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Pregunta
Buenos días Padre Angelo,
Leyendo el Catecismo de la Iglesia Católica en la parte de Los “Misterios de la Vida de Cristo” se dice que: «La venida del Hijo de Dios a la tierra es un acontecimiento tan inmenso que Dios quiso prepararlo durante siglos. Ritos y sacrificios, figuras y símbolos de la «Primera Alianza», todo lo hace converger hacia Cristo; anuncia esta venida por boca de los profetas que se suceden en Israel. Además, despierta en el corazón de los paganos una espera, aún confusa, de esta venida»
¿En qué consistía esta “confusa espera” de los paganos acerca de la venida de Jesús?¿Hay signos históricos de religiones paganas que muestren la esperanza de un futuro Salvador? No lo he entendido muy bien.
Desde ya gracias por la respuesta, una recíproca oración y los mejores deseos para su actividad en la web.
Valentino
Respuesta del sacerdote
Querido Valentino,
1. sí, en la antigüedad pagana un poco en todas partes estaba difundida la esperanza de la llegada de un salvador.
Comenzando por lo más cerca nuestro, el documento mas conocido pertenece a Virgilio, quien en sus Bucólicas escribe: “La Última Edad, que anunció la Sibila, héla llegada: ya de raíz nace nueva una grande rueda de siglos.Vuelve la Virgen ya, a reinar ya vuelve Saturno; ya nueva raza nos es del alto cielo mandada.” (“Ultima Cumaei venit iam carminis aetas; magnus ab integro sanctorum nascituro orto. Iam redit et Virgo, redeunt Saturnia regna, iam nova progenies caelo demittitur alto”, Bucólica IV, Ecloga 4).
2. También Cicerón manifiesta esta espera al escribir: “No habrá una ley en Roma, otra en Atenas, una ahora, otra después, sino una sola ley siempre eterna e inmutable regirá a todos los pueblos en todo tiempo” (“Nec erit alia lex Romae, alia Athenis, alia nunc, alia posthac, sed et omnes gentes et omni tempore una lex et sempiterna et immutabilis continebit”; De Repubblica, lib. III).
3. El historiador romano Tácito escribe: “Tenía más valor la convicción profunda que lo contenido en los antiguos escritos de los sacerdotes, que justamente en ese entonces oriente habría mostrado su fuerza y hombres provenientes de Judea se habrían adueñado del mundo” (Pluribus persuasio inerat, antiquis sacerdotum litteris contineri eo ipso tempore fore ut valesceret Oriens, profectique Judaea rerum potirentur; Libro 5, cap. 13).
4. A su vez Svetonio: “Todo el oriente creía, por antigua y constante tradición, que el destino reservara el dominio del mundo a gente venida de Judea en aquel tiempo” (Percrebuerat Oriente toto vetusta et constans opinio, esse in fatis ut eo tempore Judaea profecti rerum potirentur; Divus Vespasianus, libro 10, par. 4).
5. También en el extremo oriente, en China se pensaba en algo por el estilo. Confucio, que vivió 500 años antes de Cristo, respondió a un discípulo que le preguntaba si él era un hombre santo: “Yo, Khieu, he oído decir que en las regiones occidentales, habrá un santo, quien sin ejercer ningún acto de gobierno, prevendrá las alteraciones del orden social, sin hablar inspirará la fe. Ningún mortal podría decir su nombre. Pero yo, Khieu, he oído decir que ese hombre es el verdadero santo”.
6. El orientalista Wilford, refiriéndose a la antigua India, dice: “Allá se esperaba a un liberador universal. Tal expectativa a menudo es objeto de los Puranas (antiguos textos de la tradición hindú). La tierra se queja por verse sepultada en el abismo bajo el peso de las iniquidades acumuladas por el género humano; y Vishnú la consuela prometiéndole un salvador, un santísimo, que la librará del poder del mal. Le revela que nacería en la casa de un pastor y habría ofrecido un sacrificio y hecho reinar por doquier la justicia”.
7. Otro filósofo y orientalista francés, Volney, escribió: “Las sagradas tradiciones mitológicas de los tiempos antiguos, habían esparcido en toda Asia la creencia de un gran mediador, de un salvador, rey, Dios, conquistador y legislador que vendría para restablecer la edad de oro sobre la tierra y liberar a los hombres del dominio del mal”. (Les ruines, p. 228).
8. Por fin Voltaire, filósofo, historiador y enciclopedista francés, dijo: “Desde tiempos inmemoriales, entre los indios y chinos, existía la opinión del sabio que había venido de Occidente. Por el contrario en Europa, se le esperaba desde Oriente.” (Additiones à l’historie generale, p. 15).
No quedan dudas, pues, de que había una expectación generalizada.
Con el deseo que tú acojas siempre más plenamente al Salvador en tu vida, te bendigo y te recuerdo en la oración.
Padre Angelo