Questo articolo è disponibile anche in: Italiano Inglés Español Francés Alemán Portugués

Cuestión

Buenos días Padre,

Gracias por su tiempo que nos dedica a través de su rúbrica. Me hicieron las siguientes preguntas. Preguntas a la cuales no puedo responder sobre la ignorancia en materia de fe. Y tal vez son «tendenciosas». Escribo tendenciosas porque no puedo evaluar la intención por la cual me las preguntaron. Tal vez tales preguntas tienen la intención de «perturbar» mi fe.

Si alguien vive en la ignorancia sobre un cierto tema, relativo a nuestra Fe, ¿debe buscar la verdad aunque sospeche que después no se adecuara? No me refiero al caso en el cual se deba o no instruir a alguien.

Pero si la persona misma que vive en la ignorancia tenga que educarse si luego teme que no se conformará. ¿Cómo adecuarse en un caso similar?

Lo recuerdo con afecto y gratitud al Señor.

Mateo


Querido Mateo,

1. Aquí rápido una respuesta: en el primer caso, si se sabe que el interlocutor no será en grado de observar la norma moral, se intentará de instruirlo gradualmente.

No revelarle al instante toda la norma moral es un acto de caridad hacia él, porque si se tiene la certeza de que perseverará en el error, su situación se agravará porque su comportamiento se volvería más grave a causa de la conciencia que ha alcanzado.

2. Por lo tanto, se lo deja materialmente en el error y sin embargo con la voluntad de mostrarle poco a poco toda la verdad.

Tener la preocupación de decirle toda la verdad es un acto de caridad porque el mal moral no es simplemente una violación de una ley que es externa a nosotros, de modo que, si uno se sale con la suya tanto mejor, así como en el caso que uno no se toma una multa, aunque se haya equivocado. La ley moral está dentro de nosotros, está escrita en nuestra propia naturaleza. Así que dejarlo en el error significa dejar que se lastime y dejar que se lastime más y más. Esto obviamente no puede ser considerado como caridad.

3. Gradualmente significa siempre decirle lo que es verdad y nunca lo falso. Sin embargo, mientras le dice la verdad, también se le ofrecen todos los medios y ayuda para poder conformarse. En primer lugar, las de gracia, que nos está concedida de manera ordinaria por los sacramentos.

4. Recuerda el Catecismo de la Iglesia Católica: «Sucede a menudo que la conciencia se equivoca por una ignorancia invencible, sin perder su dignidad. En este caso, el mal cometido por la persona no puede serle imputado. Pero no deja de ser un mal, una privación, un desorden. Por tanto, es preciso trabajar por corregir la conciencia moral de sus errores.» (CCC1793).

5. En el segundo caso, sin embargo, se trata de una persona que teme de conocer la verdad porque sabe que no podrá observarla. Y por lo tanto prefiere quedarse ignorante. Esta ignorancia en la teología se llama «afectada», porque es intencional. Esta clase de ignorancia es culpable, pecaminosa.

6. Además, nunca se puede decir que la ley de Dio sea imposible de observar y superior a las fuerzas del hombre, sobre todo si se deja ayudar por la gracia. Sería una blasfemia decirlo.

7. Se dice afectada aquella ignorancia porque procede de una elección precisa de no querer conocer la norma moral «para pecar con más libertad» (Suma teológica, I-II, 76, 3).

Siempre es culpable y nunca se excusa.

«Esta ignorancia, dice Santo Tomás, es directa y esencialmente voluntaria porque uno intenta a propósito de no saber algo para pecar más libremente. Tal ignorancia aumenta la voluntariedad y el pecado: porque la intensidad de la voluntad pecaminosa le impulsa a sufrir el daño de la ignorancia por la libertad de pecar» (Ib., I-II, 76, 4).

Te agradezco por recordarme al Señor y con gusto le correspondo, te deseo todo bien y te bendigo.

Padre Ángelo