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Querido Padre Angelo,
Mi nombre es Marco y hace poco he tenido la oportunidad de conocerle a través de su espacio en el sitio de los dominicos. Siento la necesidad de decirle que aprecio mucho este servicio y creo que son muy afortunados aquellos que pueden contar con usted como guía espiritual.
Le escribo para preguntarle que márgenes tiene Dios para intervenir en el mundo y cambiar ciertas situaciones. Leίa que Dios al crear al hombre dotado de libre albedrío se tuvo que autolimitar, justamente para dar lugar a otro fuera de si mismo. La consecuencia de ello es que el destino del mundo no solamente está en las manos de Dios, sino también de todos nosotros. De alguna manera estamos junto a Él, llamados a compartir el destino del mundo.
Si hasta este momento usted estuviera de acuerdo con lo que he expuesto, surgen ciertos interrogantes como, ¿qué márgenes tiene Dios para intervenir en el mundo? ¿Es posible de este modo justificar el hecho de que, en ciertas ocasiones, Dios parece no intervenir? (la famosa y típica pregunta que cada uno se ha planteado en la vida).
¿Es posible atribuir al mal del hombre algunas enfermedades naturales que parecerían no tener relación con las acciones humanas?
(…)
Me detengo aquí. Quedo a la espera de su respuesta y me atrevo a hacerle una nueva pregunta. Me gustaría mucho poder conocerlo personalmente, aunque me temo que no será tan fácil lograrlo…
Muchas gracias a usted y a Dios, por habérnoslo donado.
Lo recuerdo en la oración,
Marco
Querido Marco,
1- si las criaturas tuvieran un espacio de acción del todo independiente respecto a Dios, tendrías razón y podrías afirmar que Dios se autolimita.
En realidad ninguna criatura pasa de la potencia al acto, sin que Dios se lo conceda.
2- También quien cumple el mal está sostenido a cada instante por Dios. Claro que no para cumplir el mal. Sino más bien por no acoger con plenitud la fuerza que le viene de Dios, se autolimita, se autolesiona.
3- Aun frente a esta permisión Dios es siempre el Señor, porque en su omnipotencia no permitiría el mal no fuera para sacar un bien más grande.
4- A menudo creemos que nuestra acción es paralela a la acción de Dios olvidando que todo lo que somos y hacemos lo podemos hacer en Dios, quien a cada instante nos sostiene en la existencia y nos da fuerza.
Si no existiera esta acción suya que no sostiene en el existir, y nos hace pasar de la potencia al acto, al instante nos desvaneceríamos en la nada de la que provenimos.
Se podría decir que nuestro actuar es a Dios lo que la luz del rayo a la fuente luminosa.
De por sí, el haz no es nada.
También así es con nosotros.
5- De este modo Dios es siempre el Señor absoluto que no se autolimita concediendo a otros la libertad. Es más, en relación al hecho de que somos sus criaturas, expresa aún mejor su soberana omnipotencia.
6- Me preguntas en fin si es posible atribuir al mal del hombre algunas enfermedades naturales que parecen no estar relacionadas con las acciones que éste cumple.
De forma directa, no.
De manera indirecta, es decir, que con el pecado original el hombre se ha privado de ciertas defensas, sí. Las defensas que el hombre tenía antes del pecado original estaban constituidas por algunos dones preternaturales que lo preservaban de la muerte y el dolor.
7- He dejado de lado una parte de tu mail, porque tal vez nos llevaría demasiado lejos respecto a la primera pregunta.
Te deseo todo bien, te recuerdo al Señor y te bendigo.
Padre Angelo