Questo articolo è disponibile anche in: Italiano Inglés Español Portugués

Pregunta

Querido Padre Angelo, 

Soy un indio de religión Sij y desde hace poco he comenzado a leer la Biblia. El Señor  Jesús me agrada y además rezo. En nuestra religión Sij no hay nada en contra a vuestra religión y he intentado establecer comparaciones entre las dos religiones (aunque no me gusta hablar de religiones) y me he dado cuenta de que que mis 10 maestros dieron casi las mismas enseñanzas que Jesús, con la única diferencia que Él es el hijo de Dios Padre Omnipotente. Yo dirijo prevalentemente mis oraciones al Padre, pero también a Jesús.
Mi mente sin embargo está acosada por blasfemias involuntarias que me producen un gran dolor: ¿qué puedo hacer?
Yo le pido siempre al Padre (que nosotros llamamos Wahe Guru, Hari, Gobind…) perdón y le pido, siempre que aleje de mí esos pensamientos blasfemos.
Según usted ¿que debería hacer?


Respuesta del sacerdote 

Muy querido,
1. estoy de acuerdo contigo sobre el hecho de que vistas desde afuera entre las religiones pueden observarse muchos puntos afines.
Sin embargo en el cristianismo existe algo muy peculiar, pues no se trata sencillamente una práctica religiosa en la que se adhiere a ciertas enseñanzas, sino la de experimentar la vida con Cristo, que nosotros reconocemos como Dios hecho hombre, muerto y resucitado, y que justamente por esto, mientras está a la derecha del Padre, al mismo tiempo está junto a nosotros y en nosotros.

2. Así es como a través de Cristo, Dios viene para vivir en el interior del hombre, según la hermosa promesa de Jesús:  «El que me ama será fiel a mi palabra, y mi Padre lo amará; iremos a él y habitaremos en él» (Jn 14, 23). Lo
Cuando las divinas Personas llegan para habitar en el corazón del hombre, el alma queda invadida por la gracia y percibe esa presencia divina.

3. Esta presencia puede quedar resentida por el enemigo del hombre, por el común adversario, para entendernos. No es raro que moleste a los neo conversos con pensamientos blasfemos.
Esto no constituye pecado por parte del sujeto, porque no hay consentimiento.
Sin embargo, constituyen una molestia y muchas veces bastante pesada de sobrellevar.

4. Con todo, aun la acción maléfica del común adversario, no escapa al gobierno de Dios, es más al dominio soberano de Jesucristo, porque en su nombre -esto es, invocando su presencia- todo le obedece.
Lo testimonia San Pablo cuando dice: “Para que al nombre de Jesús, se doble toda rodilla
en el cielo, en la tierra y en los abismos” (Fil 2,10).
También lo que está en los abismos -expresión simbólica referida a los demonios- le obedece.

5. Es a lo que se refiere el Evangelio de Lucas en el capítulo décimo: “Los setenta y dos volvieron y le dijeron llenos de gozo: «Señor, hasta los demonios se nos someten en tu Nombre».Él les dijo: «Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Les he dado poder de caminar sobre serpientes y escorpiones y para vencer todas las fuerzas del enemigo; y nada podrá dañarlos. No se alegren, sin embargo, de que los espíritus se les sometan; alégrense más bien de que sus nombres estén escritos en el cielo»” (Lc 10,17-20).

6. Con estas palabras el Señor quiere decir que es grande la potestad de expulsar a los demonios.
Pero esto no es todavía suficiente para asegurarse la vida eterna. Este poder también fue ejercido por Judas.
Por lo tanto, mientras es bueno alegrarse por los dones de Dios, es más importante y de mayor gozo el que nuestros nombres, es decir, nuestra persona se encuentre en el cielo.

7. Así pues, te exhorto a que invoques el nombre de Jesús desde el interior de tu corazón. Jesús quiere decir Dios salva, o también Salvador.
Invocándolo con amor traes su presencia dentro de ti.
Y  en su presencia todos, también los demonios que te asedian con obsesiones blasfemas están obligados a doblar las rodillas, es decir a obedecerle y alejarse.Te seguiré con mucho gusto con mis oraciones para que Jesús te salve y te bendigo.
Padre Angelo