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Cuestión
Querido padre,
¿Podría decirme si está permitido representar al Espíritu Santo y, en caso afirmativo, de qué manera?
Respuesta del sacerdote
Querido,
1. Las representaciones del Espíritu Santo son mencionadas por Benedicto XIV en la Carta Sollicitudini nostrae del 1 de octubre de 1745.
2. En el n. 15 dice que es lícito representar al Espíritu Santo porque «leemos en las Sagradas Letras que Dios mismo se ha dado a ver bajo esta o aquella forma». Entonces, «¿por qué estaría prohibido pintarlo bajo estas mismas formas?». Y citando a un famoso teólogo franciscano del siglo XVI, el Card. Alfònso de Castro, escribe: «Si los escritos son permitidos a los que saben leer, aunque las Sagradas Letras sean tenidas en suprema veneración, ¿por qué no han de serlo también las imágenes?» (Alfonso de Castro, Adversus haereses, I. 8). Benedicto XIV recuerda también que «el cardenal Richelieu aprovechó al máximo este argumento en su “Traité qui contient la méthode la plus facile pour convertir ceux qui se sont separè» (Tratado que contiene el método más fácil para convertir a los separados).
3. En el n. 16 escribe: «Una vez establecidos estos principios en términos no inciertos, será fácil comprender de qué manera la imagen del Espíritu Santo debe ser representada por los pintores, y qué imágenes del Espíritu deben ser aprobadas y cuáles condenadas. En los santos Evangelios escritos por los bienaventurados Mateo, Marcos y Lucas, donde se narra el bautismo que nuestro Señor quiso recibir de Juan, leemos que el cielo se abrió y el Espíritu Santo descendió sobre él en forma corporal, como una paloma».
5. En el n. 19 recuerda dos condenas de la Iglesia a un tal Severo que había confiscado todas las palomas de oro y plata que representaban al Espíritu Santo y que estaban sobre la pila bautismal y sobre el altar divino, sosteniendo que no es lícito señalar al Espíritu Santo en forma de paloma (año 518). Y menciona también la condena en el segundo Concilio de Nicea (año 787) infligida al catecúmeno Xenaias, que se había atrevido a afirmar que es ilegítimo representar al Espíritu Santo en forma de paloma: «Dijo, entre otras cosas, que es un signo de alma pueril representar en forma de paloma al Espíritu Santo tres veces adorable».
6. En el n. 21 se refiere a otra imagen con la que el Espíritu Santo se manifestó: en forma de lenguas de fuego, como sucedió «cuando los Apóstoles y los discípulos, en el solemne día de Pentecostés, estaban reunidos con María, la madre de Jesús, y se les aparecieron lenguas como de fuego, que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos; y todos quedaron llenos del Espíritu Santo». Y refiriéndose a una obra suya (el De Festis Domini Iesu Christi, párrafos 480 y siguientes) escrita cuando todavía era sólo el Card. Próspero Lambertini, dice que «es lícito que los pintores representen a los Apóstoles con todos los que estaban reunidos en el cenáculo, así como llamas de fuego en forma de lenguas que descienden del cielo y llueven sobre las cabezas de todos ellos; pues consta en el cap. 2 de la historia sagrada de los Hechos de los Apóstoles que el Espíritu Santo Paráclito manifestó a los hombres su venida en esta ocasión mediante este signo visible. Y añade: «En consecuencia, si alguien quisiera pintar este mismo Espíritu Santo fuera de esta circunstancia, no podría representarlo de otra manera que en forma de paloma y … lenguas de fuego».
7. Y en n. 22 da la conclusión: «Puesto que no es lícito mostrar a los ojos de los hombres la imagen de una Persona divina sino en la forma en que esta Persona -según lo que relatan las Sagradas Escrituras- se dignó en un momento dado mostrarse a ellos, sigue simplemente que sea lícito pintar al Espíritu Santo bajo la figura mística de las lenguas de fuego que descendieron sobre los Apóstoles el día de Pentecostés, o bajo el aspecto de la paloma en otras circunstancias, porque una y otra forma de representarlo se fundan en el relato del texto divino y en su autoridad, y también se deduce correctamente que no es en absoluto lícito representar al Espíritu Santo en forma de adolescente o de hombre, porque no se encuentra en ninguna parte de las Escrituras Divinas que se haya aparecido a los hombres bajo tales formas».
Te deseo lo mejor, te encomiendo al Señor y te bendigo.
Padre Ángelo