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Pregunta 

Buenos días,

Le escribo para expresarle una duda que me atormenta desde hace tiempo.

Hace unos años, mi madre fue ingresada en el hospital y, como temía que pudiera morir, lo que ocurrió unos meses después, llamé a un sacerdote para que le diera la extremaunción. Debo añadir que mi madre ya no tenía todas sus facultades mentales: me reconocía, me hablaba, pero decía tonterías, a veces parecía más consciente, a veces mucho menos. No creí que fuera capaz de hacer una confesión. Así cuando el sacerdote entró en la habitación, se acercó a su cama, comenzó a rezar el «Padre Nuestro» ella lo repitió correctamente. Me quedé con ellos, sólo recuerdo que le dio la extremaunción y quizás hizo algo más, aunque no lo recuerdo.

El caso es que ahora tengo la duda de que hubiera hecho mejor en irme y dejarlos solos, para que ella hubiera intentado confesarla, pero yo estaba allí…

Ahora me atormenta el hecho de que debería haberme alejado y ella habría tenido la oportunidad de confesarse, por supuesto como podía en su estado, pero al menos lo habría intentado.

Por favor, díganme qué consecuencias ha podido tener mi descuido, qué ha sido de ella y qué puedo hacer todavía.

Gracias


Respuesta del Sacerdote

Querida,

Lamento responder sólo ahora. Pero sólo hoy he llegado a tu carta. Te pido disculpas.

1. El sacramento de la Unción de los Enfermos perdona todos los pecados si no puede confesarlos en ese momento.

Tú y también el sacerdote que estaba contigo pensasteis que mamá no era capaz de confesar sus pecados, y probablemente no lo era, aunque en el momento de la Unción estaba especialmente lúcida.

Yo también he visto casos de personas que hablaban de forma inconexa, pero seguían el momento de la celebración del Sacramento con una lucidez sorprendente.

2. Si el sacerdote hubiera visto la posibilidad de confesarse, seguramente se la habría pedido o al menos le habría dado la absolución.

Dado que no ha pedido la absolución, puedes considerarte serena en conciencia: no has pretendido privar a tu madre de ningún consuelo espiritual.

En ese momento hiciste todo lo que creías que se podía hacer.

3. Tu madre, con la Unción de los Enfermos, ha sido perdonada de todos sus pecados y ha sido dispuesta para el Paraíso, como dice Santo Tomás.

Estar dispuesto al Paraíso no significa que se entre inmediatamente.

Pero al menos puedes estar segura de que desde ese camino no hay vuelta atrás, si a partir de ese momento no cometes más pecados graves.

Y tu madre, de hecho, no pudo hacerlo.

4. Ahora continúa con los sufragios que benefician a tu madre, aunque, como esperamos, ya esté en el Paraíso, porque aumentan su gloria.

Los teólogos dicen que no aumentan la gloria esencial que consiste en la posesión de Dios porque a partir de ahí ya no se puede merecer.

Pero pueden merecer el aumento de la gloria accidental que consiste en la alegría de conceder gracias y de verse bendecidos por Dios.

5. Estos sufragios también te benefician por los méritos que acumulas ante Dios.

Sigue, entonces, con serenidad.

Os recuerdo a ti y a tu querida madre en mis oraciones y os bendigo.

Padre Angelo


Traducido por SusannaF