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Querido padre,

Me gustaría entender la diferencia entre el pecado de delación y la denuncia hecha por haber visto un delito.

Gracias por su amable respuesta.

Giorgio

Respuesta del sacerdote

Estimado Giorgio,

1. Existe una diferencia entre delación y denuncia de un delito.

Por delación entendemos una denuncia secreta, hecha con ánimo de lucro, por servilismo o por otras razones que no son las del bien común.

Una forma particular de delación es también la de entrar en confianza con alguien para arrancarle una confesión y luego denunciarlo. Esto es típico de los regímenes totalitarios y policiales.

2. Como vemos, la delación es un acto vil y odioso.

Es una forma de calumnia que atenta contra uno de los derechos primordiales de la persona: el honor y la buena reputación.

Para los cristianos es un acto claramente contrario a la caridad.

Precisamente por ser contraria a la caridad, hace que se pierda y, si es grave, constituye pecado mortal.

3. En cambio, denunciar ante la autoridad judicial un mal sufrido o presenciado por alguien puede ser un acto obligado para proteger el bien común.

A veces, de hecho, es necesario detener al criminal, es decir, arrestarlo y encarcelarlo, para impedir que siga haciendo daño a las personas y para que se arrepienta.

Es un acto de amor por el bien común.

Para el cristiano también puede ser un acto de caridad tanto para el culpable como para la sociedad.

La pérdida del honor del culpable se configura como una acción indirecta involuntaria, íntimamente ligada a una acción buena, debida y necesaria.

4. En este contexto, es igualmente necesario denunciar a quienes conspiran para atacar un asesinato, un motín, una estafa o un mal para la sociedad.

5. Si existe un cierto nivel de confianza con el malhechor antes de proceder a la denuncia, se debe utilizar la corrección fraterna para invitarlo a arrepentirse y enmendarse.

Si acepta hacerlo, sería injusto denunciarlo públicamente.

Pero si no es posible intervenir en este sentido, habrá que presentar una denuncia.

6. Este debe ser el último recurso, cuando cualquier otro intento no conduzca a ningún buen resultado.

Por lo tanto, la denuncia no puede ser un sistema normal en la convivencia humana porque siempre deja consecuencias entre quienes han sido denunciados, quizás injustamente o por pequeñas cosas, y quienes denuncian.

El criterio normal en la convivencia social del ser es el del amor recíproco, que se expresa también en la llamada “corrección fraterna”.

Te bendigo, te deseo todo lo mejor y te recuerdo en la oración.

Padre Angelo