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Querido Padre Angelo,
Buenos días, y gracias por el valiosísimo trabajo que desempeña.
Quiero proponerle una pregunta que recibió respuestas divergentes por parte de diferentes teólogos.
El asunto es: si un sacerdote, se sometiera a una cirugía para reasignación del sexo, ¿seguiría siendo sacerdote?
O bien, perdiendo la condición masculina, así como ocurre con la presencia real de la eucaristía con la degradación de los accidentes materiales, ¿termina también para el sacerdote la condición de tal?
Le agradezco y lo recuerdo en la oración.
F.R.

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Respuesta del sacerdote

 Muy querido,
1. el sexo, antes que morfológico es genético. Está escrito en nuestro DNA.
Por lo tanto por más que alguien cambie su sexo morfológico, no puede hacerlo con su identidad ontológica y genética.

2. Si un sacerdote cambiara de sexo, seguramente quedaría suspendido por la autoridad eclesiástica porque evidentemente habría algo que no funciona del todo, por lo menos a nivel psíquico.
Pero no por eso deja de ser sacerdote.
Lo es para siempre.

3. Si celebrara la eucaristía, cometería un sacrilegio porque habría sido suspendido a divinis.
La consagración, sin embargo, sería válida, aunque ilícita.

4. La comparación que has hecho con la Eucaristía no es pertinente, porque según las categorías de Aristóteles, el sexo genético forma parte de las cualidades. Y por eso es parte de los accidentes.
Siempre según las mismas categorías tomadas por la teología católica, el sexo no forma parte de la sustancia de una persona.
Que pertenezca a uno u otro sexo no es esencial. Se trata siempre de una persona, con máxima e idéntica dignidad.

5. El que cambia de sexo, no cambia la sustancia, sino la apariencia de una persona.

6. Te felicito por la precisión teológica respecto a la presencia real de Jesús en la Eucaristía.

Te bendigo y te recuerdo en la oración.
padre Angelo