡Cómo corresponden mal a mi amor! Lo que más me hiere es que estos a su indiferencia, añaden su desprecio, su incredulidad.
Cuántas veces estuve yo a punto de fulminarlos, si no hubiese sido retenido por los ángeles y las almas enamoradas de mí…Escríbele al padre tuyo y cuéntale lo que has visto y has oído por mí esta mañana. Dile que le muestre tu carta al padre provincial…'».
6.Esta visión de padre Pío es dramática y hace pensar.
Entonces sigue rezando mucho por los sacerdotes para que sean conscientes de su vocación y de las santísimas realidades de las que son ministros.
En proporción a esta oración, el Señor te va a bendecir aún más.
Te deseo todo lo mejor, yo también te bendigo y devuelvo con gusto tu recuerdo en la oración.
Padre Angelo