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Querido Padre Angelo,
mi ex-novio me dio a conocer este sitio y yo se lo agradezco.
Quisiera pedirte para qué sirve concretamente la confesión. Yo la practico, y de buena gana. Pero me han dado una respuesta poco exhaustiva a esta pregunta, y desde siempre amo hacer las cosas porque deseo entenderlas.
¿Para qué sirve la confesión? ¿Y por qué no podemos comulgar si pecamos?
Cristiana
Risposta del sacerdote
Querida Cristiana,
1. la confesión sacramental es necesaria para el perdón de los pecados.
Este sacramento fue instituido por Jesucristo en la tarde del día de su resurrección, cuando les dijo a sus apóstoles: «Reciban al Espíritu Santo. Los pecados serán perdonados a los que ustedes se los perdonen, y serán retenidos a los que ustedes se los retengan» (Jn 20, 22-23).
2. El pecado ( se sobreentiende el pecado mortal o grave) nos hace perder el estado de gracia, que consiste en la comunión de la vida sobrenatural con Dios.
Nadie puede regresar al estado de gracia por sí solo, por la desproporción que hay entre el plano natural y el sobrenatural, de la misma manera que una madera no se puede incendiar por sí sola. Hace falta que alguien la caliente y encienda el fuego.
3. Solamente Dios puede comunicar la vida sobrenatural de la gracia.
La comunica ordinariamente a través de personas (los sacerdotes) que recibieron de Él este poder mediante el sacramento del Orden.
Dice el Catecismo de la Iglesia Católica: Sólo Dios perdona los pecados (cf Mc 2,7). Porque Jesús es el Hijo de Dios, dice de sí mismo: «El Hijo del hombre tiene poder de perdonar los pecados en la tierra» (Mc 2,10) y ejerce ese poder divino: «Tus pecados están perdonados» (Mc 2, 5; Lc 7, 48). Más aún, en virtud de su autoridad divina, Jesús confiere este poder a los hombres (cf Jn 20, 21-23) para que lo ejerzan en su nombre (CCC 1441).
4. La confesión, por lo tanto, es absolutamente necesaria para recuperar el estado de gracia en caso de estar en pecado mortal.
Pero, “sin ser estrictamente necesaria, la confesión de los pecados veniales, sin embargo, se recomienda vivamente por la Iglesia. En efecto, la confesión habitual de los pecados veniales ayuda a formar la conciencia, a luchar contra las malas inclinaciones, a dejarse curar por Cristo, a progresar en la vida del Espíritu. Cuando se recibe con frecuencia, mediante este sacramento, el don de la misericordia del Padre, el creyente se ve impulsado a ser él también misericordioso” (CIC 1458).
5. Pasemos ahora a la segunda pregunta: ¿por qué hace falta la confesión de los pecados graves antes de comulgar?
¡Justamente porque se trata de comunión!
Con el pecado grave se interrumpe por propia iniciativa la comunión con Dios y se pierde el estado de gracia.
Con el pecado grave, como dice la Sagrada Escritura, se crucifica de nuevo al Señor (cfr. Hebr 6, 6) y de hecho lo echamos de nuestro corazón. No se puede hacer como si nada después de un acto así.
Antes que nada es necesario pedir perdón, reconciliarse con Él y con la Iglesia mediante el sacramento de la confesión.
6. Justamente por esto la Sagrada Escritura dice: «Por eso, el que coma el pan o beba la copa del Señor indignamente tendrá que dar cuenta del Cuerpo y de la Sangre del Señor. Que cada uno se examine a sí mismo antes de comer este pan y beber esta copa; porque si come y bebe sin discernir el Cuerpo del Señor, come y bebe su propia condenación. Por eso, entre ustedes hay muchos enfermos y débiles, y son muchos los que han muerto» (1 Cor 11,27-30).
Quiero subrayar el versículo 27: «Por eso, el que coma el pan o beba la copa del Señor indignamente tendrá que dar cuenta del Cuerpo y de la Sangre del Señor». Esto quiere decir que peca nuevamente, esta vez comete un sacrilegio.
Por eso mismo está dicho: «Que cada uno se examine a sí mismo» (v.28). Es decir examine su propia conciencia para ver si se encuentra como debe ser para poder recibir un sacramento de tal magnitud.
Si no reconoce que tiene alguna falta grave, entonces puede comulgar, pero si encuentra un pecado grave primero tiene que purificarse a través del sacramento de la penitencia.
De lo contrario «come y bebe su propia condenación» (v. 29).
7. Acerca de la confesión hay que recordar otro aspecto: lo que se perdona en nombre de Dios por parte del sacerdote, no será tenido en cuenta cuando compareceremos ante el tribunal de Cristo. En efecto dice el Catecismo de la Iglesia Católica: «En este sacramento, el pecador, confiándose al juicio misericordioso de Dios, anticipa en cierta manera el juicio al que será sometido al fin de esta vida terrena. Porque es ahora, en esta vida, cuando nos es ofrecida la elección entre la vida y la muerte, y sólo por el camino de la conversión podemos entrar en el Reino del que el pecado grave nos aparta. Convirtiéndose a Cristo por la penitencia y la fe, el pecador pasa de la muerte a la vida «y no incurre en juicio» (Jn 5,24)» (CIC 1470).
Deseando que puedas practicar con regularidad y constancia la confesión frecuente, te bendigo y te recuerdo en la oración.
Padre Angelo