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Querido Padre Angelo,

Le agradezco por su obra, testimonio y enseñanza sobre la moral católica. Figuras como la suya son fundamentales en estos tiempos cada vez más promiscuos y pecaminosos. Mi pregunta hace referencia a la castidad. Soy un joven de 20 años y me he dado cuenta sea por mi experiencia que por la experiencia de otros, que esta cuestión es fundamental en el ámbito de la fe. La lujuria no solo es el  pecado más frecuente y ante el cual somos más débiles, todavía más grave pareciera un obstáculo insuperable e irresoluble, el freno más grande que bloquea la experiencia religiosa e impide seguir a Dios, sea para los creyentes (que se arriesgan a perder la fe) que para los que quieren convertirse pero no tienen la fuerza para superar este mal. 

En nuestra sociedad las relaciones humanas son materialistas y tienden a la objetificacion, con el sexo que es considerado meramente una manera de satisfacer los propios instintos. Esta visión es impulsada sobre todo por las personas en los medios (redes sociales sobre todo)sea con palabras que con hechos. Cómo puede entonces un joven como yo vivir la castidad con plenitud y felicidad a pesar del mundo que nos rodea?

¿Cuáles son las acciones concretas a tomar? En quien me puedo apoyar? ¿Qué tengo que hacer para liberarme de la lujuria y poder amar verdaderamente a mi mismo y a los demás? Mientras espero su respuesta rezo por usted, de manera especial para que el espíritu Santo lo ilumine mientras responde a esta pregunta.

Le agradezco infinitamente.

Respuesta del sacerdote 

Queridísimo,

1.Resalto sobre todo cuánto son verdaderas las dos afirmaciones sobre la impureza o la lujuria, no solo es el pecado más común frente cuál se manifiesta mayor debilidad sino también el obstáculo y freno más grande que bloquean la experiencia religiosa e impiden seguir a Dios.

2. Con respecto a la primera afirmación hay que recordar que con el pecado original el hombre perdió el sentido gravitacional con Dios, en el cual las potencias inferiores del hombre (las sensitivas) estaban subordinadas a aquellas superiores (las espirituales) las cuales a su vez estaban subordinadas a Dios, manteniendo entonces un equilibrio perfecto. Con el pecado original dicho  equilibrio se rompió, y las potencias o facultades del hombre se volvieron autónomas por así decirlo, yéndose cada una por su cuenta. Se podría afirmar entonces que con la pérdida de la fuerza centrípeta el hombre quedó delante de muchas fuerzas centrífugas. Por lo que se encuentra en sí mismo segregado, de cierta manera dividido.

3. La redención de Cristo santifica el alma a través de la gracia. Sin embargo queda en el hombre la inclinación al mal. Santo Tomás dice “Porque, si bien esta naturaleza ha sido restaurada por la gracia en cuanto a la mente, aún queda en nosotros la corrupción y la infección de la carne” (Somma teologica I-II,109,9).

Y dice también que “todas las facultades del alma están infectadas por el pecado original sin embargo están especialmente afectadas las 3 que menciona San Agustín “La delectación del tacto,que es la más estimuladora de la concupiscencia” (De civitate Dei, XIV,20). Porque no se somete a la razón (Somma teologica, I-II, 83, 4). Para reconocer que es así no es necesario razonar demasiado, junto a Santo Tomás podríamos decir “certum est et sensu constat” (es cierto y evidente a los sentidos) Es la expresión que usó en la demostración de la existencia de Dios.

4. A cerca de la segunda afirmación Santo Tomás dice que “por motivo del pecado de lujuria vemos que el hombre se aleja al máximo de Dios”(Comentario en Job, lec. 31, inicio). Muchos se preguntan: qué hay que hacer para traer de nuevo a los jóvenes a Misa?

Y bueno, si se piensa que el motivo que aleja a los jóvenes de Dios se resuelve con una técnica aunque fuera esta necesaria se trataría de una gran ilusión porque casi siempre lo que mantiene a los jóvenes alejados de Dios es la impureza.

Refiriéndose a la bienaventuranza que dice “bienaventurados los puros de corazón porque ellos verán a Dios” Dice Santo Tomás no hay nada que contraste más con la vida espiritual que la impureza de la carne” 

5. Si se quiere entender cómo es posible que la impureza de la carne aleje de Dios hay que recordar que la sexualidad toca el núcleo íntimo de la persona (cfr. Juan Pablo II, familiaris consortio 11).

Ahora cuando se margina a Dios en el propio núcleo íntimo es tan fatal como círculos concéntricos que se dilatan, ante el hecho que de ser marginado en cualquier aspecto de la vida sino se pone remedio enseguida Dios se vuelve indiferente.

6. Hechas estas premisas, voy a contestar tus preguntas. La primera donde dices que como un joven catolico puede vivir la castidad en un modo pleno y feliz a pesar del mundo que lo rodea.

La respuesta es la siguiente: Se debe cultivar la vida espiritual, principalmente nutrirse de la palabra de Dios. Si nuestra mente no está llena de Dios, no se tienen suficientes recursos para resistir al mundo que nos quiere empujar para meternos en una mentalidad que no es muy evangélica que digamos. 

Ahora, para tener la mente llena de Dios, es necesario escuchar su palabra pero sobre todo el compromiso diario de ponerla en práctica. Para ponerla en práctica después de haberla leído y meditado es necesario hacerse un propósito concreto que corresponde más o menos a la acción de la lectio divina. Si no hay un propósito concreto y detallado, la palabra de Dios se olvida con facilidad. por lo tanto es necesario custodiarla en el corazón para poder aprovechar cada ocasión para llevarla en el surco de nuestra vida.

