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Pregunta 

Querido Padre Angelo,

Ya le escribí otras veces, incluso hace poco, confiando siempre en sus prudentes respuestas, que aprecio también mientras leo los consejos que da a los fieles que recurren a usted.
Le escribo a causa de una duda que he tenido en estos días, pero que seguramente ya tenía hace tiempo en mi interior.
Soy una persona que padece desde la adolescencia del problema de los actos impuros solitarios, principalmente de forma compulsiva.
No obstante mis 42 años no logro acabar con ellos, y estoy siempre tentado por mis instintos de concupiscencia.
Ahora bien, no soy casado, no puedo por tanto beneficiar del bálsamo que ustedes los teólogos llaman remedium concupiscentiae, por lo que caigo siempre en el pecado, cada vez que siento esta fuerte tentación (y en este tiempo de Cuaresma pienso que sea más grave, si usted me lo confirma).
La pregunta que me planteo es la siguiente: cuando seré juzgado por Dios, el Señor tendrá en cuenta el hecho de que nunca he tenido relaciones sexuales o por decir mi “virginidad”, queda de todos modos manchada porque yo en estos años (y pienso también en los venideros) me he masturbado siempre, también valiéndome de material erótico-pornográfico (foto, películas, etc)?
Quiero decir: puedo aún considerarme “virgen” (no habiendo tenido relaciones con otras personas) o el hecho de “haberlas tenido conmigo mismo” anula de todas maneras de hecho mi presunta virginidad? Y cuando esté delante del Juicio de Jesús lo tendrá en cuenta y será justo juez o Salvador misericordioso (para decirlo como Él mismo lo refirió a S. Faustina Kowalska)?
Le agradezco por la respuesta que tarde o temprano querrá darme, se bien que serán decenas de personas quienes le escriben y que no puede responder enseguida a todos, además de las otras obligaciones que seguramente tendrá, pero tengo presente que sus respuestas me llegaron las otras veces, sorprendentemente rápido.
Le pido por fin una oración para mí, que tanta falta me hace, dadas las condiciones espirituales en las que bien puede imaginar, me encuentro.
Cordiales saludos.

Respuesta del sacerdote

Muy querido,
1. en la observación de los mandamientos de Dios, no existen descuentos.
Es cierto que tú no estás casado (por ahora). Sin embargo es siempre cierto que el Señor sostiene a cada uno con una gracia particular según su estado, en vistas de la santidad.
No teniendo a tu cargo una familia, puedes dedicarte más a la oración, a la comunión con Dios, a la lectura, a la misa cotidiana.
Todas estas son gracias muy grandes que atenúan mucho lo que tú llamas impulso de la concupiscencia.
El juicio de Dios -puesto que obedece a la verdad- tendrá en cuenta también de estas ayudas ofrecidas y que tal vez no fueron tomadas en cuenta.

2. Hacer uso de pornografía, no puede de ninguna manera ser considerado como un sustituto. Ninguna persona puede ser mirada o tratada como las que se encuentran en la pornografía. Ni tampoco hay privilegios o excepciones para que alguien pueda hacer uso de ella. La pornografía es una perversión del proyecto Santo de Dios acerca del cuerpo humano, llamado a ser templo del Espíritu Santo, lugar donde habita Dios.
Para nadie, ni siquiera para los casados, es lícito mirar con tal mirada a otra persona, ni tampoco a su propio cónyuge. 

3. La virginidad no ha de ser entendida en un sentido puramente material, es decir en el no haber tenido relaciones con personas del otro sexo.
La virginidad se pierde también con los actos impuros tenidos con personas del mismo sexo y también consigo mismos.
He aquí lo que dice Santo Tomás: “El deleite producido por la emisión de semen puede darse de dos modos. Primero, puede ser fruto de una decisión de la mente, en cuyo caso quita la virginidad, sea con coito o sin él.
En segundo lugar, el deleite puede llegar sin intención de la mente, sea durante el sueño, mediante violencia en la que no consiente la mente, aunque raras veces se experimenta deleite, o por enfermedad, como en aquellos que sufren pérdida de semen. En estos casos no se pierde la virginidad, porque no se da por impureza, a lo cual se opone la virginidad.” (Suma teológica, II-II, 152, 1 , ad 4).
Más aún: “El pudor se halla esencialmente en el alma y materialmente en la carne, igual que la virginidad. Por eso dice San Agustín, que, aunque la virginidad se conserve en el cuerpo y sea, por tanto, corporal, sin embargo es espiritual la continencia de la piedad que ella fomenta y guarda” (Ibid., ad 2). 

4. Agrega Santo Tomás que la virginidad como actitud virtuosa se debe al hecho “de abstenerse del deleite venéreo por decisión de la voluntad”.
Por lo tanto la integridad física  es solamente accidental o secundaria. De hecho “si en algún caso, se pierde la integridad corporal por otra circunstancia, ello no afecta a la virginidad más que si la persona se hiere en una mano o en un pie”(Ibid., ad 3).

5. Por lo tanto con los actos impuros llevados a cabo a solas y mediante el uso de material pornográfico, esta virginidad -por usar tus términos- se ha ensuciado.
Sin embargo esta virginidad se puede recuperar justamente porque esencialmente reside en el alma.
Por eso San Bernardo decía que “una castidad prolongada es equiparable a la virginidad” (longa castitas reputabitur ad virginitatem) (De modo bene vivendi, c. 22).

6. En fin me preguntas si cuando estarás en el Juicio ante Jesús tendrá en cuenta que por lo menos no has tenido relaciones sexuales desordenadas.
Creo poder decir que el juicio no dependerá tanto de los pecados que hayamos o no hayamos hecho, sino más bien del arrepentimiento y el amor por el Señor.
Algunos santos en su vida cometieron pecados bastante graves antes de su conversión. Pero se presentaron al Señor con actitud penitente y pura.
Te lo deseo también a ti y por eso te aseguro con mucho gusto mi recuerdo en la oración y te doy mi bendición.

Padre Angelo