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Pregunta

Querido Padre Angelo,

Sigo escribiéndole y le agradezco las respuestas que me dio a mis anteriores preguntas sobre el sucesor de Pedro y la remodelación del Padre Nuestro.

Su sitio es muy bonito porque se pueden encontrar las respuestas a muchas preguntas incluso muy difíciles desde el punto de vista religioso y precisamente le escribo de nuevo porque quiero una respuesta suya sobre lo que le voy a preguntar ahora. Puedes responderme en privado o en la página web, como quieras.

Muy brevemente puedo decirle que en mi pasado siempre he sido creyente pero que en un periodo de mi vida, aunque creía, había perdido la asistencia a los sacramentos, a la misa y a la vida de la Iglesia.Ahora (gracias a la medalla milagrosa pero ese es otro tema) he vuelto después de décadas a la confesión (que intento hacer mensualmente, a la participación en la misa, a la comunión, a la oración, aunque inconstante pero presente).

Le pregunto, el Magisterio de la Iglesia y usted también lo ha reiterado siempre aquí enseña la importancia del sexto mandamiento y he leído en varios sitios de Internet la famosa visión de San Juan Bosco sobre las impurezas y el peligro de acabar en el infierno (¡incluso jóvenes que sólo habían cometido ese pecado se condenaban!)

Es reciente “la noticia” de Francisco que dijo claramente que no importa tanto ese mandamiento como el de no calumniar a los demás. Se lo escuché a un sacerdote incluso durante la misa del domingo en un santuario mariano.

Por eso pregunto, aparte de la verdad sobre la calumnia, ¿se ha rebajado la importancia de este mandamiento o sigue siendo obligatorio?,  porque me parece que en las palabras de estos días en la Iglesia hay cierta confusión.

Lo sigo considerando muy importante y ni siquiera se puede decir “pero Francisco lo dijo pero quiso decir en cambio que…” porque le aseguro que escuchando a conocidos, amigos y demás, muchos si no la mayoría dicen “así que ahora se puede hacer”.

Esto es lo que entienden los fieles. ¿Por qué toda esta ambigüedad del Santo Padre? ¿O tal vez la Iglesia está tratando de seguir nuevos caminos? Como por ejemplo la famosa «interpretación» sobre la comunión a los divorciados, problema planteado por varios sectores eclesiásticos (que nunca ha sido respondida).

Mis preguntas o perplejidades se derivan del amor que tengo a Cristo y a la Iglesia y sobre el peligro de ciertos actos o acciones y perdónenme si quizás soy demasiado “fundamentalista”.

Gracias de antemano, rezo por usted y puedo una bendición para mí y mia familia.

Sinceramente,

Luca.


Respuesta del sacerdote

Querido Luca,

1. Que los pecados de impureza son graves y por tanto excluyen del Reino de los cielos no es sólo el Magisterio de la Iglesia o San Juan Bosco quien lo dice, sino que es la propia Revelación divina. En otras palabras, Dios lo ha dicho.

2. Aquí es donde: “No os dejéis engañar: ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los sodomitas… no tendrán parte en el Reino de Dios” (1 Cor 6:9-10); “Y manifiestas son las obras de la carne, que son: fornicación, impureza, libertinajes y cosas semejantes; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios” (Gál 5:19-21); “Porque sabéis esto, que ningún fornicario, o inmundo, … tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios” (Ef 5:5).

3. A su vez, el Magisterio de la Iglesia ha afirmado que “según la tradición cristiana y la doctrina de la Iglesia, y como también lo reconoce la recta razón, el orden moral de la sexualidad comporta para la vida humana bienes tan elevados, que toda violación directa de este orden es objetivamente grave” (Declaración Persona humana 10).

4. Ciertamente, entre estos pecados hay algunos más graves que otros. Pero el punto de partida es el mismo: se trata de un asunto que objetivamente siempre es grave. Así que el hecho de que algunos sean más graves que otros no justifica los que son menos graves. Santo Tomás recuerda también que el adulterio es más grave que la fornicación porque añade a la gravedad de esta la injusticia hacia la persona casada a la que se pertenece y a la que se ha prometido fidelidad.

Pero el delito menor que el adulterio no justifica la fornicación. “El pecado de fornicación consiste en acercarse a otra (mujer) que la propria; más, si se añade la circunstancia de que aquella a quien uno se acerca sea la esposa de otro, pasa ya a otro género de pecado, esto es, al de injusticia, en cuanto que se usurpa lo que es de otro. Y en este sentido el adulterio es un pecado más grave que la fornicación (Suma de Teología, I-II, 73, 7).

