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Pregunta

Querido Padre,

Soy un joven creyente muy interesado en teología incluso si tiendo a estudiarla con superficialidad, le quería hacer la siguiente pregunta: Cuando Adán y Eva fueron creados, como estaban en gracia y  unión con Dios, tenían conocimiento de la Santísima Trinidad? sino, en qué modo hubieran podido conocerla sino hubieran pecado?

Le agradezco por el servicio que nos da a nosotros los fieles, le deseo una buena y santa Pascua, tratando de orar por usted.

Reginaldo


Respuesta del sacerdote

Querido Reginaldo,

1.Santo Tomás se hizo la misma pregunta cuando en la cuestión 94 de la primera parte de la Somma teologica en el primer artículo se pregunta si el primer hombre vio la esencia de Dios.

Como ves, Santo Tomás no habla explícitamente de la Santísima trinidad, pero como la esencia divina consiste en la comunión de las tres personas divinas, la pregunta es equivalente.

2. He aquí la respuesta: el primer hombre no vio a Dios en su esencia según el estado común de aquella vida, a no ser que digamos que lo vio en rapto, cuando, Dios infundió en Adán un profundo sueño (Gén 2,21). El porqué de esto radica en que, siendo la esencia divina la bienaventuranza misma, el entendimiento que ve la esencia divina está, respecto de Dios, en la misma relación que cualquier hombre respecto de la bienaventuranza. Es evidente que ningún hombre puede apartarse voluntariamente de la bienaventuranza, ya que, de un modo natural y necesario, el hombre busca la bienaventuranza y huye de la miseria. Por eso, nadie que haya visto a Dios en su esencia puede apartarse de Él voluntariamente, en lo cual consiste el pecado. Y así, cuantos han visto la esencia divina se reafirman de tal manera en el amor de Dios, que no pueden ya pecar nunca. Por lo tanto, como Adán pecó, es  evidente que no vio a Dios en su esencia (Somma teologica I, 94, 1).

3. Por lo tanto nuestros progenitores en el estado de inocencia original no conocieron explícitamente la Santísima trinidad, de la misma manera no veían explícitamente a Dios. 

4. Continúa  Santo Tomás: “Sin embargo (Adán), conocía a Dios de un modo más sublime que nosotros, llegando a ser su conocimiento un término medio entre el conocimiento de esta vida y el del cielo, por el que se ve la esencia de Dios” (Ib.).

Ahora el conocimiento de Dios más grande que nosotros podemos tener en la vida presente, es el que nos da la fe, que es un faro sobrenatural que nos pone a disposición a Dios en un modo nuevo, poniéndonos en grado de conocerlo desde su interior y no solo desde afuera. 

5. “Para demostrarlo, continúa Santo Tomás,  hay que tener presente que la visión de Dios en su esencia se distingue de la visión de Dios por medio de las criaturas. Pero cuanto más elevada y semejante a Dios es una criatura, tanto más claramente se ve por medio de ella a Dios, como al hombre se ve mejor reflejado en un espejo limpio. (…).

Ahora bien, el primer hombre no encontró impedimento en las cosas externas para la contemplación clara y continua de los efectos inteligibles de Dios percibidos por él a través de la radiación de la primera verdad, a través de la cognición tanto natural como de la gracia (fe).

Por eso escribe San Agustín: quizá Dios hablaba antes con ellos de otra forma; como habla con los ángeles iluminando sus inteligencias con la luz de la verdad inmutable, Quizá de este modo hablaba Dios con ellos, si no con tanta participación de luz divina, como la que pueden recibir los ángeles  (De Genesi ad litteram, 11,33).

Entonces, por estos efectos inteligibles, el primer hombre conoció a Dios más claramente que nosotros». (Ib.).

6. Por lo tanto Adán y Eva tenían un conocimiento y se podría decir también una contemplación de la Santísima trinidad más profunda de cuanto la tenemos nosotros.  

La veían irradiada en todas las criaturas, como una huella en todos los seres y como una imagen estampada en el alma humana. 

Con los mejores deseos de que la teología te llegue a interesar cada vez más, oro por ti y te bendigo. 

Padre Angelo