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Buenos días queridísimo Padre Angelo Bellon,
quisiera pedirle su opinión acerca de un video de YouTube que hicieron unos chicos Protestantes en que afirman sustancialmente las razones de Lutero (Las cinco Solas, por ejemplo) en detrimento de lo que afirma la Iglesia Católica Apostólica Romana.
Quisiera saber su opinión a la luz de lo que usted conoce y piensa sobre lo que dice el Magisterio Católico hoy.
Acuérdese de rezar por mí que yo lo haré por usted.
Paz.


Respuesta del sacerdote

 Muy querido,
1. he contestado varias veces a diferentes objeciones de los protestantes.
De todos modos las retomo nuevamente, según el esquema de ese dicho por el que los cinco puntos capitales del protestantismo son los siguientes: la sola Escritura, la sola gracia, la sola fe, solo Cristo, solo a Dios la gloria.

2. Acerca de la “sola Scriptura”: me quedé impresionado por lo que escuché en una catequesis de un pastor protestante que había buscado en toda la Sagrada Escritura un único versículo en el que se dijese que deberíamos atenernos solamente a la Escritura.
No lo encontró.
No lo encontró por la sencilla razón de que no existe.
Si nos atenemos a la sola Escritura, y esta afirmación no existe, ¿a qué cosa nos estamos apelando, si no a la Tradición, que niega para interpretar a su gusto la Escritura?
Ese pastor protestante, dejó el protestantismo.

3. Por otro lado hay que recordar que el Evangelio, primero fue predicado y sólo después se escribió.
Lo cual significa que la Tradición precede a la Escritura.
Además la Tradición, determinada por el magisterio de la Iglesia instituido por Cristo y garantizado por una especial asistencia de lo alto, nos ofrece la lista de los libros que componen la Escritura.
Por lo tanto la “sola Scriptura” a la que se refieren los protestantes está determinada por la Tradición.        

4. El segundo pilar de los protestantes es: “la sola gracia”.
Sí, solamente la gracia salva. Sin embargo hay que acogerla. Y hay que acogerla no sólo teóricamente, sino con los hechos.
El juicio de Dios se basará en los hechos, como se nota en Mateo 7, 20-23: “Por sus frutos, entonces, ustedes los reconocerán. No son los que me dicen: «Señor, Señor», los que entrarán en el Reino de los Cielos, sino los que cumplen la voluntad de mi Padre que está en el cielo. Muchos me dirán en aquel día: «Señor, Señor, ¿acaso no profetizamos en tu Nombre? ¿No expulsamos a los demonios e hicimos muchos milagros en tu Nombre?» Entonces yo les manifestaré: «Jamás los conocí; apártense de mí, ustedes, los que hacen el mal»”.
También Mateo 25, 34-46 recuerda que seremos juzgados por los hechos, por las obras, por los actos: “entonces el Rey dirá a los que tenga a su derecha: «Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo, porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; …». Los justos le responderán: «Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; sediento, y te dimos de beber?»… Y el Rey les responderá:  «Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo». Luego dirá a los de su izquierda: «Aléjense de mí, malditos; vayan al fuego eterno que fue preparado para el demonio y sus ángeles, porque tuve hambre, y ustedes no me dieron de comer; tuve sed, y no me dieron de beber»;… Éstos, a su vez, le preguntarán: «Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, …» Y él les responderá: ««Les aseguro que cada vez que no lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron conmigo»”.

5. Con respecto a la sola fe: la Escritura es clarísima: San Pablo: “la fe obra por medio del amor” (Gal 5, 6) y “aunque tuviera toda la fe, una fe capaz de trasladar montañas, si no tengo amor, no soy nada” (1 Cor 13,2).
Igualmente Santiago: “Lo mismo pasa con la fe: si no va acompañada de las obras, está completamente muerta” (St 2,17).
No le alcanzará a un delincuente o a alguien que comete toda suerte de pecados presentarse delante de Dios y decirle que ha conservado la fe. En cambio deberá mostrar su conversión y cambio de vida.
San Pablo escribiendo a los Gálatas que tenían fe, no les dice que ésta les sería suficiente para ir al cielo. Sino que les avisa: “Se sabe muy bien cuáles son las obras de la carne: fornicación, impureza y libertinaje, idolatría y superstición, enemistades y peleas, rivalidades y violencias, ambiciones y discordias, sectarismos, disensiones y envidias, ebriedades y orgías, y todos los excesos de esta naturaleza. Les vuelvo a repetir que los que hacen estas cosas no poseerán el Reino de Dios”(Gal 5,19-21).

