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Queridísimo Padre Angelo,
le escribo pues en esta Cuaresma estoy en apuros con una cuestión que no logro aclarar.
Le explico.
Sé que Dios nunca quitará la libertad a una criatura suya.
Me pregunto: Satanás, ¿es libre?
Gracias.

Andrea


Respuesta del sacerdote

Querido Andrea,
1. Dios no quita la libertad a las criaturas que por su misma naturaleza han recibido la capacidad para ser libres.
Santo Tomás afirma que todos los seres inteligentes están dotados de libertad. Es más son a Su imagen justamente porque son libres.

2. Abordando enseguida tu última pregunta (si Satanás es libre) Santo Tomás afirma que: “Lo mismo los ángeles buenos que los malos tienen libre albedrío, pero según el modo y condición de su naturaleza” (Suma teológica,I, 64, 2, ad 1).

3. Veamos ahora de qué modo la libertad está presente en los demonios.
Dejo nuevamente la palabra a Santo Tomás:
“Orígenes (escritor eclesiástico oriental del siglo III), sostuvo la teoría de que toda voluntad creada puede inclinarse al bien o al mal en virtud del libre albedrío, excepto el alma de Cristo, a causa de su unión con la Palabra.
– Pero esta postura destruye la verdad de la bienaventuranza de los ángeles santos y de los hombres, porque la estabilidad perpetua es esencial a la bienaventuranza, que, por esto mismo, es llamada vida eterna.
Además, se opone a la autoridad de la Sagrada Escritura cuando enseña que los demonios y los hombres malos serán enviados al castigo eterno, mientras que los justos serán trasladados a la vida eterna (Mt 25,46).
-Por lo tanto, esta opinión debe ser considerada como errónea. Siguiendo la fe católica, hay que sostener que la voluntad de los ángeles santos está confirmada en el bien. La de los demonios, en el mal.
En cuanto a la causa de dicha obstinación, no se ha de buscar en la gravedad de la culpa, sino en la condición del estado natural. Esto es así porque, como dice el Damasceno, lo que para los hombres es la muerte, esto es para los ángeles la caída. Es evidente que todos los pecados mortales, grandes o pequeños, de los hombres son remisibles antes de la muerte. Después de la muerte, son irremisibles y duran siempre.
Por lo tanto, para buscar otra causa de esta obstinación, hay que tener en cuenta que (…)  el conocimiento del ángel difiere del del hombre en que el ángel conoce por su entendimiento de un modo inmutable, a la manera como nosotros conocemos de modo inmutable los primeros principios, que son el objeto del entendimiento.
El hombre, en cambio, conoce por la razón de una manera mutable, con el camino abierto para llegar a metas opuestas. De donde se sigue que la voluntad del hombre se adhiere a los objetos de una manera mutable, ya que puede abandonar uno y adherirse a su contrario; mientras que el libre albedrío del ángel lo es antes de la elección, pero no después” (Suma teológica, I, 64, 2).

4. Santo Tomás especifica seguidamente, que los ángeles antes de responder a Dios eran libres de adherir a Él. “Pero, una vez adherida, esta adhesión es inmutable. Por esto suele decirse que el libre albedrío del hombre es flexible en sentidos opuestos antes de la elección y después de ella; mientras que el libre albedrío del ángel lo es antes de la elección, pero no después. Así, pues, los ángeles buenos, adheridos desde siempre a la justicia, están confirmados en ella, mientras que los malos, los pecadores, están obstinados en su pecado”(Suma teológica, I, 64, 2).

5. Los demonios por lo tanto, conservan la libertad, la utilizan, pero siempre orientada hacia el mal aun cuando cumplan una obra buena, como ser cuando dicen la verdad, o bien obran algún prodigio en beneficio del hombre.
Puesto que su voluntad se obstina en el mal, todo lo que hacen, lo hacen para perder al hombre.
“En el demonio hay dos clases de actos. 1) Uno, procedente de su voluntad deliberada, que es lo que propiamente puede llamarse acto suyo. Este acto en el demonio es siempre malo, porque, aun cuando a veces hace algo bueno, sin embargo, no lo hace bien. Así, cuando dice la verdad es para engañar, y cuando cree y confiesa, no lo hace voluntariamente, sino forzado por la evidencia de las cosas. 2) El otro acto del demonio es el natural, que puede ser bueno y atestigua la bondad de su naturaleza, a pesar de que, incluso de este acto, abusan para el mal” (Ib., ad 5).

6. Por último Santo Tomás escribe: “La misericordia divina libra del pecado a los que se arrepienten. Pero a los que, por estar adheridos irrevocablemente al mal, no son capaces de arrepentimiento, la misericordia de Dios no los libra” (Ib., ad 2).

Deseándote todo bien, te bendigo y te recuerdo en la oración.
Padre Angelo