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Pregunta

Estimado Padre Angelo,

Quisiera preguntarle sobre algunas cuestiones que me surgieron en la escuela durante mi clase de filosofía; comenzamos discutiendo sobre Platón: quien dijo que las ideas son trascendentes al hombre (pertenecen a otra dimensión) y que sólo muriendo o a través de la razón pueden ser concebidas por el hombre. Sócrates, el maestro de Platón, en cambio, creía que las ideas eran innatas en el hombre, es decir, que el hombre, como hombre, siempre las lleva dentro, sólo tiene que hacer un esfuerzo para que «nazcan» en él.

Todo esto se discutió en clase para definir cómo Platón quería demostrar la inmortalidad del alma. Pues bien, sabemos por la fe y la razón que el alma humana es inmortal (no eterna porque se genera e infunde en el niño no nacido en el momento de la concepción y no existe para siempre).

Ahora bien, esta es mi pregunta: ¿se pueden utilizar estas razones platónicas para demostrar la inmortalidad del alma también en el cristianismo? Porque si fueran innatos en el alma no encontraría ninguna fricción con la doctrina, pero si fueran parte de otra dimensión tendría algunas dudas. Es decir: el Paraíso, como el Infierno y el Purgatorio, son trascendentes al hombre, o sea, forman parte de una dimensión espiritual y no material que el hombre no puede enfrentar/afrontar sino por la gracia recibida; sin embargo, las ideas (un concepto para expresar el «sentido» de las cosas: o sea, ¿sabemos que esto es un gato porque hemos contemplado la idea de un gato) son innatas en el hombre o éste las descubre trascendiéndose a sí mismo? Si fueran innatas, ¿tendríamos que recurrir al experiencialismo para que se nos ocurrieran (de hecho, si habláramos de perros y gatos a personas que nunca los han visto, se crearían un concepto erróneo de ellos)?

Creo haber sido un poco retorcido, pero muchas gracias por el trabajo que realiza con sus artículos.

Muchas gracias de nuevo, Lorenzo.


Respuesta del sacerdote

QueridoLorenzo,
1. las ideas trascienden el orden sensible.

Por lo general, se inician a partir de las cosas. Pero luego el hombre elabora lo que ha aprendido a través de los sentidos, conjetura, relata, programa.

Todas estas actividades son trascendentes a la materia y no las encontramos en los animales, que están limitados a sus instintos.

2. La actividad que tú y yo estamos realizando en este momento es una actividad material, porque estamos poniendo la pluma sobre el papel o leyendo la escritura, pero al mismo tiempo estamos utilizando la materia (pc) que ha sido elaborada y programada por el hombre con una actividad extraordinariamente trascendente.

Y nosotros mismos -a través de los signos que escribimos- nos ponemos en relación espiritual y en comunión de pensamiento.

3. Se podría decir que en cada evento el hombre, aunque vive en el orden de los sentidos (está hecho de cuerpo), sin embargo, lo trasciende continuamente.

Lo trasciende con su lenguaje, con sus decisiones, con su programación, en su relación con los demás, donde a través de los signos sensibles del lenguaje se comunica con otras personas que viven en otros lugares, con otras culturas e incluso en otras épocas.

Precisamente por eso se dice que el hombre trasciende el espacio y el tiempo.

Los animales, que viven en su propio orden sensorial, no pueden trascender la materia.

Es inútil hablarles de sus «colegas» que viven en América o que han vivido en el pasado.

4. Platón entendió todo esto. Y había logrado demostrar racionalmente la espiritualidad e inmortalidad del alma humana.

San Agustín, leyendo a Platón (y también a Cicerón), aunque todavía no estaba bautizado y estaba moralmente extraviado, se convenció racionalmente tanto de la existencia de Dios como de la espiritualidad e inmortalidad del alma humana.

5. Por la fraseología que ha utilizado, no es correcto hablar de ideas innatas, a las que algunos pueden haber recurrido en la historia del pensamiento.

Comprendieron que las ideas manifiestan una realidad espiritual presente en un cuerpo material. Y se preguntaban: ¿de dónde viene esta realidad espiritual (el alma, por ejemplo)?

La hipótesis que planteaban era la de una caída del mundo celeste (el mundo del hiperuranio, como lo llamaban).

Así que el hombre estaría en este mundo para purificarse mientras espera volver a donde estaba antes.

6. La reflexión es a posteriori ha llevado a comprender que el alma humana, precisamente por su espiritualidad, no es generada por nuestros padres, que en el acto de la concepción sólo transmitieron algo material. Así, llegó a la conclusión de que fue creado inmediatamente por Dios. Así pues, al principio de su existencia, la mente humana (que, junto con la voluntad, es una de las dos facultades del alma) es una tabula rasa.

Comienza a elaborar conceptos en cuanto los sentidos le transmiten imágenes o materia.

7. Me alegro de haber retomado estas cuestiones, que en sí mismas no forman parte de la fe, porque son racionalmente demostrables.

Y se llaman, con razón, preámbulos de la fe y, desde el punto de vista humano, le dan solidez.

Te deseo lo mejor, te recuerdo al Señor y te bendigo.

Padre Angelo


Traducido por SusannaF