Questo articolo è disponibile anche in:
Italiano
Inglés
Español
Portugués
Pregunta
Buenas noches Padre,
después de tantos años de descuidar la práctica de la oración, ir a Misa (pocas veces iba a Misa, sobre todo con motivo de bodas ajenas, bautizos, confirmaciones, comuniones, etc… afortunadamente sin comulgar) y obviamente cometer todos los pecados capitales, llevo un tiempo acercándome a la Iglesia, y me he confesado. Desde entonces estoy poniendo en práctica los preceptos de un buen cristiano: ir a Misa, ayunar en los días prescritos, evitar las tentaciones….
Precisamente por estas últimas tengo algunas dudas.
Escribo para resolver una de ellas: habiendo practicado mucho la sexualidad, desde la masturbación hasta la cópula, con mujeres casadas y solteras, yo nunca estuve casado y actualmente ni siquiera estoy comprometido, quisiera saber si cometo un acto impuro si, a pesar de ser libre, consumo actos con mujeres.
Naturalmente, evito salir con mujeres casadas, a propósito para evitar que sean condenadas al infierno.
Pero con las… um… si me permite: ¿con las mujeres que han elegido libre y legalmente hacer ese trabajo para ganar dinero? ¿Está permitido? De una primera lectura superficial, me parecería que no…
Si tuviera novia, pues, no tendría ningún problema en respetarla, su amor y su alma, y por supuesto evitaría salir con otras (aún entonces, cuando estaba comprometido, evitaba de tener relaciones con otras mujeres, incluso con las que uno paga).
Pero ahora que estoy sin novia, ¿cómo debo comportarme? Ya se sabe, “puedo resistir todo en la vida, excepto la tentación” (O. Wilde)…
Respuesta del sacerdote
Muy querido,
1. la mujer no es un objeto que Dios creó para satisfacer nuestras propias pasiones sexuales.
No puede ser tratada así ni fuera del matrimonio, ni dentro del matrimonio, ni siquiera durante el compromiso.
Si uno la tratara así, mientras en ese momento degrada a la mujer, también se degrada a sí mismo porque se repliega en un egoísmo que le impide comprender que el camino hacia la felicidad y la plena realización de sí mismo se encuentra en el donarse generosamente y no en la posesión egoísta de cosas y personas.
2. Por eso la Iglesia recuerda incesantemente a todos, casados y comprometidos, que el camino para mantenerse en la lógica del don es la castidad.
Entre los cónyuges, la castidad se expresa evitando la anticoncepción en la intimidad conyugal. De hecho, la anticoncepción con su lenguaje dice que uno no quiere donarse por completo.
Entre las parejas de novios se expresa evitando la implicación sexual en las demostraciones de afecto.
La sexualidad fuera del matrimonio es falsificada en su misma esencia porque no expresa la entrega total de sí mismo ni manifiesta la propia expropiación para pertenecer irrevocablemente al otro.
Además, este tipo de relación sexual no está orientada hacia su verdadero fin, que es ponerse en juego en la generación y educación de los hijos.
3. Pero también quienes no están casados ni comprometidos deben mantenerse en la lógica del don y, por tanto, deben educarse para vivir en la castidad.
La pornografía, el autoerotismo, la prostitución son profanaciones del verdadero amor. Son manifestaciones de puro egoísmo.
4. Y como la sexualidad toca el núcleo íntimo de la persona, sucede que cuando uno vive la propia sexualidad de manera equivocada, se establece en lo más profundo de sí mismo una actitud equivocada que inclina fuertemente a poseer egoístamente el propio cuerpo o el cuerpo de los demás.
Pero este no es el camino hacia la felicidad.
5. En cuanto a las tentaciones, me citas a O. Wilde: “puedo resistir todo en la vida, excepto la tentación”.
Como broma está bien y en ciertas ocasiones es hasta hilarante.
Pero estoy convencido de que él también ha vencido muchas tentaciones y se ha sometido a la disciplina para superarlas.
La razón es simple: no puedes construir nada sólido y duradero en tu vida si no resistes a las tentaciones.
Y con la ayuda de Dios se puede resistir a cualquier tentación, por violenta que sea.
Con la esperanza de que tu también puedas superarlas a todas en un crescendo de santidad de vida, con gozo te recuerdo ante el Señor y te bendigo.
Padre Angelo