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Querido padre,
le agradezco de antemano su amabilidad y bondad de corazón al responder a las cuestiones que le planteamos.
Le escribo para exponerle algunas dudas sobre la oración dirigida a los difuntos.
Tengo la costumbre semanal de visitar el cementerio y dedicar unos momentos a la oración por los difuntos.
La primera pregunta es: ¿por qué se escribe Gloria en las tumbas de los niños difuntos como si el alma del niño no necesitara la oración de «Eterno reposo », sino un Gloria al Padre?
¿Hay que glorificar a Dios porque el niño está muerto?
Eso no lo entiendo.
La segunda pregunta se refiere a la oración por los difuntos. Como he dicho antes, a veces rezo unas diez Avemarías antes de dormirme con el objetivo de abreviar la estancia de los penitentes en el Purgatorio.
Me pregunto por qué las almas que ya son santas en el Purgatorio (por estar destinadas al cielo) necesitan oraciones por nuestra parte, de nosotros los vivos, pecadores y que
¡quizás incluso nos condenemos al final de nuestras vidas!
Me encuentro un poco incómodo rezando porque me siento más «sucio» que las almas por las que rezo, almas que por cierto no conocemos o que por un extraño giro del destino conocimos en vida pero de mala leche (y por las que ahora nos encontramos rezando, quizás sin saberlo).
¿Puede usted ayudarme a aclarar estas dudas?
¡Gracias y próspero Año Nuevo!
Respuesta del sacerdote
Querido,
1. los niños bautizados que murieron antes de llegar al uso de razón son santos porque gozan de la gracia santificante.
Además, precisamente porque son incapaces de deliberar, no tienen pecados, ni siquiera veniales.
Por eso la Iglesia los honra como santos, celebrando sus funerales con vestiduras blancas, en señal de “inmaculabilidad”, y no con vestiduras moradas, que son símbolo de penitencia.
Por tanto, para los niños bautizados que murieron antes del uso de razón, no se recita el eterno reposo en sufragio, porque ya han entrado definitivamente en el reposo de Dios (cf. Hb 4,1).
Pero se les reza como se reza a los santos, rogándoles que recen por nosotros.
Honramos a los santos adorando y agradeciendo a la Santísima Trinidad porque nos los ha dado. Y por ello decimos Gloria al Padre…
2. Haz bien en visitar semanalmente el cementerio. A la oración por los difuntos añade el mérito de la peregrinación.
Las almas del Purgatorio que suben al cielo gracias a nuestros sufragios están muy agradecidas.
Por eso, estoy seguro, volvéis a casa desde el cementerio con la certeza de haber hecho una buena obra y con un vivo sentimiento de consuelo. Me gustaría deciros: ¡vuelves a casa bendecido!
3. Es cierto: las almas del purgatorio son santas y están seguras de su salvación eterna, mientras que nosotros seguimos manchandonos y no estamos seguros de ir al cielo.
Sin embargo, está en nuestra mano hacer lo que ellas no pueden hacer: es decir, podemos conseguir méritos.
4. Es cierto que también nosotros podríamos condenarnos, aunque hayamos ayudado a las almas del Purgatorio a subir al cielo.
Confiamos, sin embargo, en que estas almas santas harán todo lo posible para que no nos dañemos a nosotros mismos.
5. Me gusta relatar las cinco razones por las que, según Santo Tomás, el sufragio por los difuntos es uno de los signos más preciosos y bellos de la caridad cristiana porque:
1. a través de él, se realiza un acto de caridad espiritual y no simplemente material. Pues precisamente por ser un bien espiritual, procura un bien que dura eternamente.
2. la caridad que se hace con las almas del Purgatorio es una caridad dirigidas a las almas justas y santas, mientras que esto no siempre puede decirse de los pobres.
3. las almas del Purgatorio sufren inmensamente más que los afligidos de este mundo, aunque al mismo tiempo tengan ya el gozo y la certeza del Paraíso adelantado.
4. no pueden ayudarse a sí mismas de ninguna manera.
5. Finalmente, porque son muy agradecidas.
Por lo tanto, siga así, porque sin duda os acompañarán muchas bendiciones.
Te deseo lo mejor, te bendigo y te prometo mi recuerdo en la oración.
Padre Ángelo