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Pregunta
Querido Padre Angelo,
Te planteo la siguiente pregunta sobre la caridad (y al mismo tiempo me viene a la mente el estupendo himno a la caridad de San Pablo).
Hoy he realizado un acto de caridad (tras una buena confesión) hacia una persona necesitada que me ha abrazado llorando y dándome las gracias.
No voy a hablar de ello con nadie, salvo, por correo electrónico, con usted, porque me han surgido algunas preguntas a raíz de algunas consideraciones. Los actos de caridad no deben ser «divulgados» porque, como dice Jesús, «el que lo ha hecho ya ha obtenido su recompensa».
Una vez que llegué a casa abrí la Biblia… y los pasajes que se me presentaron no tenían nada que ver (creo, supongo) con ese gesto (muy simple de todos modos).
Efectivamente, he leído pasajes duros de Jeremías o de algunos Salmos… Pero le aseguro que eran duros, beligerantes. Así que le pregunto, ¿el Señor apreció el gesto? ¿No debería haber leído la Biblia? Y si lo hubiera hecho bien, ¿por qué esos pasajes «decisivos»?
Gracias por su respuesta y le encomiendo a la Virgen.
Stefania
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Respuesta del sacerdote
Querida Stefania,
1. Como sabrás, la Iglesia desaconseja abrir la Biblia al azar para buscar la respuesta de Dios porque es como tentar a Dios, como obligarle a que nos dé la respuesta según lo que hemos establecido.
2. Se puede tentar a Dios «de modo interpretativo», dice Santo Tomás, «quien, si bien no intenta probar a Dios, pide o hace cosas que para nada son útiles sino para poner a prueba el poder, la bondad o el conocimiento divinos” (Suma Teológica, II-II, 97, 1).
Aquí querías saber qué pensaba Dios al respecto.
Y has utilizado un recurso que en ciertos momentos puede ser útil porque también a nosotros nos puede ocurrir encontrarnos en una situación difícil por lo que decimos como los hebreos del Antiguo Testamento «No sabiendo lo que debemos hacer, no nos queda más que dirigir nuestros ojos hacia ti» (2 Cr 20,12).
Pero en su caso este expediente era «sin necesidad y sin utilidad», diría Santo Tomás (Ib.).
Por eso has salido con versos que no tienen nada que ver con lo que preguntabas.
3. Tal vez buscabas un verso consolador.
Pero incluso entonces no actuabas bien porque buscabas tu propia recompensa.
Mientras que el Señor dijo: “No dejes que tu mano izquierda sepa lo que ha hecho tu mano derecha» (Mt 6:3).
4. Saber que habías hecho feliz al Señor sin haber recibido ninguna respuesta te habría dado una paz mucho mayor.
En efecto, te habría ayudado realizar, después de ese acto de caridad, otro acto de caridad, y esta vez hacia el Señor mismo, porque no querías nada de Él, excepto hacerle feliz.
5. Debo añadir otra cosa: puesto que abrir la Biblia al azar para buscar la respuesta de Dios es como tentar a Dios, como enseña la Iglesia, no es imposible que al sacar este versículo o aquel otro se esconda también nuestro adversario, que, como Dios mismo nos recuerda a través de San Pablo, sabe disfrazarse de Ángel de la Luz (cf. 2 Cor 11:14).
6. Le agradezco que haya formulado esta pregunta porque no son pocos los que consiguen hacer lo que usted hizo.
Y en lugar de salir reconfortados, estaban molestos.
Te deseo todo el bien, te recuerdo al Señor y te bendigo.
Padre Angelo
Traducido por Letizia De Carlonis