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Querido Padre Angelo,
Le escribo porque hay un asunto acerca de la moral que no me resulta claro, y no obstante pueda resolverlo por mi cuenta con la ayuda del Espíritu Santo o leyendo aquí y allá (por ejemplo en los numerosos escritos de moral que ya han aclarado todo) deseo pedirlo lo mismo porque la confirmación por parte del sacerdote siempre es preferible, si este sacerdote es fiel a la ortodoxia en este tiempo de confusión doctrinal.
San Pablo escribe en sus cartas que hay que obedecer en todo a los propios padres, y por ende a toda autoridad. Pero sería una locura si se obedeciera también a lo que sería una violación de la moral y constituyera pecado, o peor aun, también un reato penal o civil. Por ejemplo: si una madre ordenara a su hija que abortara, ¿la hija tendría que obedecer? Si un padre ordenara al hijo matar a alguien, ¿el hijo debería obedecer? Me doy cuenta de que son casos límites, no tan comunes, por lo menos en el último de los ejemplos, a menos que el padre no esté involucrado en la criminalidad. Pero a menudo se da el caso de madres, que en este tiempo en el que cada quien cree en lo que le parece, en un clima de anarquía moral, estén de acuerdo con lo que la moral prohíbe.
Veo que mis preguntas contienen de por sí las respuestas, pero quisiera también poder recibir más luz.
Gracias.
Paz y bien.
Francesco
Respuesta del sacerdote
Querido Francesco,
1. sí, es necesario obedecer a los padres porque para nosotros son los primeros representantes de Dios. En el Catecismo de la Iglesia Católica leemos: “Los que están sometidos a la autoridad deben mirar a sus superiores como representantes de Dios que los ha instituido ministros de sus dones” (CCC 2238).
Esto tiene valor para todos los superiores, pero en primer lugar en relación a nuestros padres.
2. Leemos en la carta a Tito: «Recuerda a todos que respeten a los gobernantes y a las autoridades, que les obedezcan y estén siempre dispuestos para cualquier obra buena» (Ti 3,1).
En el Eclesiástico: «Glorifica a tu padre de todo corazón y no olvides los dolores de tu madre; acuérdate que les debes la vida: ¿cómo les retribuirás lo que hicieron por ti? (Eclesiástico 7, 27-28).
Asimismo en el libro de los Proverbios: «Observa, hijo mío, el precepto de tu padre y no rechaces la enseñanza de tu madre. Átalos a tu corazón constantemente, anúdalos a tu cuello. Que ellos te guíen mientras caminas, que velen sobre ti cuando estás acostado, y conversen contigo cuando despiertas» (Pr 6, 20-22).
3. Justamente porque son representantes de Dios, antes que a los padres es necesario obedecer a Dios.
Por lo tanto si ordenaran hacer algo en contra de la ley de Dios, no se debe obedecer. Nunca hay que cometer el mal.
Un hermoso ejemplo nos viene de los apóstoles. Cuando las autoridades civiles ordenaron no hablar de Jesús, ellos respondieron: «Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres» (Hech 5, 29).
4. Por lo tanto si las órdenes de los padres fueran contrarias a los mandamientos de Dios, como en los casos que has supuesto, no hay que cumplirlas.
5. Por eso el Catecismo de la Iglesia Católica dice: Mientras vive en el domicilio de sus padres, el hijo debe obedecer a todo lo que éstos dispongan para su bien o el de la familia. “Hijos, obedeced en todo a vuestros padres, porque esto es grato a Dios en el Señor” (Col 3, 20).
Los niños deben obedecer también a las prescripciones razonables de sus educadores y de todos aquellos a quienes sus padres los han confiado.
Pero si el niño está persuadido en conciencia de que es moralmente malo obedecer esa orden, no debe seguirla.(CIC 2217).
6. Hay que prestar mucha atención: el CIC dice “si está persuadido en conciencia de que es moralmente malo”.
Esto significa: si se opone a la ley de Dios, es decir si manda cumplir lo malo. Y no sencillamente porque una cosa parezca más oportuna que otra.
Si mandan hacer una cosa buena, por más que a nosotros nos parezca que no sea la cosa más oportuna, hay que obedecer.
A menudo ocurre, que justamente porque se ha obedecido, quien tiene autoridad comprende que nuestra idea era más conveniente y luego dan el visto bueno.
La obediencia, sobre todo cuando se observa por el Señor, cumple también estos pequeños milagros.Te bendigo, te deseo todo bien y te recuerdo en la oración.
Padre Angelo