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Cuestión
Buenos días Padre,
Les pido que me acojan a la Cofradía del Santísimo Rosario.
Déjame contarte mi historia.
Tengo 58 años, tres hijos y soy maestra de escuela primaria. Tuve mis dos primeros hijos de un primer matrimonio civil, luego después de 5 años de separación conocí a un nuevo compañero de lo que tuve una tercera hija que ahora tiene 20 años.
Aunque nunca he sido una cristiana practicante, siempre he mantenido un vínculo con nuestra Madre María que se remonta a mi infancia, cuando he frecuentado una escuela católica dedicada a la Regina Angelorum.
Recientemente sentí más apremiante el deseo de acercarme a ella y así, después de pensarlo mucho, tomé la decisión de mantener la castidad hasta el día en que pudiera casarme con mi pareja de forma cristiana.
Pedí perdón por mis pecados y el sacerdote de mi Iglesia me concedió la absolución y el permiso para comulgarme.
Ya he estado rezando el Rosario todos los días durante unos 6 meses y cuando vi en Internet la existencia de esta Hermandad me apresuré a enviar mi petición.
Tengan presente que no hice la confirmación, y tenía la intención, pero ahora es imposible ya que todo está detenido por el coronavirus.
Gracias de antemano por su respuesta
Alabado sea Jesucristo y adelante con María.
Maria Rosa
Respuesta del sacerdote
Querida Maria Rosa,
1. Estoy contento de tu testimonio. A pesare de que tú nunca has sido una cristiana practicante, siempre has mantenido un vínculo con Nuestra Señora.
Y ahora este vínculo te ha llevado a la conversión, te ha llevado a Cristo.
El vínculo con Nuestra Señora es una señal segura de salvación, dijo San Luis Grignion de Montfort.
De hecho, decía que es un signo seguro de predestinación.
2. María, que es la Madre, te ha llevado al Padre.
Siempre hace esto.
San Alfonso de Ligorio escribe: «Queridísima Virgen, San Buenaventura te llama Madre de los huérfanos y San Efrén va más allá llamándoTe Refugio de los huérfanos
¡Que lastima, estos miserables huérfanos son los pobres pecadores que han perdido a Dios!
Santísima María, recurro a ti: he perdido al Padre, pero tú eres mi Madre y debes hacer que yo lo encuentre de nuevo.
En esta mi desgracia Te llamo en mi ayuda, sostieneme, levántame Tù.
¿Me quedaré desconsolado?
Inocencio III Te dice: «¿Quién jamás Te ha rezado sin que Tu no le hayas escuchado y ayudado?»
¿Quién jamás se perdió después de recurrir a Ti? Sólo se pierde quien no recurre a Ti» (Visita XXIII a María).
3. La razón porque la Virgen nos lleva a Cristo Salvador es ésta: que no mira los méritos o deméritos de una persona.
Su tarea, que Cristo le confió desde la cruz, es llevar a los hombres a Él, a la Salvación.
San Alfonso de Ligorio escribe de nuevo: «Mi dulcísima, piadosísima y amabilísima Reina, ¡cuánta confianza me da San Bernardo cuando me dirijo a Ti!
Él dice que Tu no examinas los méritos de los que recurren a tu Piedad, sino que Te ofreces de ayudar a todos los que te rezan.
Si Te rezo, entonces Tú amablemente vienes en mi ayuda.
Escuchad, pues, mi súplica: soy un pobre pecador que merece el infierno mil veces, pero ahora quiero cambiar mi vida. Quiero amar a mi Dios a quien he ofendido tanto.
Me encomiendo a Ti como un esclavo, me entrego, miserable como soy. Ahora te digo: salva a quien es Tuyo y no más que a él mismo.
Mi señora, ¿m entiendes lo que quiero decirTe?
Espero que me hayas comprendido y cumplido» (Visita XX a María).
4. Por otro lado, uno de los títulos más consoladores con los que el pueblo cristiano alaba e invoca a la Virgen es éste: «Refugio de los pecadores«.
Como decir: si uno es un pecador ante Dios y no sabe cómo presentarse ante Él, aquí hay un refugio por el cual uno está seguro de no ser rechazado.
San Alfonso dice de nuevo: «Así como los pobres enfermos son rechazados por todos a causa de sus miserias y sólo encuentran refugio en los hospitales, así los más miserables pecadores, aunque sean expulsados por todos, no son rechazados por la misericordia de María que Dios ha puesto en el mundo para ser el refugio, el hospital de los pecadores.
San Basilio dice: «Dios ha abierto un asilo público para los pecadores: el Hospital de los Pecadores.
Reina mía, si recurro a Ti, no puedes echarme por mis pecados, al contrario, porque Dios Te creó como un refugio para los más miserables, cuanto más miserable soy, más necesito ser acogido bajo Tu protección.
Oh María, recurro a Ti y me pongo bajo Tu manto. Tú eres el refugio de los pecadores, Tú eres la esperanza de mi salvación. Si me rechazas, ¿a dónde iré?» (Visita XVIII a María).
5. Para inscribirse en la Cofradía del Santo Rosario, no se requiere ser santos.
Tampoco se requiere de no ser irregulares, condición que, por ejemplo, se exige para ser padrino o madrina,
Cualquiera puede inscribirse, incluso el mayor pecador de este mundo, siempre y cuando tenga la intención de recitar el Santo Rosario (15 misterios) dentro de una semana.
Tan pronto como se abre la puerta a Nuestra Señora, Ella se compromete inmediatamente a hacer el resto.
Según el beato dominicano Alain de la Roche, los asociados vienen
«tratados por Jesús y por María con singular afecto y ternura,
como hermanos privilegiados e hijos,
con la promesa de asistencia y favor especial en la vida, en la muerte y después de la muerte«.
6. Qué gran gracia, querida María Rosa, la Virgen ha obtenido para ti.
Ese vínculo que siempre has mantenido con Nuestra Señora, aunque lejos del Señor, ha conseguido que seas tratada por Jesús y María con singular afecto y ternura, como amada hermana e hija predilecta, con la promesa de toda asistencia y favor especial en la vida, en la muerte y después de la muerte«.
7. Siempre, pero especialmente cuando tenga una necesidad especial, recurre a esta promesa de ser ayudada con cada asistencia y favor especial.
Le agradezco su testimonio, le bendigo y le recuerdo al Señor.
Padre Angelo