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Hola Padre,
Quien le escribe es un chico de 21 años que recientemente decidió cambiar su vida.
He sido agnóstico durante la mayor parte de mis años y he vivido en la confusión del pecado. Durante mucho tiempo he sufrido ansiedad, pensamientos obsesivos, depresión incluida cualquier cosa que se le ocurra añadir… Desde hace poco he decidido acercarme a Dios, y además de haber encontrado un tesoro precioso también he decidido cerrar con la adicción que me mantuvo atado por toda mi adolescencia (la pornografía), después de acercarme a una de las oraciones que más me está ayudando: el Santo Rosario.
A través de esta oración diaria, aunque no sepa porqué, puedo encontrar una paz que, a pesar de que dure poco, logra un cierto alivio de todos mis sufrimientos.
Quería entonces preguntarle:” ¿cuánto tenemos que confiar en el Rosario para que recibamos las gracias pedidas? ¿Me estoy engañando a mí mismo o realmente la oración puede ayudarme? ¿Dios sanará todos mis problemas o estos constituyen la cruz que tendré que llevar hasta el final de mis días?
A menudo pienso que estoy perdiendo el tiempo, aunque trato de no pensarlo… Rezo diariamente a Jesús y le ruego que me libere de todas las ansiedades que me están quitando la paz… Estoy tratando de desarrollar la fe en Dios y estoy convenciéndome de que Dios no puede abandonarme nunca.
Esperando su respuesta, la recuerdo en mi rosario diario y aprovecho esta oportunidad para agradecerle el enorme trabajo que está desarrollando a través de este sitio…
Que Dios la bendiga.
Querido….
1.El Señor te hizo tocar con manos el poder de la oración del Santo Rosario.
El secreto de este poder reside en el hecho de que cuando recitamos el Rosario llevamos a Cristo en nuestra vida.
El viene con su omnipotencia sanadora a los acontecimientos de nuestra vida que poco a poco mencionamos al principio de cada decena.
Él obra en la medida en que nos abrimos con nuestra fe y devoción.
Lo que pasó con las personas afortunadas que pudieron conocerle, verle, oírle, tocarle y hablar con Él, hace dos mil años, sucede cada vez que queremos, a través de esta hermosa oración.
2. Cuando oramos con el Rosario recibimos la visita de Jesucristo.
En ese momento se actúa a nuestro favor lo que se lee en Salmos 65:10: » Tú empapas los surcos de la tierra y deshaces sus terrones; ablandas la tierra con lluvias abundantes y bendices sus productos. «
Orar con el Rosario es igual que recibir la visita del Señor. ¡Qué extraordinario es este momento! Cuando Jesús resucitó al hijo de la viuda de Naín, todos tuvieron miedo y comenzaron a alabar a Dios diciendo: “Un gran profeta ha aparecido entre nosotros” También decían: “Dios ha venido a ayudar a su pueblo.” (Lc 7, 16).
Cuando rezamos el Rosario Jesús llega y actúa con nosotros y con nuestras actividades igual que con aquel joven de Naín.
3. «Tu recorres la tierra y la sacias.» Rezar el santo Rosario es lo mismo que ser saciado por el Señor que rocía nuestra vida con la gracia y el consuelo del Espíritu Santo. Por esta razón, mientras se recita, y una vez terminado el Rosario, se siente paz. En Fátima la Virgen ha asociado continuamente el Rosario con la paz, con todos tipos de paz: en el mundo, en las familias, en las comunidades, en las almas.
4. No tenemos que olvidarnos que, junto con la visita de Jesús en el Rosario, también recibimos la visita de la Virgen. En su presencia, el príncipe de las tinieblas huye inmediatamente, igual que la oscuridad desaparece en el mismo momento en que se enciende la luz.
En su lugar, la Virgen trae la luz y el calor de Cristo que nos dan vida.
5. Por último, Cristo con su visita viene a llenaros con sus riquezas.
El Rosario es fuente de gracias porque nos pone en comunión con el sacrificio de Jesús que nos ha redimido a un alto precio. No debe extrañarnos que los Papas hayan exaltado su eficacia con diversas expresiones, una más bella que la otra.
Papa León X, por ejemplo, dijo que el Rosario fue apropiadamente instituido contra los peligros inminentes en el universo.
San Pío V lo llamó un medio muy poderoso por el cual la oscuridad de la herejía se disipa y reaparece la espléndida luz de la fe católica
Urbano IV dijo que el Rosario es esa devoción por medio de la cual los grandes bienes llegan incesantemente a los pueblos cristianos.
Gregorio XIII vio en el Rosario la oración más adecuada para pedir perdón a Dios implorando efectivamente la intercesión todopoderosa de María.
Adrián VI lo definió como el flagelo que pone al diablo en fuga.
Gregorio XIV dijo que el Rosario destruye el pecado, recupera la gracia y da gloria a Dios.
Para Urbano VIII, aumenta felizmente el número de cristianos.
Julio III dijo que es el decoro de la Iglesia Romana.
Pablo V lo llamó un tesoro inagotable de gracias y Clemente VII la fuente de todo bien para cada condición de las personas.
Estoy convencido de que el Rosario te traerá todos estos bienes y te liberará de muchos males.
Muchas gracias por recordarme diariamente en tus oraciones que es un beneficio continuo, al cual correspondo de buen grado y te bendigo.
Padre Angelo
Traducido por Susanna F