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Pregunta

Padre, feliz domingo,
disculpe si hoy lo molesto con mis preguntas y mis dudas. He aquí mi consulta: Cristo en el Evangelio dijo que vino a traer a los hombres una nueva alianza, una ley nueva.
Es decir, la antigua ya no vale?
En otras palabras, está bien que observemos la antigua ley para buscar la verdad de Dios?
Gracias por la respuesta que me dará y por la labor que desempeña.
Giuseppe

Respuesta del sacerdote

Querido Giuseppe,
1. con relación al Antiguo Testamento hay que distinguir entre la Revelación de Dios que en éste se manifestó y los preceptos allí contenidos.

2. Ahora bien, la Revelación permanece válida para siempre.
No podríamos comprender el Nuevo Testamento sin los signos, las palabras, las promesas, las profecías y los eventos del Antiguo Testamento.
Alcanza con recordar sencillamente la eficacia del sacrificio de Cristo, representada por la sangre con la que los hebreos habían pintado los dinteles de las puertas de sus casas.
Fue en virtud de esa sangre que no fueron tocados y fueron salvados. Comenta San Gregorio Magno: si en virtud de la sangre de un animal que era imagen de la Sangre de Cristo, los hebreos fueron liberados del ángel exterminador, de cuántos males no seremos librados nosotros de alma y cuerpo cuando somos marcados con la Sangre de Cristo?
Por eso terminaba diciendo que por la participación en la Misa (que es el mismo sacrificio de Cristo actualizado en medio de nosotros) el hombre es liberado de muchos males.

3. Por eso la constitución dogmática Dei Verbum del Concilio Vaticano II afirma que “Dios, pues, inspirador y autor de ambos Testamentos, dispuso las cosas tan sabiamente que el Nuevo Testamento está latente en el Antiguo y el Antiguo está patente en el Nuevo”(DV 16).
Y dice también que los “libros del Antiguo Testamento recibidos íntegramente en la proclamación evangélica, adquieren y manifiestan su plena significación en el Nuevo Testamento, ilustrándolo y explicándolo al mismo tiempo”(Ib.).

4. Por eso  “los cristianos han de recibir devotamente estos libros, que expresan el sentimiento vivo de Dios, y en los que se encierran sublimes doctrinas acerca de Dios y una sabiduría salvadora sobre la vida del hombre, y tesoros admirables de oración, y en los que, por fin, está latente el misterio de nuestra salvación” (DV 15).

5. El Concilio por lo tanto declara que “estos libros inspirados por Dios conservan un valor perenne”(DV 14).
Por otro lado, San Pablo dice que “Ahora bien, todo lo que ha sido escrito en el pasado, ha sido escrito para nuestra instrucción, a fin de que por la constancia y el consuelo que dan las Escrituras, mantengamos la esperanza” (Rm 15,4).
Es más: “Todo esto les sucedió simbólicamente, y está escrito para que nos sirva de lección a los que vivimos en el tiempo final” (1 Cor 10.11).
Y: “Toda la Escritura está inspirada por Dios, y es útil para enseñar y para argüir, para corregir y para educar en la justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto y esté preparado para hacer siempre el bien” (2 Tm 3,16-17).

6. En el Antiguo Testamento hay además preceptos de varios tipos.
Algunos de ellos se refieren al culto, que eran una imagen del culto del Nuevo Testamento.
Otros eran de tipo civil y otros de carácter moral.

7. Los preceptos morales, escritos en el corazón de todo ser humano, fueron confirmados por Cristo, quien dijo: “No piensen que vine para abolir la Ley o los Profetas: yo no he venido a abolir, sino a dar cumplimiento” (Mt 5,17).
Es más, en aquellos casos en que se habían concedido algunas excepciones (Mt 19,8), Cristo vuelve a la ley natural o moral restituyendo el esplendor de los orígenes.
Así, al joven que le preguntara sobre lo que debía hacer para entrar en la vida eterna había respondido: «Si quieres entrar en la Vida eterna, cumple los Mandamientos» (Mt 19,17).

8. En cambio los preceptos cultuales y civiles fueron superados por la “nueva ley”, que es la gracia del Espíritu Santo, que nos hace partícipes del culto de Jesucristo y nos une con vínculos de caridad.

9. Por eso Santo Tomás dice: “La ley antigua se dice duradera para siempre en absoluto en lo que toca a los preceptos morales; pero en cuanto a los ceremoniales, sólo en cuanto a la verdad por ellos figurada”(Suma teológica I-II. 103, 3 ad 1).

10. Acerca de los preceptos civiles o judiciales el mismo santo Tomás escribe: “El pueblo hebreo fue elegido por Dios, porque de él debía nacer Cristo.
Por eso toda la vida de este pueblo tuvo un valor profético y figurado, como observa san Agustín (Contra Faustum 22, 24).
Es por eso que los mismos preceptos judiciales dados a este pueblo tienen un valor figurado, a diferencia de los de otros pueblos. Así es como las guerras y las hazañas  de este pueblo se pueden entender en sentido místico; no así ocurre con las guerras y hazañas de los Asirios o de los Romanos, si bien sean humanamente más célebres” (Ib., I-II, 104, 2 ad 2).
También: “Los preceptos judiciales no tuvieron el poder de obligar para siempre, sino que fueron abolidos con la venida de Cristo” (Ib., I-II, 104, 3).

Te deseo un feliz Adviento y una fiesta de la Inmaculada Concepción rica de gracias.
Te recuerdo al Señor y te bendigo.
Padre Angelo