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Hola padre, tengo una duda.
En el último periodo de mi vida, además de una maravillosa experiencia de conversión, me apasioné a la política y a la historia del pensamiento político.
Hago presente que tengo 20 años y soy un estudiante universitario, así que ha sido relativamente fácil involucrarme en la política de la juventud.
Mi duda proviene del hecho de que las ideas políticas que me llamaron a la atención eran las ideas socialistas. Y últimamente me han ofrecido unirme a una federación de jóvenes.
Quiero dejar bien sentado que el socialismo al que adheriría no tiene nada que ver con el comunismo marxista-ateo, pero ciertamente el socialismo, incluso el más democrático que apoyo, lleva en sí una idea profundamente laica del estado e de la vida del individuo, y este es quizás el punto sobre el que tengo más dudas.
Así que, ¿se puede ser cristianos y socialistas al mismo tiempo?
¿Se consideraría un pecado adherirse a ese pensamiento?
Querido,
1. Lo que caracteriza al socialismo actual ya no es la visión marxista de la historia.
En este sentido, el socialismo, al igual que el comunismo, ha tenido su día, y a la luz de la historia ya ha recibido su sentencia con la caída del Muro de Berlín.
2. Juan Pablo II, en su encíclica Centesimus annus, escrita en el centenario de la Rerum Novarum,
enumera el fracaso del socialismo real como la primera de las nuevas realidades de nuestro tiempo.
Esto es lo que escribe: “El Papa León previó las consecuencias negativas en todos los aspectos, políticos, sociales y económicos, de una ordenamiento de la sociedad como la que proponía el socialismo, que en aquel tiempo se encontraba en la fase de filosofía social y de movimiento más o menos estructurado.
Algunos podrían sorprenderse por el hecho de que el Papa empezó con el socialismo la crítica de las soluciones que se daban a la cuestión obrera… Sin embargo, evaluó con precisión el peligro que suponía para las masas la atractiva presentación de una solución tan simple como radical de la cuestión obrera en aquel momento…
El remedio resultaría así peor que el mal” (CA 12).
3. Y además Juan Pablo II afirma que “el error fundamental del socialismo es de carácter antropológico”.
La razón se debe a que “considera al hombre individual como un mero elemento y molécula del organismo social, de modo que el bien del individuo está totalmente subordinado al funcionamiento del mecanismo económico-social…
El hombre queda así reducido a una serie de relaciones sociales, desaparece el concepto de persona como sujeto autónomo de decisión moral” (CA 13).
4. “Si nos preguntamos entonces de dónde viene esa concepción erronea de la naturaleza de la persona y de la subjetividad de la sociedad, debemos responder que la primera causa es el ateísmo.
Es en su respuesta a la llamada de Dios que el hombre tome conciencia de su dignidad trascendente…
La negación de Dios priva a la persona de su fundamento y, en consecuencia, induce a reorganizar el orden social prescindiendo de la dignidad y responsabilidad de la persona” (CA 13).
5. Hoy el socialismo se ha alejado de la ideología que lo originó.
Podría decir que ya no se refiere a Marx.
Pero conserva un ateismo subyacente.
Y aunque no se proclame este ateismo, sin embargo el socialismo desconoce por completo la ley natural y a su Autor, Dios.
6. Así que en cuestiones éticas, que son las más relevantes, el socialismo es irreconciliable con la visión cristiana del hombre.
A este respecto, me parece que lo que escribió Pio XI en el Quadragesimo anno sigue siendo totalmente pertinente: “Más moderado es el otro partido que ha conservado el nombre de socialismo, ya que no sólo profesa el rechazo al curso de la violencia, sino que atempera con cierto razonamiento la propia lucha de clases y la abolición de la propiedad privada, aunque no las repudia” (QA 112).
El Papa se queja de que algunos católicos se han pasado al socialismo.
No puede entender cómo esto ha podido ocurrir y les insta a volver a la casa paterna (QA 122).
