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Pregunta
Querido Padre Angelo,
Le escribo acerca de una cuestión por la que me resulta muy difícil hacer un verdadero discernimiento, por lo que quisiera una ayuda para salir del meollo.
Muy seguido me encuentro que hablando con diferentes personas, salen temas acerca de terceros que no están presentes, y de sus respectivos comportamientos. Cuando estoy en grupo trato de no enfrentar la conversación o por lo menos intento moderar el tono de esos comentarios, pero cuando me solicitan directamente una opinión acerca de una determinada conducta ajena, me encuentro muy incómodo, porque si por un lado quisiera quedarme callado y no murmurar, por el otro no quiero ser el que ante comportamientos objetivamente errados, se da vuelta, por lo que muy seguido no sé qué decir, así que o hago silencio o digo algo y me parece que murmuro y que fomento el resentimiento en los otros. Quisiera que me ayudara a enfrentar este asunto porque odio murmurar pero al mismo tiempo no quiero cortarle las alas a la verdad.
Gracias Padre.
Respuesta del sacerdote
Muy querido,
1. en estas situaciones es necesario ser ayudados por un don del Espíritu Santo. Es el don del Consejo.
Se define así: es la ayuda permanente que es dada a una persona que vive en gracia de Dios por la que bajo la inspiración del Espíritu Santo juzga rectamente lo que debe hacer en casos particulares en relación a su propia y la de otros santificación.
2. El mismo Señor hace alusión cuando dice: “Cuando los entreguen, no se preocupen de cómo van a hablar o qué van a decir: lo que deban decir se les dará a conocer en ese momento, porque no serán ustedes los que hablarán, sino que el Espíritu de su Padre hablará en ustedes”(Mt 10,19-20).
3. Es un don que tiene estas características: ayuda a encontrar con rapidez la solución acertada en situaciones enredadas en las que se teme equivocarse.
Hace que se la halle rápidamente sin pasar por el lento y trabajoso proceso de la razón.
4. En diferentes pasajes de la Escritura se pueden descubrir manifestaciones del Consejo. De modo superlativo se encuentran en Jesús: en sus respuestas a quienes acusan a la adúltera y los que lo interrogan acerca del tributo al César.
También el Antiguo Testamento presenta pasajes de este tipo, como en el juicio que da Salomón acerca del niño sobreviviente, la hazaña de Judit para salvar de Holofernes, al pueblo de Israel, la conducta de Daniel para probar la inocencia de Susana.
5. La necesidad del don del Consejo se hace necesaria sobre todo en ciertos casos difíciles en los que se precisa una solución rapidísima porque entre el pecado o la solución exacta, a veces es cuestión de un instante.
Es muy difícil a veces conciliar la necesidad de callar y de tapar sin faltar a la verdad.
Y bien el don del Consejo, que está siempre acompañado por la caridad y por el estado de gracia, indica al instante como por una intuición de amor sobrenatural lo que se debe hacer.
6. Es así como el don de Consejo ayuda a resolver con infalible certeza muchos casos difíciles e imprevistos, como por ejemplo hacía el Santo Cura de Ars o también San Leopoldo Mandic.
7. El don del Consejo sugiere además los medios más adecuados para gobernar santamente a los otros.
Algunos santos tuvieron este don en altísimo grado.
Fue el caso de San Antonio de Florencia, llamado también “Antonius consiliorum” (Antonio de los consejos), de Santa Catalina de Siena, que era el brazo derecho y el mejor consejero del Papa, de Santa Juana de Arco que a los dieciocho años -absolutamente ignorante de estrategia y tácticas militares- trazó los planes y dirigió operaciones militares tan complejas que dejó estupefactos a los más expertos generales.
También fue el caso de Santa Teresa del Niño Jesús que siendo tan joven desempeñó con seguridad el rol de Maestra de novicias que por lo general requiere de madurez y experiencia.
8. Por lo que a ti respecta: cuando te encuentres en situaciones como las que me has descrito, invoca al Espíritu Santo para que te ilumine acerca del comportamiento que debes observar.
Invocalo con la intercesión de María.
Así era como lo hacía San Bernardo cuando decía: Veni Sancte Spiritus, veni per Mariam (Ven Espíritu Santo, ven por medio de María).
Te deseo que superes in Domino (con la fuerza que viene del Señor) todas las situaciones difíciles de la vida.
Acompaño este augurio con un recuerdo al Señor y te bendigo.
Padre Angelo