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Hola querido Padre Angelo,

Antes de todo, le felicito por las excelentes aclaraciones que ofrece respecto al tema teológico.

Sigo muy asiduamente el sitio de amigos dominicanos.

Le hago una pregunta:

¿En qué sentido Dios es lento para enojarse?

¡Le envío mis mejores deseos y le deseo un feliz 2022!

Alberto.

Respuesta del sacerdote

Querido Alberto,

1. La expresión de que Dios tarda en enojarse se encuentra muchas veces en el Antiguo Testamento.

Así, por ejemplo, en Éxodo 34,6:  “El Señor pasó delante de él y exclamó: «El Señor es un Dios compasivo y bondadoso, lento para enojarse, y pródigo en amor y fidelidad.” 

Lento para enojarse significa paciente.

En el texto latino de la Vulgata leemos: «patiens et multae miserationis, ac verax», traducido literalmente al italiano suena así: paciente y muy misericordioso y fiel.

Así también en Números 14,18: “El Señor es lento para enojarse y está lleno de misericordia. Él tolera la maldad y la rebeldía…”

En latín: “patiens et Multae Misericordiae”,  español paciente y de gran misericordia.

2. La traducción italiana de la conferencia episcopal italiana prefirió permanecer más ligada materialmente al hebreo. Y con razón, porque incluye algo nuevo.

De hecho, en la Sagrada Escritura la ira de Dios está ligada a los castigos de Dios.

Por tanto, lento para la ira significa que Dios no castiga inmediatamente, como leemos en Sabiduría 12,18-19: “Pero, como eres dueño absoluto de tu fuerza, juzgas con serenidad y nos gobiernas con gran indulgencia, porque con sólo quererlo puedes ejercer tu poder. 

Al obrar así, tú enseñaste a tu pueblo que el justo debe ser amigo de los hombres y colmaste a tus hijos de una feliz esperanza, porque, después del pecado, das lugar al arrepentimiento.”

3. Una vez más, para evitar malentendidos, por tratarse de un lenguaje antropomórfico, hay que decir que con el pecado es el hombre quien se castiga a sí mismo porque, como recordó Juan Pablo II, el pecado “termina por volverse contra el mismo hombre con una oscura y poderosa fuerza de destrucción.” (Reconciliatio et paenitentia 17).

Además, con el pecado, el hombre se pone en manos de su verdugo, el diablo, que cuando viene, «viene para robar, matar, y destruir » (Jn 10,10).

Lento para la ira significa que Dios no deja al hombre en manos del diablo como si dejara de amarlo y ya no se preocupara por él.

Dios, por tanto, aunque el hombre se aleje de él y deje de amarlo, continúa derramando sobre él su benevolencia y su protección.

4. Desde esta perspectiva podemos comprender mejor lo que leemos en Santiago 1,19: “Tengan bien presente, hermanos muy queridos, que debemos estar dispuestos a escuchar y ser lentos para hablar y para enojarnos.”

Ser lento para la ira significa no sólo ser paciente, sino también tratar de liberar del yugo del pecado y del diablo a quien se porta mal.

Por eso Jesús dice: “Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores;

así serán hijos del Padre que está en el cielo, porque él hace salir el sol sobre malos y buenos y hace caer la lluvia sobre justos e injustos.” (Mt 5, 44-45).

Y san Pablo: “Bendigan a los que los persiguen, bendigan y no maldigan nunca.” (Rm 12,14).

En otras palabras: orad por quienes os persiguen, pedid a Dios la gracia de la conversión para quienes os hacen daño.

Para que el Señor nos encuentre siempre animados por tales sentimientos, te bendigo y te recuerdo en oración.

Padre Angelo