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Querido Padre Angelo,

Me gustaría hacerle una pregunta sencilla (pero no tan simple en realidad…): ¿en qué consiste exactamente la penitencia para un cristiano?

Un abrazo y una oración,

Serena


Respuesta del sacerdote

Querida Serena,

1. Se comprende instintivamente que la penitencia debe hacerse en reparación del mal cometido.

La misma palabra “penitencia” deriva de poenan tener, darse un castigo, una pena.

2. Es bueno recordar que en griego «penitencia» se llama «metànoia», que significa cambio de sentimientos, conciencia de haber cometido un error con el deseo de enmendarlo. Es el llamado arrepentimiento.

3. Cabe señalar también que la palabra penitencia en el contexto cristiano tiene diferentes significados.

Puede indicar la virtud de la penitencia y a este significado se refiere tu pregunta.

Puede indicar el sacramento de la penitencia, es decir, la confesión.

Finalmente, puede indicar la obra o acción establecida por el sacerdote confesor en reparación de los pecados cometidos. También se llama «satisfacción», en el sentido preciso de esta palabra (satis facere): uno hace lo que tiene que hacer.

4. Concentrémonos ahora en la virtud de la penitencia.

Como recuerda el Catecismo Romano del Concilio de Trento, «en primer lugar se ha de amonestar y exhortar a los fieles a que trabajen con todo conato y esfuerzo por conseguir la Penitencia interior del alma, que llamamos virtud, pues sin ella, poquísimo les ha de aprovechar la penitencia exterior.» (§ 241).

5. El Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica responde a la pregunta: «¿qué es la penitencia interior?» en estos términos: «La penitencia interior es el dinamismo del «corazón contrito» (Sal 51, 19), movido por la gracia divina a responder al amor misericordioso de Dios. Implica el dolor y el rechazo de los pecados cometidos, el firme propósito de no pecar más, y la confianza en la ayuda de Dios. Se alimenta de la esperanza en la misericordia divina.” (CIC, 300).

6. Cabe destacar la expresión «dinamismo del corazón contrito movido por la gracia divina».

La virtud de la penitencia es una respuesta al amor de Dios que nos guía hacia la conversión y la reparación del mal cometido.

Bajo este aspecto, la penitencia es ante todo una gracia de la misericordia divina que toca el corazón.

Por parte del hombre que corresponde es amor penitente.

Al mismo tiempo es también un acto de fe porque el hombre movido por la gracia es iluminado por Dios y por la fe tiende hacia Dios, reparando el mal cometido.

Es igualmente también un acto de esperanza en la misericordia divina y también es un acto saludable de temor de Dios.

7. La penitencia no aparece como virtud distinta en la lista de las virtudes teologales, ni en la de las cardinales.

Es una virtud que implica muchas otras virtudes: caridad, fe, esperanza, justicia, templanza…

Santo Tomás escribe: «La penitencia, aunque directamente sea una especie de justicia, abarca en cierto modo elementos que pertenecen a todas las virtudes» (Summa theologica, III, 85, 3, ad 4).

8. El Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica responde a la pregunta: «¿de qué modos se expresa la penitencia en la vida cristiana?» con estas palabras: “La penitencia puede tener expresiones muy variadas, especialmente el ayuno, la oración y la limosna. Estas y otras muchas formas de penitencia pueden ser practicadas en la vida cotidiana del cristiano, en particular en tiempo de Cuaresma y el viernes, día penitencial.” (n. 301).

9. La penitencia no es opcional en la vida cristiana, sino que es necesaria.

Jesús dijo, respecto a las 18 personas que habían muerto cuando se derrumbó la torre de Siloé, dijo: “¿O creen que las dieciocho personas que murieron cuando se desplomó la torre de Siloé, eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Les aseguro que no, y si ustedes no se convierten, todos acabarán de la misma manera.” (Lucas 13:4-5).

Santo Tomás: “Es imposible que un pecado mortal actual sea perdonado sin penitencia, hablando de la penitencia como virtud” (Summa theologica, III, 86, 2).

La razón es que el pecado es esencialmente un alejarse de Dios, que se remedia volviendo a Él mediante la conversión y el aborrecimiento del pecado, es decir, mediante la penitencia.

10. Como no es posible tener un corazón penitente sin la gracia del Espíritu Santo que revela al mundo el significado del pecado (Juan 16,8-9), es necesario pedirlo como una gracia que viene del cielo.

El Catecismo de la Iglesia Católica dice que el Espíritu Santo, «que desvela el pecado, es el Consolador (cf Jn 15,26) que da al corazón del hombre la gracia del arrepentimiento y de la conversión» (CIC, 1433).

Es en virtud de la sangre de Cristo que Dios ofrece al mundo la gracia de la conversión.

Con deseos de una purificación cada vez más profunda del corazón, para que sea digno de Dios, te bendigo y te recuerdo en la oración.

Padre Angelo