Y como muchos católicos se preguntan si es lícito militar en el socialismo y bautizarlo de alguna manera, el Papa “proclama que el socialismo, tanto como doctrina o como hecho y acción histórica, si sigue siendo verdadero socialismo… no puede conciliarse con las enseñanzas de la Iglesia católica.
Ya que su concepto de sociedad es tan opuesto a la verdad cristiana” (QA 116).
“Porque, según la doctrina cristiana, el fin para el que el hombre, dotado de una naturaleza sociable, fue puesto en la tierra, es que, viviendo en la sociedad y bajo una autoridad social ordenada por Dios, pueda cultivar y desarrollar plenamente todas sus facultades, para alabanza y gloria de Dios Creador; y cumpliendo fielmente los deberes de su profesión o de su vocación, cualquiera que sea, podrá alcanzar la felicidad temporal y eterna.
El socialismo, por el contrario, ignorando o descuidando por completo este fin sublime, tanto del hombre como de la sociedad, supone que el consorcio humano no se instituye sino en vista del único bienestar” (QA 117).
7. El Papa concluyó con una afirmación que ciertamente era válida cuando fue pronunciada: “Es nuestro deber pastoral, por tanto, advertir a estas personas del daño más grave e inminente: y que todos recuerden que el padre de este socialismo educador es el liberalismo, pero el heredero es y será el bolchevismo” (QA 121).
Hoy, gracias a Dios, ya no hay peligro de bolchevismo.
Pero, ¿no es el asesinato de tantos inocentes en el vientre materno una forma de tiranía despiadada?
Ahora, esta despiadada tiranía la propugna el socialismo, junto con otros movimientos políticos.
8. Por desgracia, lo que Juan XXIII escribió en Mater et Magistra sigue siendo cierto: “Pero el siempre sigue siendo que aspecto más siniestramente típico de la era moderna está en el absurdo intento de tratar de recomponer un orden temporal sólido y prolífico prescindiendo de Dios, único fundamento sobre el que sólo se puede sostenerse; y de querer celebrar la grandeza del hombre secando la fuente de la que brota esa grandeza y de la que se alimenta, es decir, reprimiendo y, si es posible, extinguiendo su anhelo a Dios.
Pero la experiencia cotidiana sigue dando testimonio, en medio de las más amargas decepciones y no pocas veces en términos de sangre, de lo que dice el Libro inspirado: «Si el Señor no construye la casa, los que la construyen trabajan en vano»” (MM 226).
Y “cualquiera que sea el progreso técnico y económico, no habrá justicia ni paz en el mundo hasta que los hombres vuelvan a tener el sentido de la dignidad de criaturas e hijos de Dios, primera y última razón de ser de toda la realidad creada por él.
El hombre desvinculado de Dios se vuelve inhumano consigo mismo y con sus semejantes, porque la relación ordenada de convivencia presupone la relación ordenada de la conciencia personal con Dios, fuente de verdad, justicia y amor” (MM 227).
9. En otras cuestiones de carácter económico, social… las posiciones entre los distintos partidos son discutibles.
No puedo decir que sean equivalentes, pero tampoco que las medidas propuestas y adoptadas sean dogmas de fe e intocables.
Pero en los principios básicos y en la dignidad de la persona humana, que es intocable desde el primer momento de su existencia hasta su fin natural, las diferencias entre el socialismo y el pensamiento de la llamada “philosophia perennis”, basada en el sentido común y en la evidencia de las cosas, y mucho más con el pensamiento cristiano son irreconciliable.
10. Así que mi sugerencia es ser muy cauteloso antes de tomar un decisión de este tipo.
Sin que te des cuenta, es fácil caer en una visión secularista (no digo laica, que es otra cosa) de la sociedad y de sus problemas.
Reza mucho para que el Señor te ilumine y guíe tus pasos.
Me uno con gusto a tu oración, te deseo lo mejor y te bendigo.
Padre Angelo
16 de febrero de 2020 | Un sacerdote responde – Teología moral – Doctrina social de la Iglesia
Traducido por Letizia De Carlonis