Questo articolo è disponibile anche in: Italiano Inglés Español Francés Portugués

Querido Padre Angelo:
quiero preguntarle eso. ¿Es posible afirmar que María ha renunciado a su hijo bajo la cruz para toda la humanidad? Así ha adquirido un mérito especial, aguantando un dolor que desde el punto de vista de una madre no se puede explicar con la razón.
Recodándole en mis oraciones
Le saludos cordialmente,
Ascanio


Querido Ascanio:
1. es fundamental acordarse que la Virgen María sentía un amor tan grande por Dios que deseaba que Cristo sufriera en la cruz, solo para remediar los pecados de la humanidad y para permitir a todos los seres humanos de disfrutar en la comunión sobrenatural con Dios. En un pasaje que no pude encontrar, Santa Catalina dijo que el amor de la Virgen para Dios y para la humanidad era tan multiplicado que, si Cristo hubiera bajado de la cruz, Ella lo habría puesto allí otra vez.

2. En su Epístola 30, Santa Catalina dijo algo así en su italiano del siglo XIV:
En la Madre y en el Hijo el odio y el amor son tan grandes que el Hijo se ofrece a la muerte para el gran amor que tiene en darnos la vida”.
El odio tan multiplicado en Jesús era el odio por el pecado, o sea por el rechazo explícito o implícito de Dios.
El mismo odio tan multiplicado lo sentía María también, cuya voluntad se parecía a la de su hijo.
También el amor hacia el Padre y hacia todos los que fueron creados a su imagen y semejanza, o sea los hombres, era tan multiplicado tanto en Cristo como en su Madre.

3. “Tantas han sido las ganas y el deseo por la santa obediencia al Padre que El perdió su amor propio y se puso en marcha hacia la cruz.
Lo mismo hizo su dulcísima y querida Madre, que voluntariamente perdió el amor de su Hijo
”.
Catalina nos dice que el deseo de subir a la cruz ha sido muy fuerte en Cristo desde el primer instante de su vida, ya en el vientre de su madre. Era el amor tan multiplicado que la presionaba.
Jesús Cristo se refería a esto cuando decía: “Tengo que pasar por una terrible prueba, ¡y cómo he de sufrir hasta que haya terminado!” (Lc 12,50).
Y por eso, poco después de su entrada triunfal dijo: “Siento en este momento una angustia terrible, pero ¿qué voy a decir? Diré: ¿Padre, líbrame de esta angustia? ¡Pero si precisamente para esto he venido!” (Jn 12,27).
También la Virgen sabía que su vocación era subir al calvario junto al Hijo de Dios. Cumplía esta vocación sin obligaciones, con mucho gusto porque llena de gracia.

4. “Ella no actúa como todas las otras madres que quieren apartar la muerte de su hijo, sino que quiso hacerse escalera Ella mismo para que El pudiera subir a la Cruz”.
Esto es lo que Santa Catalina dijo y nadie antes se había atrevido: “María es tan anhelante de la Redención que quiso ser el medio por el que Cristo la alcanzaría”. Ella también estaba confundida por la Redención de la humanidad.

5. Podría parecer que María haya renunciado a su Hijo. Entonces puedo contestar que Ella sabía muy bien que no estaba absolutamente renunciando a Él. Su fe nunca vino menos al pie de la cruz o después de la deposición en el sepulcro. Estaba convencida de que Cristo resucitaría y que sería suyo otra vez. Y no solo suyo, sino de todos y para siempre.
Ha sido exactamente por ese bien que Ella aceptó compartir la Pasión de su Hijo. La razón que sostuvo a Cristo en su pasión, durante la cual sufrió más que todos los hombres juntos, fue la misma razón que Ella sostuvo según San Tomas.
Te agradezco por haberme ofrecido la oportunidad de hablar de la doctrina de Santa Catalina de Siena.
Rezaré por ti y te bendigo.
Padre Angelo


Traducido por Giulia Leo

Revisado por Susanna Nucci