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Cuestión
Querido Padre Ángelo,
Siempre te sigo con mucho interés, te estoy molestando para que me ayudes a explicar a mi sobrina de dieciséis años la frase del Evangelio de hace unos días: “El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado.” la petición de aclaración de mi sobrina me vi en dificultades, desgraciadamente sólo pude explicar la primera parte de la frase, para la segunda (no el hombre para el sábado) declaré mi ignorancia, pero prometí que me informaría. Por lo tanto, ¿puede ayudarme a aclarar esta laguna mía con palabras sencillas, como es su estilo? Te doy las gracias y te saludo cordialmente.
Mariella
Respuesta del sacerdote
Querida Mariella,
aquí la palabra sábado se toma como sinónimo del precepto relativo al sábado. Y esto es tanto como decir: la observancia de la ley es una ayuda que se da al hombre para que de forma planificada y ordenada pueda velar por su propio bien. El sentido de la ley es servir al hombre, no enjaularlo.
2. Uno de los mayores problemas que aquejaban a la religiosidad de los judíos en la época de Jesús era el legalismo religioso, propio de los fariseos. Más que el contenido, se fijaron en la observancia externa.
Y por eso, cuando los discípulos recogen las espigas del suelo para alimentarse, los fariseos acusan a Jesús de permitirles hacer ese «trabajo». Por cierto, hay que recordar que las espigas que caían en el suelo debían dejarse allí: eran para los pobres que iban a «espigar».
3. Jesús responde diciendo que la ley sobre el sábado fue hecha para servir al bien del hombre, no para impedirlo. Y así justifica a los discípulos que recogen las espigas.
4. Estas palabras del Señor se aplican siempre y a todos. También se aplican a quienes creen haber santificado la fiesta por el mero hecho de haber ido a misa. Por supuesto, es un requisito para ir a misa. Pero el sentido del precepto es saciar el alma con Dios. Ahora bien, el día de la fiesta, si uno no está lleno de Dios, habrá observado la forma externa de la ley yendo a misa, es decir, no habrá cometido un pecado mortal. Pero aún queda mucho por hacer. Como puedes ver, el peligro del legalismo se cierne sobre la vida de todos.
Te deseo lo mejor, te encomiendo al Señor y te bendigo.
Padre Ángelo