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Buenas tardes,
Siempre supe que Jesús fue «pobre», o sea que su condición estaba en lo que era normal para la época.
Sin embargo, hoy acabo de leer, según un sacerdote, que Jesús habría sido de posición más bien acomodada, lo cual me resulta raro.
José y María compraron una paloma según Lucas, y esa era la ofrenda más baja, la de los pobres. Luego, «el Hijo del hombre se hizo pobre en lugar de rico».
La cita no es precisa, pero ese es el sentido de todos modos.
Su túnica tendría que haberla confeccionado una de las pías mujeres que lo seguían (lo leí en uno de sus mensajes).
El sacerdote dice que es gracias a las excavaciones arqueológicas en Israel, que afirma estas cosas y que la mayoría de los exegetas dirían lo mismo.
En Famiglia Cristiana, al igual que otros artículos, se afirma lo contrario.
Podría aclararme el asunto? Es un interés personal.
Respuesta del sacerdote
Muy querido,
1. que la condición de la familia de Jesús fuese pobre, emerge justamente por el episodio de la presentación al templo de Nuestro Señor.
La ley del Levítico mandaba lo siguiente: “Al concluir el período de su purificación, tanto por el hijo como por la hija, la madre presentará al sacerdote, a la entrada de la Carpa del Encuentro, un cordero de un año para ofrecer un holocausto, y un pichón de paloma o una torcaza, para ofrecerlos como sacrificio por el pecado” (Lev 12,6).
Pero, “si no dispone de recursos suficientes para adquirir un cordero, tomará dos torcazas o dos pichones, uno para el holocausto y otro para el sacrificio por el pecado. El sacerdote realizará el rito de expiación en favor de ella, y así quedará purificada” (Lev 12, 8).
Y bien, San Lucas en el momento de la purificación de María y de la presentación al templo de Jesús señala solamente la ofrenda de los pobres: “También debían ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o de pichones de paloma, como ordena la Ley del Señor” (Lc 2, 24).
Esto es suficiente para poder afirmar la pobreza de Jesús y de su familia.
2. En relación a la pobreza de Jesús, Santo Tomás pone en evidencia: “En el Evangelio leemos que: «el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza» (Mt 8, 20)”.
San Jerónimo comenta: «¿Cómo deseas seguirme por causa de las riquezas y las ganancias del mundo, cuando mi pobreza es tan extrema que no tengo ni una choza, y el techo que me cubre no es mío?» (En Mt 1).
La vez que hay que pagar el tributo al César, no teniendo nada, le dice a Pedro de irse al mar y tomar la moneda debajo de la lengua del pez (cfr. Mt 17,26), San Jerónimo resalta aún más: Esto, entendido sencillamente, edifica al oyente cuando escucha que el Señor vivió una pobreza tan extrema, que no tuvo con qué pagar el tributo por sí mismo y por el Apóstol” (Suma teológica, III, 40,3, sed contra).
3. Como bien apuntas, “siendo rico, se hizo pobre” (2 Cor 8, 9). Lo cual quiere decir que, siendo Dios, y por lo tanto el origen de toda riqueza, eligió la pobreza y quiso vivir pobremente.
Según Santo Tomás, quiso ser pobre por cuatro motivos: “Primero, porque esto era oportuno para el oficio de la predicación, por el que Él dice haber venido, en Mc 1,38: «Vayamos a las aldeas y ciudades, para predicar en ellas, pues a esto he venido» . Es necesario que los predicadores de la palabra de Dios, para darse totalmente a la predicación, estén enteramente libres del cuidado de las cosas temporales. Esto no pueden hacerlo los que tienen riquezas. De donde el propio Señor, cuando envía a los Apóstoles a predicar, les dice: «No tengáis oro ni plata» (cf. Mt 10,9). Y los mismos Apóstoles dicen en Act 6, 2: «No es justo que nosotros abandonemos la palabra de Dios para servir a las mesas».
Segundo, porque, lo mismo que aceptó la muerte corporal para darnos la vida espiritual, de igual modo soportó la pobreza temporal para darnos las riquezas espirituales, según el pasaje de 2 Cor 8, 9: «Conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por nosotros se hizo pobre, para que nosotros fuésemos enriquecidos con su pobreza».
Tercero, para que, en caso de haber tenido riquezas, no se atribuyese a codicia su predicación. Por lo que dice Jerónimo, (En Mat 1, sobre 10, 9), “que si los discípulos hubieran tenido riquezas, hubiera parecido que predicaban no por causa de la salvación de los hombres, sino por motivo de lucro.” Y la misma razón vale para Cristo.
Cuarto, para que tanto más se manifestase el poder de su divinidad cuanto más despreciable parecía por causa de su pobreza. Por esto se dice en un Sermón del Concilio de Éfeso : Eligió cuanto había de pobre, de vil, de mediocre y, para muchísimos, de oscuro, para que se comprendiese que la Divinidad había transformado el orbe de la tierra. Por este motivo escogió una madre pobre, y una patria todavía más pobre; se hizo falto de dinero. Y esto es lo que te explica el pesebre” (Suma teológica, III, 40,3).
4. También el carisma de la vida consagrada en el seno de la Iglesia da testimonio de la pobreza de Cristo.
La vida consagrada mediante los votos de pobreza, de castidad y de obediencia, se diferencia de los demás estados de vida porque los que forman parte de ellos, desean vivir según el mismo estilo de vida de Cristo pobre, casto y obediente.
Es lo que recuerda Juan Pablo II en el documento Vita consecrata: “La vida consagrada, enraizada profundamente en los ejemplos y enseñanzas de Cristo el Señor, es un don de Dios Padre a su Iglesia por medio del Espíritu. Con la profesión de los consejos evangélicos los rasgos característicos de Jesús —virgen, pobre y obediente— tienen una típica y permanente « visibilidad » en medio del mundo” (VC 1).
Además: “En efecto, mediante la profesión de los consejos evangélicos la persona consagrada no sólo hace de Cristo el centro de la propia vida, sino que se preocupa de reproducir en sí mismo, en cuanto es posible, «aquella forma de vida que escogió el Hijo de Dios al venir al mundo». Abrazando la virginidad, hace suyo el amor virginal de Cristo y lo confiesa al mundo como Hijo unigénito, uno con el Padre (cf. Jn 10, 30; 14, 11); imitando su pobreza, lo confiesa como Hijo que todo lo recibe del Padre y todo lo devuelve en el amor (cf. Jn 17, 7.10); adhiriéndose, con el sacrificio de la propia libertad, al misterio de la obediencia filial, lo confiesa infinitamente amado y amante, como Aquel que se complace sólo en la voluntad del Padre (cf. Jn 4, 34), al que está perfectamente unido y del que depende en todo”(VC 16).
5. El hecho de que Jesús fuera carpintero en su vida escondida en Nazareth y trabajara junto a José, no quiere decir que fuese rico.
Probablemente el trabajo no escaseaba, también porque hacían todo a la perfección. Pero frente a la pobreza de quienes no tenían cómo pagar, eran felices de prestar gratuitamente sus servicios.
No es improbable que hayan tenido que sufrir la astucia de ciertos clientes que más de una vez podrían haber fingido pagar toda la deuda.
En todo caso seguramente no exageraban con los precios.
Por lo que vivían según el nivel de pobreza común de los habitantes de Nazareth.
La Sagrada familia no era más acaudalada que las otras familias de Nazareth.
6. La túnica con probabilidad se la había hecho su madre, o bien una de las mujeres que lo asistían con sus bienes.
Te bendigo, te deseo una feliz continuación de las festividades navideñas y te recuerdo en la oración.
Padre Angelo