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Querido Padre Ángelo,

Quería preguntarle si es correcto afirmar que estamos en Dios y que Dios está en nosotros.

¿O corremos el riesgo de caer en el panteísmo?

Quisiera decirle que no creo que Dios sea el Universo sino que a través del Cuerpo Místico existimos en Dios.

Le agradezco de antemano y le ruego que me tenga presente en sus oraciones.

Respuesta del sacerdote

Querido,

1. la expresión que me has comunicado es cierta si se entiende de una forma adecuada.

Dios puede estar en nosotros y podemos considerarnos en Dios de dos maneras: desde un punto de vista natural y desde un punto de vista sobrenatural.

2. Desde un punto de vista natural, Dios está presente y operante en todo.

Leemos en el Antiguo Testamento:¿A dónde iré para estar lejos de tu espíritu? ¿A dónde huiré de tu presencia? Si subo al cielo, allí estás tú; si me tiendo en el Abismo, estás presente (Sal 139,7-8).

San Pablo dio testimonio de esta verdad en el Areópago de Atenas:”El Dios que ha hecho el mundo y todo lo que hay…no está lejos de cada uno de nosotros.En efecto, en él vivimos, nos movemos y existimos” (Hch 17,24.27-28).

3. Santo Tomás, resumiendo el pensamiento común, dice que Dios -este punto de vista natural- está presente en todas las cosas de tres maneras:

por su poder, porque todas las cosas, espirituales y materiales, le están sometidas;

por su presencia o conocimiento infinito, por el que todo le está constantemente presente, incluidos los secretos de los corazones; 

– y, por último, por su esencia, es decir, por su virtud creadora y conservadora, mediante la cual preserva toda la realidad existente. (Cf. Summa Theologica, I, 8, 3).

Dios está tan unido a toda realidad que, si cesara su acción preservadora, toda criatura volvería inmediatamente a la nada de la que fue extraída.

Los teólogos dan un solo nombre a esta triple presencia y la denominan presencia de inmensidad para distinguirla de otra presencia, nueva y sobrenatural, que se realiza en el alma del justo, a la que se da el nombre de inhabitación.

4. Como vemos, no se puede hablar de panteísmo porque Dios no se identifica con las cosas, sino que simplemente se quiere decir que éstas -perfectamente distintas de Dios- tienen una relación profunda con Él.

5. Dios puede estar presente en nosotros de otro modo, mucho más sublime por ser sobrenatural: se habla de la presencia personal de Dios en las personas que gozan de la gracia santificante.

Jesús habla explícitamente de esta nueva presencia en el Evangelio de Juan cuando dice: «Si alguno me ama, guardará mi palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él» (Jn 14, 23).l»

Aquí anuncia dos presencias: la del Padre y la suya propia. Pero esta doble presencia está esencialmente vinculada al Espíritu Santo, al amor divino que se infunde en nosotros: «Yo pediré al Padre y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre…Vosotros le conocéis, porque mora con vosotros y en vosotros está» (Jn 14, 16-17).

Es una presencia asociada al estado de gracia. Porque Jesús dijo:«El que me ama guardará mi palabra».

Cuando dice «vendremos», Jesús no sólo se refiere a dones, aunque muy grandes y de orden sobrenatural, como el de la gracia, sino que habla de la venida de las mismas Personas divinas, el Padre y el Hijo.

Y deja claro que las Personas divinas estarán presentes de forma permanente y no sólo transitoria, porque dice: «Haremos morada en él». Como queriendo decir que habitarán allí siempre, al menos mientras quien las ha recibido las ame, guardando sus mandamientos, es decir, mientras permanezca justo, en estado de gracia.

Para indicar este nuevo modo de estar presente, distinto del natural, los teólogos y también el Magisterio de la Iglesia hablan de la inhabitación de la Santísima Trinidad en el corazón de los justos.

6. Asimismo, tampoco aquí se puede hablar de panteísmo, porque esta presencia de Dios es bien distinta de la natural y está vinculada a la gracia, hasta el punto de que quien no está en estado de gracia no puede gozar de esta presencia.

Con el deseo de que experimentes y vivas la dulzura de la presencia interior, que es como una especie de preludio de la vida eterna, te bendigo y te encomiendo con gusto en mis oraciones.

Padre Ángelo