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Buenos días, Padre,
Puede decirme algo sobre la duración de la presencia sacramental del Señor en nosotros después de la Comunión.
Gracias
Pax et Bonum
Roberto
Querido Roberto,
1. Santo Tomás nos dice que «el cuerpo de Cristo permanece en este sacramento, no sólo hasta el día siguiente, sino también más allá, mientras duren las especies sacramentales».
Cuando las especies sacramentales cesan, el cuerpo de Cristo deja de existir en ellas, no porque dependa de ellas, sino porque se pierde su vínculo con esas especies. De la misma manera, o sea, en que Dios deja de ser Señor de una criatura, cuando esa criatura deja de existir, el cuerpo de Cristo deja de existir.” (Suma teologica, III, 76, 6, ad 3).
2. Queda por ver cuándo se corrompen las especies sacramentales una vez tomadas con la Sagrada Comunión.
Ningún autor se atreve a cuantificar el tiempo y creo que no se puede establecer el momento exacto de su corrupción, que es progresiva.
Ciertamente, es muy conocido el episodio de San Felipe Neri, que en una ocasión ordenó a dos monaguillos que acompañaran a una persona que había salido de la iglesia inmediatamente después de comulgar por la calle con dos velas encendidas.
Las dos velas encendidas eran particularmente elocuentes porque el Santísimo Sacramento era llevado para el Viático a los moribundos o era llevado de un lugar a otro de la Iglesia, siempre acompañado por dos clérigos que llevaban la vela encendida como signo de adoración a la presencia eucarística.
3. El deseo de cuantificar el tiempo se correlaciona a menudo con la llamada acción de gracias en la comunión, que no es otra cosa que la verdadera comunión con el Señor. Ahora bien, aunque la duración de la integridad de los accidentes (las apariencias del pan y del vino) fuera mínima porque en contacto con la saliva y los jugos gástricos la partícula se corrompe y según el sentido común ya no es pan, queda el problema de la comunión o fusión de nuestra alma con la de Cristo.
4. Santo Tomás dice que «en virtud de este sacramento se produce una cierta transformación del hombre en Cristo por medio de la caridad: y éste es el efecto propio de este sacramento” (Sentencias, IV, d. 12, 2, 2).
También dice que la característica de este sacramento no es sólo infundir la gracia, la santidad, la vida divina, sino también suscitarla, hacerla estallar en actos de caridad: «Este sacramento confiere espiritualmente la gracia junto con la virtud de la caridad. De ahí que Damasceno compara este sacramento con el carbón encendido visto por Isaías: «Como el carbón no es madera sola, sino madera unida al fuego, así también el pan de la comunión no es pan solo, sino pan unido a la divinidad” (De fide ortodoxa, 4,13).
Ahora bien, como observa San Gregorio, «el amor de Dios no permanece ocioso, sino que obra grandes cosas, si está allí” (en Evangelio hom. 30).
Por lo tanto, a través de este sacramento, en la medida en que depende de su eficacia, no sólo se confiere el hábito de la gracia y de la virtud, sino que se pone en actividad, de acuerdo con las palabras de San Pablo: «El amor de Cristo nos impulsa» (2 Cor 5, 14). Por eso, en virtud de este sacramento, el alma se refresca espiritualmente, pues queda deleitada y casi embriagada por la dulzura de la bondad divina, según la expresión de los Cánticos: «Comed y bebed, amigos; bebed cuanto queráis, amados” (Ct 5,1) (Suma teológica, II, 79, 1, ad 2).
5. Acaso ahora ¿es posible emborracharse de Cristo en un instante? Por parte de Cristo no hay ningún problema en ser totalmente derramado incluso en un instante. Pero por nuestra parte se necesita tiempo debido a nuestra naturaleza racional que procede por grados. Es por esa razon que autores clásicos, como San Alfonso de Ligorio, el Padre Garrigou Lagrange, el Padre Royo Marín y otros recomiendan que la acción de gracias dure media hora.
6. Pues, aunque el Señor no permanece mucho tiempo con su Cuerpo, porque esta presencia está ligada a la integridad de las apariencias del pan y del vino, permanece en nosotros con su alma, a la que está unida conjuntamente su divinidad.
¿Cómo no sentir la necesidad de pasar el mayor tiempo posible con este horno ardiente de la caridad, con la fuente de toda gracia y toda bendición?
San Francisco de Sales no se equivocaba al decir que «quien hace bien la acción de gracias se hará muy dulce poco a poco, porque la virtud de este sacramento es toda dulzura, todo azúcar, toda miel, toda alegría». Y San Vicente de Paúl: «Quien hace bien la acción de gracias lo hace todo bien».
Gracias por la pregunta que me ha dado la oportunidad de tocar estos puntos, que son los más hermosos y los más preciosos de nuestra experiencia cristiana.
Te deseo lo mejor, te recuerdo al Señor y te bendigo.
Padre Angelo
Traducido por SusannaF