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Pregunta
Querido Padre Angelo,
Mi nombre es Carmen, ya le he escrito una vez y ahora le escribo de nuevo, confiando en su ayuda inspirada por Dios.
Tras la muerte de nuestro hijo, mi marido cerró la puerta de su corazón a Dios. Afirma que el Señor es alguien que hace diferencias entre sus hijos porque realiza milagros para algunos y en cambio nada para otros. También piensa que al Señor le gusta no intervenir porque de lo contrario no podría explicar cómo es que, a algunos, que se portan mal, les concede casi todo lo que quieren mientras que, a nosotros, por ejemplo, nos hace sufrir.
Querido Padre Angelo yo siempre le pido al Señor por mi esposo y todos los días le hablo a mi hijo para que interceda por nosotros para que podamos encontrarnos con Jesús y con él, Antonio Gabriel, que es nuestro hijo.
Dígame, Padre Ángelo, ¿cómo puedo ayudar a mi marido?
Comprenderá que el mío es un sufrimiento que llevaré toda la vida, pero si tengo que vivir tengo que dar un sentido a estos días y se lo debo también a mi hijo.
Gracias siempre
Una madre y una esposa que ama a sus dos príncipes en Jesús.
Carmen
Respuesta del Sacerdote
Querida Carmen,
1. Jesús dijo: aprended de mí.
Y también añadió: «Si alguien quiere seguirme, que se niegue a sí mismo, lleve su cruz y me siga». Tengo la impresión de que tu marido sigue a un dios pagano (que no existe), y no sigue a Jesús porque parece que se somete a una lógica que todavía está en el horizonte de este mundo. No ve más allá.
Por eso no entiende, no habla con su hijo que vive en Dios, como tú, el cual puede ayudarle tanto desde allá, sólo abriendo su corazón.
2. El razonamiento es necesario para conmover a tu marido, pero no es suficiente. Es necesario que se deje abrir el corazón por Dios.
¿Cómo se puede hacer esto?
3. Esto es lo que dice Santa Teresa del Niño Jesús, cuya fiesta celebraremos el próximo lunes: “Ah, la oración y el sacrificio forman toda mi fuerza, son las armas invencibles que me dio Jesús, tocan las almas mucho más que los diálogos, lo he experimentado a menudo» (Historia de un alma 315).
4. Por lo tanto, tienes un gran trabajo que realizar: oración y sacrificio.
Y no son cosas de un momento. Como ves, el Señor ha dispuesto que tu marido sea recuperado a través de tu mayor santidad.
5. Esto es también lo que dice el Espíritu Santo por boca de San Pedro: «Del mismo modo, vosotras, esposas, sed sumisas a vuestros maridos, porque aunque algunos no crean en la Palabra, se recuperaran por el comportamiento de sus esposas sin necesidad de hablar, teniendo ante sus ojos vuestra conducta casta y respetuosa.
Vuestro adorno pero no sea en el exterior -pelo trenzado, collares de oro, exhibición de ropa- sino en lo más profundo de tu corazón, un alma incorruptible, llena de mansedumbre y paz: esto es lo que es valioso ante Dios. Así es como se adornaban las santas mujeres que confiaban en Dios.” (1 P 4,1-5).
6. Ese fue el comportamiento de Santa Rita, que no tuvo un buen marido como el tuyo, sino uno arrogante e incluso violento. Ella lo ganó de nuevo sin necesidad de palabras, pero siempre poniendo ante los ojos del marido su conducta casta y respetuosa.
7. También tu intenta demostrarle en tu comportamiento un alma incorruptible, llena de mansedumbre y paz. Este es el camino que Cristo te presenta. Es arduo, sin duda, pero hermoso y fascinante.
El Señor ha establecido que tu marido sea recuperado a través de tu mayor santidad.
Te ayudaré en todo lo que pueda en este camino.
Así lo hago con la oración para ti y tu esposo, y os bendigo a los dos.
Padre Angelo
Traducido por SusannaF