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Querido Padre Angelo,
Buenas noches. Quería hacerle una pregunta: con respecto a los últimos tiempos, quisiera saber si Dios protegerá a aquellos que todavía tienen fe en Él.
Muchas gracias.
Massimo
Respuesta del sacerdote
Querido Massimo,
1. ¿Por qué no debería proteger a quien confía en él?
¿Qué razones tenemos para ponerlo en duda?
¿Por qué Dios no debería salvar a los que creen en Él a causa del pecado y la corrupción de los demás?
2. Es cierto que Jesús dijo: “Pero cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe sobre la tierra?” (Lc 18,8).
Con esto el Señor no dice que ya no habrá más fe, sino que pocos la guardarán.
Hablando del fin del mundo, Jesús había dicho: «En los días del Hijo del hombre sucederá como en tiempo de Noé. La gente comía, bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca y llegó el diluvio, que los hizo morir a todos. Sucederá como en tiempos de Lot: se comía y se bebía, se compraba y se vendía, se plantaba y se construía. Pero el día en que Lot salió de Sodoma, cayó del cielo una lluvia de fuego y de azufre que los hizo morir a todos. (…). En esa noche, de dos hombres que estén comiendo juntos, uno será llevado y el otro dejado; de dos mujeres que estén moliendo juntas, una será llevada y la otra dejada”. (Lc 17,26-29-34-35).
Pero como Jesús dijo: “En esa noche, de dos hombres que estén comiendo juntos, uno será llevado y el otro dejado; de dos mujeres que estén moliendo juntas, una será llevada y la otra dejada” (Lc 17, 34-,35) se argumenta que la fe permanecerá, aunque se enfríe en el corazón de muchos.
3. Pero esto no será razón para no proteger a los justos.
En efecto, en el libro del profeta Ezequiel se lee: “Pero si un hombre engendra un hijo que ve todos los pecados cometidos por su padre, los ve, pero no los imita: no participa de las comidas sagradas en las montañas ni levanta sus ojos a los ídolos de la casa de Israel; no deshonra a la mujer de su prójimo; no oprime a nadie, no retiene la prenda ni saca las cosas por la fuerza; da su pan al hambriento, viste al desnudo y aparta su mano de la injusticia; no presta con usura ni cobra intereses; cumple mis leyes y camina según mis preceptos: ese hijo no morirá por las culpas de su padre, sino que vivirá. Pero su padre, que oprimió y sacó las cosas por la fuerza, y no hizo el bien en medio de su pueblo, él si morirá a causa de sus culpas. (Ez 18, 14-18).
Y: “El hijo no cargará con las culpas del padre, ni el padre cargará con las culpas del hijo. Sobre el justo recaerá su justicia, y sobre el malvado, su maldad.” (Ez 18,20).
“Yo los juzgaré a cada uno de ustedes según su conducta –oráculo del Señor–.» (Ez 18,30).
4. Por último, conviene recordar que cualquier fe no basta. Es necesario tener una fe viva, es decir, acompañada de obras.
Santiago dice: “¿De qué le sirve a uno, hermanos míos, decir que tiene fe, si no tiene obras? ¿Acaso esa fe puede salvarlo? ¿De qué sirve si uno de ustedes, al ver a un hermano o una hermana desnudos o sin el alimento necesario, les dice: «Vayan en paz, caliéntense y coman», y no les da lo que necesitan para su cuerpo? Lo mismo pasa con la fe: si no va acompañada de las obras, está completamente muerta.” (Santiago 2:14-17).
Y: “¿Tú crees que hay un solo Dios? Haces bien. Los demonios también creen, y sin embargo, tiemblan.” (Santiago 2:19).
En otras palabras, se necesita permanecer en un estado de gracia.
Te deseo lo mejor, te bendigo y te recuerdo en oración,
Padre Angelo