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Saludos, Padre Angelo Bellon,
¿podría explicarme el significado de la Carta a los Gálatas 3,10-12?
El Catecismo de la Iglesia Católica solo lo explica en los artículos 578 y 580, citando pasajes del Nuevo Testamento y nada más.
Muchas gracias.
Respuesta del sacerdote
Querido,
1. En primer lugar, es necesario reproducir el pasaje del que pides la explicación. Aquí está: “todos los que confían en las obras de la Ley están bajo una maldición, porque dice la Escritura: “Maldito sea el que no cumple fielmente todo lo que está escrito en el libro de la Ley”. Es evidente que delante de Dios nadie es justificado por la Ley, ya que el justo vivirá por la fe. La Ley no tiene en cuenta la fe, antes bien, el que observa sus preceptos vivirá por ellos.” (Gal 3,10-12).
2. La ley dada por Moisés era justa porque mostraba el bien que se debía hacer y el mal que se debía evitar.
Sin embargo, no daba la fuerza y la gracia para llevarla a cabo.
Además, el hombre bajo la ley no tenía ningún medio para liberarse del pecado cometido.
Por lo tanto, inevitablemente se sentía insuficiente debido a estas faltas y merecedor de castigo.
Por eso San Pablo dice que aquellos que se apoyan exclusivamente en las obras de la Ley están bajo el castigo, bajo la maldición.
3. En cambio, es diferente el caso de quienes, aunque no logran llevar a cabo plenamente las obras de la Ley, las realizan mediante la fe en la redención llevada a cabo por Cristo.
Por lo tanto, lo que salva es la fe en los méritos de Cristo, que ha expiado en nuestro lugar.
Sin embargo, esta fe no es una palabra vacía, sino que va íntimamente acompañada por las obras que Jesucristo ha ordenado realizar: los actos de culto y el ejercicio de la caridad.
Si se trata de realizar acciones en expiación por nuestros pecados, la primera y principal consiste en la confesión sacramental de los pecados.
4.Cuando San Pablo dice que es por la fe que nos salvamos, se refiere a la afirmación que se encuentra en Habacuc, donde se dice que “el justo vivirá por su fidelidad” (Hab 2, 4).
Y cuando dice “pero la Ley no se basa en la fe”, quiere decir que la ley no tiene la misma naturaleza que la fe porque solo se ocupa de los actos externos y no de las disposiciones internas y de la confianza en los méritos de Cristo.
La mera observancia de la ley no es suficiente para justificar, es decir, para salvar a los hombres.
Si los justos del Antiguo Testamento se salvaron, fue por la fe que tuvieron en el Mesías venidero y no solo por las obras realizadas, que siempre permanecían incompletas.
5. Dada esta explicación, resultan más comprensibles los dos números del Catecismo de la Iglesia Católica que has citado.
El número 578: “Jesús, el Mesías de Israel, por lo tanto el más grande en el Reino de los cielos, se debía sujetar a la Ley cumpliéndola en su totalidad hasta en sus menores preceptos, según sus propias palabras. Incluso es el único en poderlo hacer perfectamente (cf. Jn 8, 46 “¿Acaso Moisés no les dio la Ley? Pero ninguno de ustedes la cumple.”). Los judíos, según su propia confesión, jamás han podido cumplir la Ley en su totalidad, sin violar el menor de sus preceptos (cf. Jn 7, 19; Hch 13, 38-41; 15, 10). Por eso, en cada fiesta anual de la Expiación, los hijos de Israel piden perdón a Dios por sus transgresiones de la Ley. En efecto, la Ley constituye un todo y, como recuerda Santiago, «quien observa toda la Ley, pero falta en un solo precepto, se hace reo de todos» (St 2, 10; cf. Ga 3, 10; 5, 3). (CCC 578)
6. Y en el número 580: “El cumplimiento perfecto de la Ley no podía ser sino obra del divino Legislador que nació sometido a la Ley en la persona del Hijo (cf Ga 4, 4).
En Jesús la Ley ya no aparece grabada en tablas de piedra sino «en el fondo del corazón» (Jr 31, 33) del Siervo, quien, por “aportar fielmente el derecho” (Is 42, 3), se ha convertido en “la Alianza del pueblo” (Is 42, 6).
Jesús cumplió la Ley hasta tomar sobre sí mismo “la maldición de la Ley” (Ga 3, 13) en la que habían incurrido los que no “practican todos los preceptos de la Ley” (Ga 3, 10) porque “ha intervenido su muerte para remisión de las transgresiones de la Primera Alianza” (Hb 9, 15). (CCC 580).
7. ¡Qué hermoso es este énfasis del Catecismo de la Iglesia Católica! Jesús no solo ha cumplido integralmente la Ley, sino que también ha expiado en nuestro lugar todas las transgresiones a la Ley.
Es la fe en Cristo redentor la que nos salva.
Pero no una fe vacía, sino acompañada por la observancia de los mandamientos de Dios. Porque “el que dice: “Yo lo conozco”, y no cumple sus mandamientos, es un mentiroso y la verdad no está en él” (1 Jn 2, 4).
Con el deseo de poseer siempre la fe acompañada por la observancia de los preceptos divinos, te bendigo y te recuerdo en la oración.
Padre Angelo