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Pregunta
Querido padre Angelo
Quería agradecerle por su incansable y preciado trabajo, le hago una pregunta un poco delicada que se refiere a la dirección espiritual.
Por experiencia sé que en la vida espiritual es necesario una guía para que el espíritu a través de ella nos indique el camino.
Quisiera en cambio entender si -en una fase más madura del discernimiento, es decir una vez iniciado el camino- sea necesario o al menos si es normal tomar distancia del director espiritual, si uno se da cuenta que – no por que ya se alcanzò la madurez espiritual – sino porque se pierde la sintonía y desafortunadamente la relación comienza a interferir en el crecimiento espiritual… Pienso que terminar la relación puede ser perjudicial para el camino, en cambio si se trata de reconsiderar o reordenar la relación, es decir manejarla con una jerarquía diferente dando prioridad a otras figuras del propio camino, orden, congregación?
Si usted pudiera darme una guía estaría muy agradecida, en el pasado he terminado dos relaciones de dirección espiritual y el resultado fue terrible. Ahora, si Dios lo permite y sigue poniendo personas para guiarme en el camino, significa que debería seguir sus indicaciones pero tengo miedo de cometer los mismos errores y arruinar el camino laboriosamente construido.
Estoy como paralizada…
Le agradezco desde ya su ayuda.
Un saludo y una oración fraterna en Cristo.
Anna
Respuesta del sacerdote
1.Sobre el tema de la dirección espiritual es necesario prestar atención porque esta relación no se puede manejar en todos los casos del mismo modo.
Para las almas que están más avanzadas en la vida espiritual y son tal vez caracterizadas por fenómenos místicos particulares, la fidelidad al director espiritual es garantía de autenticidad. Su obediencia al director espiritual les hace crecer en todas las virtudes. Esas almas están convencidas que el Señor se sirve incluso del director para hacerles crecer en la fidelidad y abandono a Dios.
2.En las otras personas, la relación de dirección con frecuencia es lo mismo que la fidelidad al propio confesor, que nos conoce y por eso es garantía de serenidad y paz. No es raro que sin hablar de dirección espiritual se crea entre el sacerdote y el penitente una relación de paternidad espiritual por lo cual el sacerdote sabe cuales son los problemas de aquella persona, por eso con frecuencia pasa que basta una palabra para dar luz serenidad al alma.
3. Entonces no es necesario -a mi parecer- que las confesiones o los diálogos sean extensos, del mismo modo en que un médico conoce bien a su paciente y sabe decirle en pocas palabras lo que necesita.
4. Por lo cual, aunque al inicio las conversaciones tal vez son un poco más largas porque es el inicio de la vida cristiana, con el tiempo se van abreviando y la fidelidad a la confesión frecuente con el mismo sacerdote se convierte de hecho en dirección espiritual.
5. El Padre Pío de Pietrelcina tenía muchas personas que iban constantemente donde él, pero las confesiones eran breves, también porque el Padre Pio en el transcurso del día debía confesar muchas otras personas.
De resto si un sacerdote debería dedicar a una persona una hora a la vez o una hora a la semana, ¿cuántas alcanzaría a escuchar?.
Tanto así que – como he mencionado – aunque al inicio es necesario dedicar mayor tiempo, después con el tiempo las cosas se simplifican solas.
6. Por lo tanto el consejo que te doy es el de permanecer con el mismo director espiritual o bien sea con el mismo confesor y reducir el tiempo de las confesiones.
Solo si algo extraordinario ocurre entonces deberás dedicar más tiempo.
No se puede transformar la vida cristiana en una problemática permanente.
7. Si el confesor se da cuenta de este peligro haría bien – por la salud espiritual del sujeto- a orientar la cuestión hacia la obediencia. En este punto algunas personas no permanecen, se rebelan diciendo que el director no los entiende y entonces se alejan y van donde otro con el cual inicialmente se sienten bien porque es paciente y escucha, pero después cuando comienza a volverse todo más rápido las personas no quieren quedarse ahí y en lugar de recibir dirección espiritual sin darse cuenta pretenden volverse ellos el director espiritual del confesor. En este punto es claro que el camino pierde el verdadero significado y se daña.
Mientras que en efecto estar en las manos del propio confesor es como estar con seguridad en las manos de Dios que nos gobierna como quiere con el fin de corregirnos y santificarnos incluso a través de los defectos del carácter del director espiritual.
8. Puede ser que lo que he escrito no corresponda con exactitud a tu situación.
Pero precisamente como no conozco de forma detallada la situación me inclino a decirte que permanezcas con tu actual confesor o director espiritual y sin decirle que existe este inconveniente de tu parte, conseguirás que la relación sea estrictamente de confesión, eso te basta para tu santificación.
Te deseo una feliz navidad lleno de gracia y serenidad.
Te bendigo y oro por ti
Padre Angelo.