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Queridísimos visitadores de nuestro sitio,
1. Las líneas que les envío son más indicadas para Semana Santa que para Pascua.
Sabemos que después de la muerte de Jesús los soldados vinieron y quebraron las piernas de los malhechores. Viendo que Jesús ya había muerto, un soldado con un golpe de lanza abrió su costado.
Santo Tomás destaca específicamente lo que dice el texto en latín: aperuit es decir abrió.
2. Puesto que lo que generalmente se abre son las puertas, Santo Tomás relaciona esto con otra puerta, aquella establecida por Noé en el Arca de la Alianza. Todos los animales que la cruzaban quedaban salvados.
3. Así pues ese costado fue abierto como una puerta para introducirnos en el corazón de Jesús, en sus sentimientos.
Por cierto que la primera persona que cruzó esa puerta fue la Virgen, enteramente conformada según los sentimientos de Jesús, y más precisamente con los sentimientos que emergían del corazón de Jesús en ese momento: la expiación de los pecados y el regreso de los hombres a Dios («y cuando yo sea levantado en alto sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí» Jn 12, 32).
4. Nosotros también de muy buen grado cruzamos esa puerta para estar siempre en el corazón del Señor, identificarnos con sus sentimientos.
Siempre, pero en especial durante esta semana, sobre todo lo que hacemos (oraciones, cumplimiento de nuestros deberes y también al consumir nuestros alimentos) estén presentes estas dos intenciones de Jesús: la expiación de los pecados y el regreso de los hombres a Dios.
5. Que sean muchos quienes resurjan de la muerte espiritual con nuestra cooperación en la pasión del Señor.
Al mismo tiempo, permaneciendo en el corazón de Cristo, los primeros en resurgir a una nueva vida, seremos indudablemente nosotros mismos.
Deseándoles cordialmente una serena y Santa Pascua, los bendigo y los recuerdo en la oración
Padre Angelo