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Hola, le pido perdón si estoy dando un mal argumento, pero esto me hace pensar.
Ya le escribí una vez presentándome, no se acordará (con todas las personas que le escriben), pero en resumen: soy agnóstico, tengo fe en la ciencia, pero sus respuestas me parecen muy interesantes.
Volviendo al tema particular: desde hace algún tiempo, mientras buscaba en Internet, me encontré con sitios donde el Papa Francisco es atacado violentamente, es definido como el anticristo (y tal vez esto sea lo más bonito que alguien le dice) y la forma en que están escritos estos ataques parece ser de gente muy preparada, lo que me impide catalogarlos como “locos”.
Ahora yo, como persona no religiosa, no entiendo por qué el Papa debe despertar tanto odio y me pregunto: ¿a quién representan estas personas? ¿Se trata de sectas? ¿De algún movimiento político? ¿Alguna nueva religión? ¿Son grupos dentro de la misma Iglesia católica?
¿Es capaz de responder a esta pregunta?
Gracias por su atención.
Cristian
Respuesta del sacerdote
Querido Christian,
1. Dado que a los no cristianos no les interesa la cuestión de si el Papa es el anticristo, se sobreentiende que el problema surge en un contexto cristiano.
No conozco ningún sitio que le dé este título al Papa.
Sin embargo, se sabe que algunas iglesias ortodoxas consideran al Papa como el anticristo.
Estas iglesias niegan a priori que fenómenos sobrenaturales como las apariciones de Cristo, la Virgen, los ángeles y los santos puedan estar presentes en la Iglesia católica.
Para ellos todo esto sería obra del diablo.
Así entienden, de hecho, las apariciones de la Virgen en Lourdes, en Fátima, los fenómenos vinculados a la persona del Padre Pío de Pietralcina…
2. Esto se explica por la llamada acefalía (sin cabeza), por la cual cada iglesia está centrada en sí misma, sin una autoridad que ponga a las distintas iglesias acéfalas en comunión entre sí.
La acefalía lleva a estas iglesias a estar muy encerradas en sí mismas.
Por eso no sorprende leer juicios tan severos sobre el Papa, ya sea Francisco, Pablo, Juan, Pío, Benito…
No hace mucho, uno de los miembros del séquito del patriarca de Atenas, se dirigió de esta manera al Papa Francisco cuando viajó a Grecia. Todas las redes sociales hablaron de ello.
3. Pero los sitios a los que te refieres son locales, de extracción católica, que no sólo muestran una sensibilidad distinta a la del Papa, que también es legítima y razonable para no caer en la papolatría, sino que muestran aversión hacia su persona y, si no lo declaran abiertamente hereje, poco les falta.
Normalmente se trata de algunos grupos o movimientos tradicionalistas.
4. Su actitud desde el punto de vista teológico y espiritual no es correcta.
De hecho, no es cristiana.
Santa Catalina de Siena, que es doctora de la iglesia, escribe: “No tendrán disculpa con el pretexto de los pecados de los ministros de la Sangre diciendo: «Nosotros perseguimos los defectos de los malos pastores»; que a tanto hemos llegado los falsos cristianos que parece que ofrecemos un sacrificio a Dios cuando perseguimos a su esposa. Aun suponiendo que los ministros sean demonios hechos carne y llenos de grandes miserias, no por ello tenemos que ser nosotros unos truhanes ni verdugos de Cristo” (Carta 254).
Hay que recordar que Santa Catalina habló en una época en la que había un Papa de carácter duro y algunos prelados se vieron tentados al cisma al declarar inválida la elección del Papa.
5. El Padre Eterno, hablando con Santa Catalina, dice que este pecado es particularmente grave: “Por eso te aseguro que si todos los demás pecados que han cometido se pusieran de un lado y sólo este del otro, pesará más este que los otros” (Diálogo de la Divina Providencia, 116).
6. Asimismo le dice que “los demonios se ingenian para pervertir a mis criaturas, arrebatarles la gracia y reducirlas a la culpa del pecado mortal para que el mal que ellos padecen lo padezcan también las criaturas. Obran así, ni más ni menos, porque, como miembros del demonio, van provocando la rebelión en los hijos de la esposa de Cristo, mi Hijo unigénito, desligándolos del lazo de la caridad. Sujetándolos con la miserable atadura.” (Ib., 117).
7. No sólo es grave, sino que tampoco queda impune.
Santa Catalina escribe luego: “Ningún crimen queda impune, especialmente el que se comete contra la Santa Iglesia. Esto siempre se ha visto” (Carta 313).
8. Por tanto, querido, por agnóstico que seas, mantente alejado de este pecado. Es lo mejor para ti.
9. Sin embargo, no quiero cerrar esta respuesta sin exhortarte a la conversión.
Me dices que tienes fe en la ciencia. Esto también está bien.
Pero la ciencia no te salva para la vida eterna.
Y, si miras de cerca, ni siquiera te salva para tu vida actual.
En la encíclica Spes salvi Benedicto XVI escribe: “No es la ciencia la que redime al hombre. El hombre es redimido por el amor. Eso es válido incluso en el ámbito puramente intramundano. Cuando uno experimenta un gran amor en su vida, se trata de un momento de «redención» que da un nuevo sentido a su existencia. Pero muy pronto se da cuenta también de que el amor que se le ha dado, por sí solo, no soluciona el problema de su vida. Es un amor frágil. Puede ser destruido por la muerte. El ser humano necesita un amor incondicionado. Necesita esa certeza que le hace decir: «Ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni principados, ni presente, ni futuro, ni potencias, ni altura, ni profundidad, ni criatura alguna podrá apartarnos del amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús, Señor nuestro» (Rm 8,38-39). Si existe este amor absoluto con su certeza absoluta, entonces –sólo entonces– el hombre es «redimido», suceda lo que suceda en su caso particular. Esto es lo que se ha de entender cuando decimos que Jesucristo nos ha «redimido». Por medio de Él estamos seguros de Dios, de un Dios que no es una lejana «causa primera» del mundo, porque su Hijo unigénito se ha hecho hombre y cada uno puede decir de Él: «Vivo de la fe en el Hijo de Dios, que me amó hasta entregarse por mí» (Ga 2,20).” (SS 26).
Con la esperanza de que puedas encontrar a Jesucristo y sentirte satisfecho con esta presencia que es la única que entra personalmente en el corazón que vive en la gracia de Dios, te bendigo, te deseo todo lo mejor y te recuerdo en la oración.
Padre Angelo