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Pregunta:

Hola Padre Angelo,

Desde hace varios meses algunos testigos de Jehová me dejan unos folletos en el buzón. Los he siempre tirado, pero un día, por curiosidad, los he empezado a leer. Me han sorprendido las cosas absurdas escritas en dichos folletos. La primera ha sido el rechazo hacia la práctica de la transfusión, debido a que ellos consideran el comer sangre un pecado porque ella contiene la vida.

Mientras leía esto he recordado un episodio de mi vida donde doné sangre a un amigo que estaba enfrentando una operación después de un accidente de tráfico. Personalmente creo que no he cometido absolutamente ningún pecado, porque es también gracias a mi sangre que mi amigo hoy está vivo. 

Otra cosa curiosa que profesan se refiere al tipo de ropa que hay que llevar. Había un artículo contra los vaqueros, considerados ropa de trabajo y que se tienen que poner solo para ese propósito. Yo personalmente en la vida de todos los días casi siempre llevo vaqueros, no creo que mejore como cristiano si llevo unos pantalones en lugar de los vaqueros. Además, otra cosa que me ha sacudido y no poco es que hablan siempre del fin del mundo, pareceria como si su intención fuera asustar e infundir terror en las personas. Por el contrario, yo después de que vuelvo de la misa dominical, tengo el corazón lleno de alegría y esperanza. 

Por último, lo que más me ha molestado es que en todos estos folletos la Biblia es mencionada solo en parte, para valorar su tesis. Omiten siempre el texto completo. Dicho esto, Padre, a mí me han dado la impresión que sean una secta. ¿Usted qué piensa de ellos? Gracias por su tiempo y que el Señor le bendiga.


Respuesta del sacerdote

Querido,

1. sí, es así. Su congregación da la impresión de ser muy formalista. 

Sobre todo que no tiene interioridad. 

Por esto no nos sorprende que, en general, los que salen de entre las filas de los testigos de Jehová sean completamente ateos.

2. En general atraen a los que no tienen una religiosidad madura. Como tú señalas, están siempre afanados por la fecha del fin del mundo, sobre la cual han fallado constantemente.

A nosotros los cristianos, poco nos importa cuándo el mundo va a terminar. Podríamos morir hoy mismo también. 

Lo esencial es que nos encontremos en gracia de Dios, con el alma purificada de los pecados. Porque sin este atuendo no se entra en el paraíso y ni siquiera se va al purgatorio.

3. La sangre sí, es el símbolo de la vida. Donar sangre a quien lo necesita y está en peligro de vida es un gran acto de caridad. Jesús dijo: «No hay amor más grande que dar la vida por los amigos.» (Juan 15,13). Jesús nos dona continuamente su sangre, su vida, en la Eucaristía. Él quiere que su vida divina sea nuestra ahora y por la eternidad.

4. Acerca del vestuario: claramente cuando se va a la iglesia hay que vestirse decentemente. La vestimenta juega su papel al recordar la sacralidad del lugar y la grandeza de lo que se hace. 

Por eso la Iglesia pide que los sacerdotes y demás ministros consagrados se vistan según las reglas litúrgicas. 

Sin embargo, el vestido más bonito que llevamos, sin el que no resultamos agradables a Dios, es el traje de fiesta al que se refiere el Evangelio de Mateo 22,11-12. El traje de fiesta es imagen de la gracia santificante que se infunde en la sustancia del alma y nos hace agradables a Dios.

5. La gracia santificante es comparada con las llamas que penetran en la madera o en el hierro y los vuelven incandescentes, luminosos, partícipes de la naturaleza del fuego. De la misma manera, quien está en gracia de Dios es penetrado por una luz y un esplendor divino que lo ponen en íntima y directa comunión con Dios.

6. Pero lo que más molesta entre los testigos de Jehová es la falsificación de la Sagrada Escritura tanto en la traducción del texto como en su interpretación. Los criterios adoptados desde el principio, a saber que tenemos que interpretar la Sagrada Escritura como siempre ha sido interpretada (a semper), dondequiera (ubique), y por todos (ab omnibus) han sido interpretados, ni siquiera saben qué son. 

Su libre interpretación es uno de los tantos frutos del protestantismo que ha querido negar la importancia de la Tradición, para decir que solo la Escritura importa. Es más, la Escritura interpretada según el libre albedrío.

7. Es más, ni siquiera la expresión «solo la Escritura» se encuentra en la Sagrada Escritura. Una afirmación tan grande debería encontrarse en el texto sagrado. 

Pero no está.

En cambio, en su lugar se lee: «Les ruego, hermanos, que se cuiden de los que provocan disensiones y escándalos, contrariamente a la enseñanza que ustedes han recibido. Eviten su trato,» (Rom 16,17). 

San Pablo se refiere a la tradición cuando dice: «Me sorprende que ustedes abandonen tan pronto al que los llamó por la gracia de Cristo, para seguir otro evangelio. No es que haya otro, sino que hay gente que los está perturbando y quiere alterar el Evangelio de Cristo. Pero si nosotros mismos o un ángel del cielo les anuncia un evangelio distinto del que les hemos anunciado, ¡que sea expulsado! Ya se lo dijimos antes, y ahora les vuelvo a repetir: el que les predique un evangelio distinto del que ustedes han recibido, ¡que sea expulsado!» (Gálatas 1,6-9). ¿»Diferente» de qué? De lo que siempre ha sido anunciado desde el principio y en todas partes.

8. Se apllica a ellos lo que se lee en la Sagrada Escritura: «Si alguien se presenta ante ustedes y no trae esta misma doctrina, no lo reciban en su casa ni lo saluden.» (2 Juan 1,10). Por lo tanto, no nos equivocamos si les decimos de manera educada que se alejen de nosotros.

Te bendigo, te deseo todo lo mejor y te recuerdo en la oración.

Padre Angelo