5. La justificación teológica de la malicia de los pecados de lujuria se debe al “hecho de que el que hace un uso desordenado de su cuerpo mediante la lujuria, ofende al Señor, que es el principal dueño de nuestro cuerpo”. De ahí las palabras de San Agustín: “El Señor, que gobierna a sus siervos por su propio bien y no por su propio uso, ha ordenado esto, para que no caiga por los placeres ilícitos su templo, que tú has comenzado a ser” (Sermo 9,10)” (Suma de Teología,  II-II, 153, 3, ad 2).

También porque sigue siendo cierto que “En cierto sentido, sin embargo, el pecado de fornicación hace al hombre más inepto para recibir este sacramento, ya que este pecado es el que más somete el espíritu a la carne, con lo que se impide el fervor de la caridad que se requiere en este sacramento” (Ib., III, 80, 5, ad 2).

6. Aunque los pecados de impureza son graves en sí mismos, no se dice que sean los más graves. Santo Tomás hace suya la afirmación de San Gregorio que enseña que «los pecados carnales son menos graves que los espirituales» (Moralia 33:12).

El Papa Francisco quiso decir esto.

Que haya querido rebajar la gravedad a los pecados de lujuria, como la pedofilia, el adulterio, la violación, la sodomía… es ir decisamente más allá de lo que significan sus palabras. La calunnia, que es un pecado espiritual, es un pecado grave. Es tan grave que no se remite hasta que haya voluntad de enmendar.

7. Pero el hecho de que usted denunció: “Le aseguro que escuchando a conocidos, amigos y demás muchos, si no la mayoría dicen “así que ahora se puede hacer”. Esto es lo que entienden los fieles.

8. Tienes razón porque los periódicos más o menos dicen eso.

Tanto es así que Vatican news ha sentido la necesidad de aclarar: “Lo que el Papa no dijo sobre los pecados de la gula y la lujuria”, titulando así el artículo: “Palabras torcidas: ha vuelto a ocurrir con lo que dijo Francisco en un diálogo con los jesuitas en África”.

Luego añade. “Las diversas “traducciones”, aparecidas en los últimos días, de las palabras del Papa dirigidas a los jesuitas de Mozambique publicadas por Civiltà Cattolica el 26 de septiembre. Son dignas de reflexión”. Y escribe: “Varias personas han celebrado estas palabras, gritando el auto-absolución general.

Un periodico informó, entre comillas, que el Papa Francisco dijo que “la gula y la lujuria no son pecados graves”. De hecho, en el texto divulgado por Civiltà Cattolica, el Papa dice “menos grave”, por lo que, por desgracia para todos, sigue siendo “grave”.

Otros periódicos han sido más prudentes a la hora de citar y han “traducido” libremente el pensamiento del Papa con un “no son pecados tan graves”. Otro periódico se dejó llevar por el entusiasmo y en su titular disparó a lo grande: se dice que el Papa dijo “La lujuria no es un pecado”.

Luego alguien debió advertir que era demasiado fantasioso decirlo así, así que se cambió el título, pero el rastro se mantiene en Google. El texto del servicio, sin embargo, lo reitera y cita frases nunca pronunciadas por el Papa: “La gula y la lujuria no son pecados. O, al menos, no están entre los más graves”.

La costumbre de simplificar y, desgraciadamente, manipular la verdad merece una reflexión. Un fenómeno que, incluso en las prisas de cada día, debería llevarnos al esfuerzo de verificar las fuentes antes de emitir juicios”.

Esto es lo que informan las noticias del Vaticano y coincide perfectamente con lo que has escrito.

9. Queda un problema: ¿por qué transcribir y publicar estas palabras pronunciadas en lenguaje familiar por el Papa en una conversación privada y familiar con los jesuitas de la zona?

Uno se pregunta: ¿fueron los que las publicaron tan poco inteligentes como para no darse cuenta de que esas palabras serían inmediatamente tergiversadas con efectos tan devastadores en el pensamiento de la gente?

El Papa Francisco dice, con razón, que hay que tener el olor de las ovejas.

Llegados a este punto uno se ve casi obligado a dar la razón a los que han dicho que alguien parece no tener ni olfato ni cuidado con las ovejas.

Te deseo todo el bien en tu camino de vida cristiana, te recuerdo al Señor y te bendigo.

Padre Angelo


Traducido por Letizia De Carlonis