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Querido Padre Angelo,

Le agradezco de corazón el servicio que usted presta contestando a las preguntas; siempre he encontrado respuestas y consuelo. Yo también tengo una pregunta para hoy: me encantan las Letanías Lauretanas. A veces me gustaría rezarlas fuera del Rosario, como regalo a la Virgen, pero nunca he leído que se haga sino en relación con el Rosario.

Por eso quería saber si puedo enseñar a mis hijos a rezarlas en cualquier momento del día, independientemente del rezo del Rosario.

Gracias de todo corazón.

Que el Señor le bendiga.

Sabina


Querida Sabina,

1. Las letanías no forman parte del Rosario, aunque se suelan recitar después de él.

Se originaron fuera del contexto del Rosario y en algunos aspectos son más antiguas.

2. La palabra letanía, de origen griego, significa súplica, invocación.

En los primeros siglos de la Iglesia estas súplicas se hacían en forma de diálogo entre los ministros sagrados y el pueblo.

Los primeros recitaban o cantaban una invocación tras otra, y el pueblo respondía siempre de la misma manera: «Te rogamos, escúchanos» (Te rogamus audi nos).

Precisamente por esta razón también tomaron el nombre de Rogaciones.

3. Se dirigían al Señor durante las celebraciones de la Misa y, más frecuentemente, durante las procesiones.

El pueblo cristiano recordaba algunas de ellas precisamente con el nombre de Rogaciones. Se hacían para bendecir los campos. Durante la procesión se invocaba la intercesión de los Santos y se hacían muchas otras peticiones.

4. Al principio, las letanías eran dirigidas sólo a Dios.

Sólo más tarde se dirigieron también a los Santos y principalmente a la Santísima Virgen María.

Las letanías marianas más antiguas que se conocen son las que se encuentran en un códice de Maguncia del siglo XII. De ellas se dice que son las «Letanías de Nuestra Señora Madre de Dios, la Virgen María«.

Inmediatamente después, en la didascalia, se acota: «Una oración muy buena que debe recitarse diariamente para todas las tribulaciones«.

5. En varios lugares se recitaban o cantaban diversas formas de letanías a la Virgen.

Incluso en Loreto, donde se encuentra la casa de la Virgen, a principios del siglo XVI florecieron letanías propias, que tomaron el nombre de Litanie lauretane (n.t. letanías lauretanas).

Las lauretanas se impusieron sobre todas las demás letanías, entre otras cosas porque en 1601, debido a la proliferación de tantas formas de letanías, el papa Clemente VIII promulgó un decreto que prohibía la composición de nuevas letanías. Y pidió que se ciñeran a las letanías de los Santos y a las » que se suelen cantar en la Santa Casa de Loreto».

Y así, las Letanías de Loreto prevalecieron  sobre todas las demás.

6. San Francisco Javier era muy devoto de las Letanías de Loreto. Leemos de él que «curaba a los orientales haciéndoles tocar las letanías de Nuestra Señora de Loreto, que había escrito de su puño y letra para este fin y como recuerdo de su piadosa peregrinación».

Merece la pena recitarlas o cantarlas también a solas, separadas del rezo del Rosario.

Como decía el Código de Maguncia, son muy buenas para recitar para cualquier tribulación.

Y, prescindiendo de la necesidad, son muy buenas como acto de amor y alabanza a la Madre de Dios.

Te deseo muchas gracias de esta hermosa serie de invocaciones a María, te recuerdo al Señor y te bendigo.

Padre Angelo


traducido por Riccardo Mugnaini