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Rev. Padre,

Desde hace algún tiempo me atormentan las dudas sobre la verdadera entidad de la Virgen María, madre terrena de Jesucristo.

En los 4 evangelios oficiales no he encontrado un solo pasaje en el que Jesús la llame Madre o Mamá sino sólo Mujer, como cuando estaba en la cruz o apelativos irrespetuosos como en las bodas de Caná, en las escapadas al Templo, etc. …

¿Cómo interpretar todo esto, dado que ahora se nos dice que la Virgen es la última esperanza para los pecadores ante el juicio y la ira divina?

Desde ya agradezco su eventual respuesta, muy importante para mí y, quizás, ¡no solo para mí!

Respuesta del sacerdote

Muy querido,

1. Para nosotros llamar a nuestra madre con el apelativo de mujer es como poner distancia.

Es una palabra que no evoca ningún afecto.

2. Pero no era así entre los antiguos.

El biblista Giuseppe Ricciotti escribe: “Jesús dice: ¿qué hay entre tú y yo, mujer? Aún no ha llegado mi hora” (Jn 2,4).

Jesús pronunció estas palabras en arameo y deben interpretarse según este idioma.

En primer lugar, mujer era una denominación de respeto, aproximadamente como la denominación (ma)donna del italiano del siglo XIV.

Un hijo normalmente llamaba madre a la mujer que le había dado a luz, pero en circunstancias particulares podía llamarla mujer para mayor reverencia.

Y Jesús volverá a llamar a su madre mujer desde la cruz (Jn 19,26); pero incluso antes, según una anécdota rabínica, un mendigo judío había llamado mujer a la esposa del gran Hillel, así como Augusto había llamado mujer a Cleopatra» (Cassius Dione, LI,12), y así en otros casos» (G (Ricciotti, Vida de Jesucristo, § 283).

3. Según algunos teólogos, esta manera particular de Jesús al llamar a su madre se refiere a la que primero fue llamada mujer, es decir, Eva.

De hecho, Eva significa mujer, así como Adán significa hombre.

4. En las bodas de Caná Jesús dijo: “Aún no ha llegado mi hora” (Jn 2,4).

Pues bien, estas mismas palabras nos muestran el horizonte a tener en cuenta para comprender el motivo por el cual Jesús llama mujer a su madre.

En ese momento Jesús es el nuevo Adán y María es la nueva Eva.

Pier Carlo Landucci escribe: “El apelativo excepcional (en lugar del ordinario: madre) con el que Jesús le responde: “mujer”, que resonará una vez más desde lo alto de la cruz en el momento supremo, recuerda precisamente horizontes tan grandes.

Así como la antigua Eva empujó a Adán por el camino de la perdición, así la nueva Eva empuja en cierto modo al nuevo Adán por el camino de la redención.

En los tres momentos supremos, la encarnación, el inicio de la vida pública, la cruz, es siempre María, la nueva Eva, quien está junto a Jesús, el nuevo Adán, unida a él en la acción salvadora» (Pier Carlo Landucci, María Santísima en el Evangelio, p.234).

5. Juan Pablo II se expresó también en este sentido: “Con la expresión: «Mujer, ¿qué nos va a mí y a ti?», Jesús desea poner la cooperación de María en el plano de la salvación que, comprometiendo su fe y su esperanza, exige la superación de su papel natural de madre.” (catequesis del 26 de febrero de 1997).

Que el deseo que Nuestra Señora empuje a Jesús para que te sea siempre favorable, te bendigo y te recuerdo en la oración.

Padre Angelo