7. Lo que estoy diciendo es de suma importancia y expresa en otras palabras lo que Dios nos ha dicho a través del apóstol Santiago:  Por eso, rechacen la impureza y los excesos del mal y reciban con sencillez la palabra sembrada en ustedes, que tiene poder para salvarlos, pongan por obra lo que dice la Palabra y no se conformen con oírla, pues se engañarían a sí mismos. El que escucha la palabra y no la practica es como aquel hombre que se miraba en el espejo, pero apenas se miraba, se iba y se olvidaba de cómo era. Todo lo contrario el que fija su atención en la Ley perfecta de la libertad y persevera en ella, no como oyente olvidadizo, sino como activo cumplidor; éste será dichoso al practicarla. (Sant 1, 21-25).

Sin vida interior  es inevitable ser derribados por los sobresaltos que vienen de las tentaciones.

8. Preguntas cuáles son las acciones concretas. Según pienso  no hay nada mejor que tomar el evangelio del día y hacer unos minutos de meditación preguntando porque Dios habla en ese modo y qué cosa quiere decirnos para nuestra vida cotidiana. Es necesario no apartarse de la meditación  del texto hasta comprender el motivo y decidir ponerlo en práctica con especial dedicación. Como ves, de esta manera Dios se convierte en la luz de nuestros pasos y sin darnos cuenta empezamos a vivir de manera evangélica. Lo que propongo no es otra cosa, en palabras simples lo que se conoce como lectio divina.

9. Después me preguntas de quién te podrías apoyar para este propósito,  bueno, hay que tener presente que con las propias fuerzas el hombre no es capaz de evitar ninguna de las caídas.  San Agustín fue el primero en interpretar Sab 8,21 (en favor de la pureza, mientras que el autor del libro sagrado se refería a la sabiduría). El texto en latín usa el término continents que significa continente. Pero San Agustin toma la palabra y la desprende del contexto, la aplica a la pureza y dice: siendo tan necio que no sabía lo que está escrito de que nadie es continente si tú no se lo dieres (Confesiones, VI, 11).

En La continencia escribe: “pues, al tratar un tema de tan gran monta como Dios me dé a entender, comienzo diciendo y demostrando que la continencia es un don de Dios. En el libro de la Sabiduría leemos que nadie puede ser continente si Dios no le otorga la dádiva” (De Continentia, I, 1). 

La interpretacion de San Agustin no está fuera de lugar porque en Ecleciastico 51,20 está escrito: “Hacia ella dirigí mi alma y, conservandome puro, la encontré” Esta relación estrecha entre la sabiduría y la pureza se evidencia también en la oración del eclecistico “¡Que la sensualidad y la lujuria no me dominen, no me entregues a las pasiones vergonzosas!” (Eclo 23,6).

10. De manera especial el Señor quiere que confiemos en la Virgen Maria que según la interpretación de la iglesia el mismo Dios la define como  “la madre del amor hermoso” (Eclo 24,18). Un documento del magisterio eclesiastico “Orientaciones educativas sobre el amor humano, lineamientos de educación sexual” dice “La Virgen María es ejemplo eminente de vida cristiana, la iglesia con su experiencia secular está convencida que los fieles especialmente los jóvenes devotos a ella han sabido realizar este ideal” (OE 47). Confiar en ella quiere decir estar con ella, disfrutar de su compañía. Esto sucede especialmente durante el rezo del Santo rosario. Aquí hay un gran secreto escondido porque es necesario saber que la pureza de la Virgen Maria se transfunde, es decir que es contagiosa. Se infunde en nuestra alma, estar con ella es como permitirle que nos contagie santamente con su pureza.

11. Al final preguntas como hacer para liberarse de la lujuria y lograr amar de verdad a sí mismo y a los otros. Entonces, además del objetivo de meditar la palabra de Dios y aprovechar cualquier ocasión para ponerla en práctica y además de pedirle a Dios y a la Santísima Virgen Maria el don de la pureza, debes armarte  de disciplina interior. Antes de que Sodoma fuera destruida un ángel le había dicho a Lot: “Huye, si quieres salvar la vida. No mires hacia atrás, ni te detengan en ningún lugar de la región baja. Escapa a las montañas, para no ser aniquilado.“ (Gn 19,17).Santo Tomas sobre esta afirmación de la Sagrada Escritura, concluye que es necesario no permanecer en terrenos insidiosos y de ir decisamente más allá para que no ocurra que por detenerse a mirar hacia atrás uno se quede atrapado como le pasó a la esposa de Lot. Hoy en día un terreno especialmente insidioso es el internet, que en cualquier momento aparece, solicitando detenerse y mirar. Necesariamente se debe ir más allá, en otras palabras para custodiar la pureza es necesario ser determinado, mejor dicho ser disciplinado con los propios sentidos y la voluntad.  

12. para custodiar con más fuerza la pureza también ayuda mucho tener presente el premio que el Señor promete a quienes vencen las tentaciones. San Tomas lo citaba del texto del evangelio que habla sobre las tentaciones de Jesús en el desierto. Después de haber superado la triple tentación “entonces el demonio lo dejó, y unos ángeles se acercaron para servirlo.” (Mt 4,11). De aquí el comentario de Santo Tomas:  “con esto se quiere decir que cuando los hombres vencen al diablo merecen ser servidos por los ángeles”

 Es doble este premio:  Por una parte se disfruta del distanciamiento del demonio que por un tiempo deja de pisarnos los talones y por otra parte los ángeles se ponen a nuestro servicio. Que puede ser más hermoso que dejar que nos sirvan los ángeles material y espiritualmente.

Deseo con todo el corazón puedas disfrutar sin cesar de este servicio. 

Te agradezco por la oración que me ofreces y que con todo gusto también oraré por ti.

Te bendigo.

Padre Angelo