6. Sobre el cuarto punto: “solo Cristo”.
Sí, es verdad, pero Cristo también dijo: «El que los escucha a ustedes, me escucha a mí; el que los rechaza a ustedes, me rechaza a mí» (Lc 10,16). Dijo también:  «Los pecados serán perdonados a los que ustedes se los perdonen, y serán retenidos a los que ustedes se los retengan». A San Pedro le dijo: «Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo» (Mt 16,19).
Por lo tanto no dio a los protestantes las llaves del Reino, como por otro lado tampoco me las dio a mí. Pero se las dio a Pedro, con todo lo que implica el uso de estas llaves.
Sólo Cristo nos salva, pero nos salva por medio de la Iglesia que nos da a conocer a Cristo y nos pone en comunión con Él, justamente como dice la Sagrada Escritura: “Pero, ¿cómo invocarlo sin creer en él? ¿Y cómo creer, sin haber oído hablar de él? ¿Y cómo oír hablar de él, si nadie lo predica?” y también  “la fe, por lo tanto, nace de la predicación” (Rm 10,17).
Y nos salva además mediante los sacramentos que instituyó.

7. En fin el último punto de los protestantes es: “sólo a Dios la gloria”
Claro que sí, solamente a Dios se le da gloria.
Pero, ¿cómo podemos darle gloria sin magnificar sus obras?
Las ensalzamos haciéndonos eco de todas las criaturas diciendo: “Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos. Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor. Aguas del espacio, bendecid al Señor; ejércitos del Señor, bendecid al Señor…” (Dan 3,57ss).
Entre las varias obras, es más entre las obras maestras de Dios porque duran eternamente, encontramos a los Santos a cuyas oraciones Dios nos ha mandado recurrir. A los tres amigos de Job les dijo imperiosamente: “vayan a ver a mi servidor Job… mi servidor Job intercederá por ustedes. Y yo, en atención a él, no les infligiré ningún castigo humillante, por no haber dicho la verdad acerca de mí, como mi servidor Job” (Job 42, 8).
En este punto la Biblia de Jerusalén escribe: “Job figura como intercesor a semejanza de Abraham (Gn 18-22-32; 20,7), Moisés (Ex 32,11), Samuel (1 Sam 7,5, 12,19), Amós (Am 7,2-6), Jeremías (Jer 11,14; 37,3; 2 Mac 15,14). Su sufrimiento parece ser la prueba de la eficacia de su oración” (Traducido por el traductor).

8. El culto a los santos es un culto que de hecho, se ofrece a Dios, tan es así que la Iglesia en las letanías de los santos, después de haber dicho “Santa Trinidad único Dios, ten piedad de nosotros” sigue diciendo: “Santa María ruega por nosotros, San Miguel ruega por nosotros…”.
Por lo tanto, los Santos no ocupan el lugar de Dios. No son el fin de nuestra oración, sino intercesores.
Dios mismo nos los muestra en la Sagrada Escritura mientras en el paraíso ruegan por nosotros. En una visión Judas Macabeo ve al sumo sacerdote que le dice a Jeremías: «Este es Jeremías, el profeta de Dios, que ama a sus hermanos, y ora sin cesar por su pueblo y por la Ciudad santa». Después Jeremías extendió su mano derecha y entregó a Judas una espada de oro, diciendo mientras se la daba: «Recibe esta espada santa como un don de Dios: con ella destruirás a tus enemigos» (2 Mac 15,14-16).
La Biblia de Jerusalén comenta: “Este constituye el primer testimonio de la fe en la oración de los justos ya difuntos, en favor de los vivos”. (Traducido por el traductor)

9. Como puedes notar, con estas “solas” los protestantes ocultan muchas verdades salvíficas, empobrecen la fe y no se dan cuenta de cuanto se privan a sí mismos y a aquellos que con tanto celo tratan de hacer sus prosélitos.
El hecho de que quiten a la Virgen, que Cristo desde la cruz nos ha dado como madre, para que nos cuide con la misma atención con que lo hizo con Él, es emblemático.
Dios, al comienzo de la creación, después del pecado original dijo al enemigo del hombre: «Pondré enemistad entre ti y la mujer, entre tu linaje y el suyo. Él te aplastará la cabeza y tú le acecharás el talón» (Gn 3,15).
Se nota claramente de donde deriva tanto ensañamiento contra la Virgen y de donde se originan los errores de los protestantes.
Con ese solo o sola, entendiendo en buena fe exaltar a Dios, no se dan cuenta de que son víctimas de aquel de quien la Escritura dice que sabe disfrazarse de ángel de luz (cfr. 2 Cor 11,14).

Me acordaré de ti con gusto en la oración y espero que hagas lo mismo conmigo , tal como lo prometiste.
Te deseo que serenamente sigas gozando de las festividades navideñas.
Te bendigo y te recuerdo en la oración.
Padre Angelo